Este Blog pretende ser un instrumento al servicio de la Parroquia, para información y formación de los visitantes

sábado, 25 de abril de 2009

DOMINGO 3º DE PASCUA



QUE ARDA NUESTRO CORAZÓN


En el versículo evangélico del Aleluya hemos dicho: “Señor Jesús, explícanos las Escrituras; haz que arda nuestro corazón mientras nos hablas”. Es decirle al Señor que nos ocurra lo mismo que a los discípulos de Emaús, que pasaron de la frialdad y el desánimo de la retirada a su pueblo, al ardor y el entusiasmo cuando se van corriendo a comunicar a los demás discípulos que han visto al Señor Resucitado, que les ha hablado por el camino, y que les ha repartido el pan.

Nos puede ocurrir a nosotros que, debido a que no siempre vemos resultados positivos en nuestros proyectos y deseos, nos entre el frío de la desilusión, de la rabia, de la impotencia. Y cuando esto ocurre damos media vuelta y desertamos de nuestros deberes, o hacemos las cosas por pura obligación, pero sin alegría, sin fe, sin entusiasmo.

Viene bien pensar en esta posibilidad real, en estos momentos en que la sociedad está tan fría, el mundo político tan mal orientado, los nervios tan tensos, la actitud tan pasota o abiertamente en contra de Dios y de la Iglesia. Y a veces pensamos que no hay nada que hacer, que cada uno va a lo suyo, que para qué esforzarse si los demás no te hacen caso. Y es fácil arrinconarse en nuestra vida personal, meternos en el agujero del desaliento y conformarnos con lamentarnos y criticar.

Pero esa no es la actitud de un cristiano serio. La Iglesia está en nuestras manos. El bien del mundo, y de cada persona, depende en gran medida de nosotros, ayudados por la Gracia de Dios. Y si la situación está difícil, y el viento viene en contra, hay que luchar en todos los terrenos. Los cristianos deben asumir su responsabilidad social, política, familiar, económica. Jamás la Iglesia se ha rendido ante el enemigo, aunque le haya costado el sufrimiento, y hasta el martirio. Pero para eso hace falta mucha fe, mucho amor de Dios y mucho amor al mundo.

Nuestro corazón debe arder con la Palabra de Dios, y prender fuego a este mundo convertido en témpano de hielo, insensible ante el mal y el sufrimiento, descaradamente en contra de Dios y de su criatura preferida, el hombre. Decía hace unos días en la prensa la conversa Alexandra Romana, de familia noble de Italia, que “Nuestra religión no es una filosofía, no es una ideología. Es un encuentro de amor… Yo uso mi persona, mi nombre, mi talento para escribir y mi personalidad para hablar de alguien más importante que yo, Jesús… Para seguir este camino, para estar cerca de la religión, rezo. Con la oración se puede cambiar el mundo…La gran dificultad es comprender que sin Dios no podemos hacer nada”.

Hoy el mundo necesita testigos valientes que hablen con su vida, con su ejemplo, con su entrega, y con su palabra. No busquemos excusas diciendo que la gente no quiere saber nada. Todos necesitan a Dios, pero no lo saben, o no lo encuentran. Hay que darlo a conocer, hay que ofrecerlo. Y cuando Dios esté más presente entre nosotros la sociedad necesariamente tiene que cambiar. El Señor Nos dice: “¿Por qué os alarmáis, por qué surgen dudas en vuestro interior…Daos cuenta que soy Yo”.

Pienso que estamos en tiempo apasionantes, porque nos están haciendo despertar, y estamos tomando conciencia de que Cristo está vivo, y que al mundo no lo podemos dejar morir. La familia nos necesita, los jóvenes nos necesitan, los niños nos necesitan, y el mundo de la cultura, y de la economía, y de la política. La Iglesia nos necesita, España nos necesita, y no podemos quedarnos con los brazos cruzados, y con las manos en los bolsillos guardando bien nuestro bienestar y nuestro dinero, mientras el peso del esfuerzo está cayendo en unos pocos. Nuestra fe necesita tiempo y dinero para convertirse en obras. Si no es así es una fe muerta. Hay medios materiales para todo, pero a la Iglesia, y a las obras sociales que emprende y dirige, se le escatima todo. No se puede pedir dinero para la Iglesia, porque no te dan. Hay que pedir para ocio, ecologismo y algunas obras culturales. Como si la Iglesia no estuviese involucrada en todo todas esas actividades. ¿Habrá que crear en cada parroquia un equipo de fútbol, o un club ciclista para que te den una ayuda? Parece que lo espiritual no es rentable. Nos falta ardor en el corazón para compartir lo que tenemos, y hacer el bien entre todos.



Juan García Inza

sábado, 18 de abril de 2009

FIESTA DE LA DIVINA MISERICORDIA


Segundo Domingo de Pascu

"La humanidad no conseguirá la paz hasta que no se dirija con confianza a Mi misericordia" (Diario, 300)
La Fiesta de la Divina Misericordia tiene como fin principal hacer llegar a los corazones de cada persona el siguiente mensaje: Dios es Misericordioso y nos ama a todos ... "y cuanto más grande es el pecador, tanto más grande es el derecho que tiene a Mi misericordia" (Diario, 723). En este mensaje, que Nuestro Señor nos ha hecho llegar por medio de Santa Faustina, se nos pide que tengamos plena confianza en la Misericordia de Dios, y que seamos siempre misericordiosos con el prójimo a través de nuestras palabras, acciones y oraciones... "porque la fe sin obras, por fuerte que sea, es inútil" (Diario, 742).
Con el fin de celebrar apropiadamente esta festividad, se recomienda rezar la Coronilla y la Novena a la Divina Misericordia; confesarse -para la cual es indispensable realizar primero un buen examen de conciencia-, y recibir la Santa Comunión el día de la Fiesta de la Divina Misericordia.
La escencia de la devoción
La esencia de la devoción se sintetiza en cinco puntos fundamentales:
1. Debemos confiar en la Misericordia del Señor.
Jesús, por medio de Sor Faustina nos dice: "Deseo conceder gracias inimaginables a las almas que confían en mi misericordia. Que se acerquen a ese mar de misericordia con gran confianza. Los pecadores obtendrán la justificación y los justos serán fortalecidos en el bien. Al que haya depositado su confianza en mi misericordia, en la hora de la muerte le colmaré el alma con mi paz divina".
2. La confianza es la esencia, el alma de esta devoción y a la vez la condición para recibir gracias.
"Las gracias de mi misericordia se toman con un solo recipiente y este es la confianza. Cuanto más confíe un alma, tanto más recibirá. Las almas que confían sin límites son mi gran consuelo y sobre ellas derramo todos los tesoros de mis gracias. Me alegro de que pidan mucho porque mi deseo es dar mucho, muchísimo. El alma que confía en mi misericordia es la más feliz, porque yo mismo tengo cuidado de ella. Ningún alma que ha invocado mi misericordia ha quedado decepcionada ni ha sentido confusión. Me complazco particularmente en el alma que confía en mi bondad".
3. La misericordia define nuestra actitud ante cada persona.
"Exijo de ti obras de misericordia que deben surgir del amor hacia mí. Debes mostrar misericordia siempre y en todas partes. No puedes dejar de hacerlo ni excusarte ni justificarte. Te doy tres formar de ejercer misericordia: la primera es la acción; la segunda, la palabra; y la tercera, la oración. En estas tres formas se encierra la plenitud de la misericordia y es un testimonio indefectible del amor hacia mí. De este modo el alma alaba y adora mi misericordia".
4. La actitud del amor activo hacia el prójimo es otra condición para recibir gracias.
"Si el alma no practica la misericordia de alguna manera no conseguirá mi misericordia en el día del juicio. Oh, si las almas supieran acumular los tesoros eternos, no serían juzgadas, porque la misericordia anticiparía mi juicio".
5. El Señor Jesús desea que sus devotos hagan por lo menos una obra de misericordia al día.
"Debes saber, hija mía que mi Corazón es la misericordia misma. De este mar de misericordia las gracias se derraman sobre todo el mundo. Deseo que tu corazón sea la sede de mi misericordia. Deseo que esta misericordia se derrame sobre todo el mundo a través de tu corazón. Cualquiera que se acerque a ti, no puede marcharse sin confiar en esta misericordia mía que tanto deseo para las almas".
La Santa Sede decreta día de la Divina Misericordia
Una propuesta de Santa Faustina Kowalska
La Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos publicó el 23 de mayo del 2000 un decreto en el que se establece, por indicación de Juan Pablo II, la fiesta de la Divina Misericordia, que tendrá lugar el segundo domingo de Pascua. La denominación oficial de este día litúrgico será «segundo domingo de Pascua o de la Divina Misericordia».
Ya el Papa lo había anunciado durante la canonización de Sor Faustina Kowalska, el 30 de abril: «En todo el mundo, el segundo domingo de Pascua recibirá el nombre de domingo de la Divina Misericordia. Una invitación perenne para el mundo cristiano a afrontar, con confianza en la benevolencia divina, las dificultades y las pruebas que esperan al genero humano en los años venideros».
Sin embargo, el Papa no había escrito estas palabras, de modo que no aparecieron en la transcripción oficial de sus discursos de esa canonización.
Santa Faustina, que es conocida como la mensajera de la Divina Misericordia, recibió revelaciones místicas en las que Jesús le mostró su corazón, fuente de misericordia y le expresó su deseo de que se estableciera esta fiesta. El Papa le dedicó una de sus encíclicas a la Divina Misericordia («Dives in misericordia»).
Los apóstoles de la Divina Misericordia están integrados por sacerdotes, religiosos y laicos, unidos por el compromiso de vivir la misericordia en la relación con los hermanos, hacer conocer el misterio de la divina misericordia, e invocar la misericordia de Dios hacia los pecadores. Esta familia espiritual, aprobada en 1996, por la archidiócesis de Cracovia, está presente hoy en 29 países del mundo.
El decreto vaticano aclara que la liturgia del segundo domingo de Pascua y las lecturas del breviario seguirán siendo las que ya contemplaba el misal y el rito romano.

Enviar amigo

LETANIAS A LA DIVINA MISERICORDIA



Santa Faustina Kowalska
________________________________________
Ayúdame, oh Señor, a ser misericordioso
Ayúdame, oh Señor, a que mis ojos sean misericordiosos, para que yo jamás recele o juzgue según las apariencias, sino que busque lo bello en el alma de mi prójimo y acuda a ayudarle.
Ayúdame, oh Señor, a que mis oídos sean misericordiosos, para que tome en cuenta las necesidades de mi prójimo y no sea indiferente a sus penas y gemidos.
Ayúdame, oh Señor, a que mi lengua sea misericordiosa, para que jamás hable negativamente de mi prójimo, sino que tenga una palabra de consuelo y de perdón para todos.
Ayúdame, oh Señor, a que mis manos sean misericordiosas y llenas de buenas obras, para que sepa hacer sólo el bien a mi prójimo y cargar sobre mí las tareas más difíciles y penosas.
Ayúdame, oh Señor, a que mis pies sean misericordiosos, para que siempre me apresure a socorrer a mi prójimo, dominando mi propia fatiga y mi cansancio. Mi reposo verdadero está en el servicio a mi prójimo.
Ayúdame, oh Señor, a que mi corazón sea misericordioso, para que yo sienta todos los sufrimientos de mi prójimo. A nadie le rehusaré mi corazón. Seré sincero incluso con aquellos de los cuales sé que abusarán de mi bondad. Y yo mismo me encerraré en el Misericordioso Corazón de Jesús. Soportaré mis propios sufrimientos en silencio. Que tu misericordia, oh Señor, repose dentro de mí.
Santa Faustina Kowalska

________________________________________
V Señor, ten misericordia de nosotros
R. Señor, ten misericordia de nosotros
V. Cristo, ten misericordia de nosotros
R. Cristo, ten misericordia de nosotros
V. Señor, ten misericordia de nosotros
R. Señor, ten misericordia de nosotros
V. Cristo, óyenos
R. Cristo, óyenos
V. Cristo, escúchanos
R. Cristo, escúchanos
V. Dios, Padre celestial
R. Ten misericordia de nosotros
V. Dios Hijo Redentor del mundo
R. Ten misericordia de nosotros
V. Dios Espíritu Santo
R. Ten misericordia de nosotros
V. Trinidad Santa, un solo Dios
R. Ten misericordia de nosotros
________________________________________
Después de cada invocación se dice: "En ti confío"
1. Misericordia Divina, que brota del seno del Padre.
2. Misericordia Divina, supremo atributo de Dios.
3. Misericordia Divina, misterio incomprensible.
4. Misericordia Divina, fuente que brota del misterio de la Santísima Trinidad.
5. Misericordia Divina, insondable para todo entendimiento humano o angélico.
6. Misericordia Divina, de donde brotan toda vida y felicidad.
7. Misericordia Divina, más sublime que los cielos.
8. Misericordia Divina, fuente de milagros y maravillas.
9. Misericordia Divina, que abarca todo el universo.
10. Misericordia Divina, que baja al mundo en la Persona del Verbo Encarnado.
11. Misericordia Divina, que manó de la herida abierta del Corazón de Jesús.
12. Misericordia Divina, encerrada en el Corazón de Jesús para los pecadores.
13. Misericordia Divina, impenetrable en la institución de la Sagrada Hostia.
14. Misericordia Divina, en la institución de la Santa Iglesia.
15. Misericordia Divina, en el sacramento del Santo Bautismo.
16. Misericordia Divina, en nuestra justificación por Jesucristo.
17. Misericordia Divina, que nos acompaña durante toda la vida.
18. Misericordia Divina, que nos abraza especialmente a la hora de la muerte.
19. Misericordia Divina, que nos otorga la vida inmortal.
20. Misericordia Divina, que nos acompaña en cada momento de nuestra vida.
21. Misericordia Divina, que nos protege del fuego infernal.
22. Misericordia Divina, en la conversión de los pecadores empedernidos.
23. Misericordia Divina, asombro para los ángeles, incomprensible para los Santos.
24. Misericordia Divina, insondable en todos los misterios de Dios.
25. Misericordia Divina, que nos rescata de toda miseria.
26. Misericordia Divina, fuente de nuestra felicidad y deleite.
27. Misericordia Divina, que de la nada nos llamó a la existencia.
28. Misericordia Divina, que abarca todas las obras de sus manos.
29. Misericordia Divina, corona de todas las obras de Dios.
30. Misericordia Divina, en la que estamos todos sumergidos.
31. Misericordia Divina, dulce consuelo para los corazones angustiados.
32. Misericordia Divina, única esperanza de las almas desesperadas.
33. Misericordia Divina, remanso de corazones, paz ante el temor.
34. Misericordia Divina, gozo y éxtasis de las almas santas.
35. Misericordia Divina, que infunde esperanza, perdida ya toda esperanza".
________________________________________
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo.
Perdónanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo.
Escúchanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo.
Ten misericordia nosotros.
________________________________________
V. Las Misericordias de Dios son más grandes que todas sus obras.
R. Por eso cantaré las Misericordias de Dios para siempre.
________________________________________
ORACIÓN
"Oh Dios Eterno, en quien la misericordia es infinita y el tesoro de compasión inagotable, vuelve a nosotros Tu mirada bondadosa y aumenta Tu misericordia en nosotros, para que en momentos difíciles no nos desesperemos ni nos desalentemos, sino que, con gran confianza, nos sometamos a Tu santa voluntad, que es el Amor y la Misericordia Mismos. Amén"
________________________________________

jueves, 16 de abril de 2009

HISTORIS DE UNA DEVOCIÓN QUERIDA POR DIOS


FAUSTINA KOWALSKA (25/08/1905 - 05/10/1938).
________________________________________
"La humanidad no encontrará la paz hasta que no vuelva con confianza a mi Misericordia".
"Di a la humanidad doliente que se refugie en mi Corazón Misericordioso y Yo la colmaré de paz..."


Jesús, en Tí confío
En la tarde del 22 de febrero de 1931, se le apareció Jesucristo en su celda en Plock, Polonia y le dijo: " Pinta una imagen mía según la Visión que ves con la inscripción :Jesús, yo confío en Tí " .
Faustina Kowalska nace en Glogowice, cerca de Lodz (Polonia). Fué educada cristianamente por sus padres Estanislao y Mariana. A los veinte años ingresa como religiosa en la Congregación de las Hermanas de la Caridad de la Madre de Dios, llamadas tambien Magdalenas, dedicadas a formar a muchachas moral y materialmente necesitadas. Fué religiosa propagadora de la devoción a la Divina Misericordia y cuya causa de beatificación se encuentra introducida en Roma por el propio Juan Pablo II . No le fue extraño el don de profecía que le permitía ver con claridad el futuro de las almas y de los acontecimientos. Anunció ocho años antes la última guerra mundial y que Varsovia sería bombardeada, así como el año y día de su muerte.
El 15 de abril de 1978 la Santa Sede, permitió la práctica a ésta devoción, despues de prohibirla durante 19 años. El artífice de ésto fué el cardenal Vojtila, arzobispo de la diócesis de sor Faustina, en Cracovia. El 16 de octubre de 1978 éste cardenal fué elevado al Sumo Pontificado con el nombre de Juan Pablo II.
Murió de tuberculosis en la Casa Madre de Lagiewniki, cerca de Cracovia. Fué beatificada por el Papa el 18 de abril de 1993.
Entre las revelaciones que tuvo sor Faustina se encuentra la siguiente:
"Antes de venir como juez, vendré primero como Rey de Misericordia. Precediendo el día de la justicia, HARÁ UNA SEÑAL EN EL CIELO dada a los hombres. Toda luz será apagada en el firmamento y en la Tierra. Entonces aparecerá venida del Cielo la señal de la Cruz, de cada una de mis llagas de las manos y de los pies saldrán luces que iluminarán la Tierra por un momento".
"Quiero a Polonia de una manera especial. Si es fiel y dócil a mi voluntad, la elevaré en poder y santidad, y DE ELLA SALTARÁ LA CHISPA QUE PREPARARÁ AL MUNDO A MI ÚLTIMA VENIDA".
Parece que se refiere AL PAPA JUAN PABLO II, lo que coincidiría con las profecías de la Virgen en las apariciones de Umbe y Garabandal cuando decía que Juan Pablo II era el último Papa previo al fin de los tiempos.
________________________________________

Historia del mensaje y de la devoción
La historia del origen y de la difusión del mensaje de la Divina Misericordia y de su devoción por todo el mundo, resulta una interesante lectura. Comprende apariciones y revelaciones extraordinarias, respuestas milagrosas a oraciones, un escape dramático de una Polonia devastada por la guerra, una prohibición temporal del culto por la Iglesia y el fuerte apoyo del Papa Juan Pablo II, que muy probablemente será llamado por los historiadores "el Papa de la Misericordia".

Los escritos de la beata Sor Faustina Kowalska, una monja polaca sin instrucción, perteneciente a la Congregación de las Hermanas de la Madre de Dios de la Misericordia, en Polonia, constituyen la fuente del mensaje y de la devoción presentados en este librito.
Alrededor de 1930, al obedecer a su director espiritual, el Padre Miguel Sopocko, Sor Faustina escribió un Diario de unas 600 páginas y así documentó las revelaciones que ella recibía sobre la misericordia de Dios.
Aún antes de su muerte en el año 1938, la devoción a la Divina Misericordia, según está revelada en este Diario, se había comenzado a difundir. Durante los trágicos años de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), la práctica de esta devoción aumentó en fuerza debido a que la gente por toda Polonia y Lituania se dirigió al Salvador misericordioso para recibir consolación y esperanza.
La Congregación de los Marianos
En 1941, el Padre José Jarzebowski, miembro de la Congregación de los Marianos de la Inmaculada Concepción, llevó la devoción a los Estados Unidos desde Polonia. Al principio, el mismo Padre Jarzebowski estaba escéptico acerca de las gracias maravillosas supuestamente recibidas por los que se entregaban a la Divina Misericordia. Pero, en la primavera de 1940, el Padre prometió que si llegaba sano y salvo a casa de los Marianos en los Estados Unidos, pasaría el resto de su vida difundiendo la devoción y el mensaje de la Divina Misericordia.
Un año más tarde, tras un viaje increíble de Polonia a Lituania, y después, a través de Rusia y Siberia a Vladivostok y de ahí al Japón, el Padre llegó al suelo norteamericano. Fiel a su promesa, enseguida empezó a distribuir información sobre el mensaje y la devoción con la ayuda de las Hermanas Felicianas en los Estados de Michigan y Connecticut. Poco después, también sus Hermanos se involucraron intensamente en esta promoción. Tras varios años de actividad desde Washington, D.C., en 1944 establecieron el "Apostolado de la Misericordia de Dios" en Eden Hill ("la Colina del Edén") en Stockbridge, Massachusetts. Actualmente, este sitio es la sede del Santuario Nacional de la Divina Misericordia y la Asociación de Auxiliares Marianos, que es una moderna casa editorial de literatura religiosa y centro internacional de la devoción a la Divina Misericordia. Ya en el año 1953, unos 25 millones de ejemplares de literatura sobre la Divina Misericordia habían sido distribuidos por todo el mundo.

Prohibido por la Iglesia
Durante los años 1958 y 1959, la profecía de Sor Faustina sobre la aparente destrucción del trabajo de divulgación de la Divina Misericordia (Diario, 378) empezó a cumplirse. La Santa Sede que había recibido traducciones erróneas y confusas de selecciones del Diario, que no se podían verificar debido a las condiciones políticas existentes, prohibió la difusión de la devoción a la Divina Misericordia en las formas presentadas en los escritos de Sor Faustina.
Durante el tiempo de la prohibición, los Marianos siguieron difundiendo la devoción a la misericordia de Dios, pero en obediencia a Roma, basaron el mensaje y la devoción de la Divina Misericordia en las Sagradas Escrituras, la Liturgia, las enseñanzas de la Iglesia y las revelaciones de nuestra Señora en Fátima.
La revocación de la prohibición
Veinte años más tarde, en 1978, se revocó por completo la prohibición, gracias a la intervención del entonces Arzobispo de Cracovia, el Cardenal Carol Wojtyla (el actual Papa Juan Pablo II).
Gracias a sus esfuerzos, en 1965 se comenzó un proceso informativo sobre la vida y las virtudes de Sor Faustina. El resultado exitoso de este proceso impulsó la apertura de la Causa de Beatificación de Sor Faustina en el año 1968.
En una nueva "Notificación" del 15 de abril de 1978, la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe cambió su decisión original, revocándola. Después de revisar muchos documentos originales que no estaban disponibles en 1959, esta Congregación declaró que la prohibición del año 1959 ya no era válida.
Seis meses después, el Cardenal Wojtyla fue elegido Papa Juan Pablo Il.
Animada por la preocupación de carácter pastoral de Su Excelencia José E Maguire, Obispo de Springfield, Massachusetts, la Congregación de los Marianos pidió una explicación oficial de la "Notificación" del año 1978. Al obispo le interesaban los esfuerzos renovados para difundir el Mensaje y la Devoción a la Divina Misericordia. El 12 de julio de 1979, recibieron una respuesta del Prefecto de la Sagrada Congregación, que afirmó que "...ya no existe, de parte de la Sagrada Congregación, ningún impedimento a la difusión de la devoción a la Divina Misericordia en las formas auténticas propuestas por la Hermana Religiosa mencionada arriba (Sor Faustina Kowalska)".
Por eso, en 1979, con el permiso del obispo local, los Marianos reanudaron su trabajo de difundir la devoción a la Divina Misericordia en las formas propuestas por Sor Faustina. La respuesta de parte de sacerdotes, obispos y laicos de todo el mundo ha sido abrumadora y la devoción ha crecido más rápidamente de lo que nadie esperaba.
El Papa Juan Pablo II
Una de las razones que explica este éxito es, sin duda, el apoyo constante del Santo Padre. En 1981, él publicó la encíclica Dives in misericordia (Rico en misericordia), en que habla de Cristo como la "encarnación de la Misericordia... la Fuente Inagotable de Misericordia. Llama la atención que "el programa mesiánico de Cristo, el programa de la misericordia" debe convertirse en "el programa de su pueblo, el programa de la Iglesia" .
A lo largo de toda la encíclica, el Santo Padre subraya que la Iglesia, especialmente en nuestros tiempos modernos, tiene "el derecho y el deber" de profesar y proclamar la misericordia de Dios", de "introducirla y encarnarla" en las vidas de todos y de "invocar la misericordia de Dios", implorándola para el mundo entero (vea Rico en misericordia, 12-15).
Un año después de publicar Rico en misericordia, el Papa visitó el Santuario del Amor Misericordioso en Collevalenza, Italia, durante su primer peregrinaje fuera de Roma después del atentado contra su vida. Allí el Papa reafirmó la importancia del mensaje de la misericordia y explicó que, desde el principio de su ministerio en Roma, ha considerado este mensaje como su "tarea especial" que le fue asignada por Dios "ante la situación actual del hombre, de la Iglesia y del mundo".
En su audiencia general del 10 de abril de 1991 el Santo Padre habló de Sor Faustina mostrando el gran respeto que le tiene. Además la relacionó con su encíclica y enfatizó el papel de ella en llevarle al mundo el mensaje de la misericordia. "Las palabras de la encíclica sobre la Divina Misericordia Rico en misericordia están particularmente cerca de nosotros. Ellas recuerdan la figura de la Sierva de Dios, Sor Faustina Kowalska. Esta sencilla mujer religiosa acercó a Polonia y al mundo entero el mensaje Pascual del Cristo misericordioso".
La beatificación
El 7 de marzo de 1992, ante la presencia del Santo Padre, la Congregación de la Causa de los Santos promulgó el Decreto de Virtudes Heroicas, por medio del cual la Iglesia reconoce que Sor Faustina practicó todas las virtudes cristianas de manera heroica. A consecuencia de ésto recibió el título de "Venerable" Sierva de Dios y se abrió el camino para verificar el milagro atribuido por su intercesión.
Durante ese mismo año, la curación de Maureen Digan junto al sepulcro de Sor Faustina fue reconocida como milagrosa por tres grupos distintos nombrados por la Sagrada Congregación: primero, un grupo de médicos, después uno de teólogos y finalmente uno de cardenales y obispos.
El 21 de diciembre de 1992, el Santo Padre publicó la aceptación del milagro por la Iglesia, la cual afirmó que dicho milagro había sido conseguido por la intercesión de Sor Faustina. Además, el Papa anunció que la beatificación solemne de esta monja polaca tendría lugar en Roma, el 18 de abril de 1993, el segundo domingo de Pascua (día que nuestro Señor le había revelado a Sor Faustina como la "Fiesta de la Misericordia").


APÓSTOL DE LA MISERICORDIA
La beata Sor Faustina nació el 25 de agosto de 1905 en la aldea de Glogowiec, al oeste de la ciudad de Lódz, Polonia. Siendo la tercera de diez hijos, Faustina recibió el nombre de "Helena". Poco antes de cumplir los veinte años, ingresó en la Congregación de las Hermanas de la Madre de Dios de la Misericordia cuyas integrantes se dedican a educar y a cuidar a mujeres jóvenes con problemas.
Al año siguiente, Sor Faustina tomó el hábito religioso y recibió el nombre de "Sor María Faustina", al cual agregó "del Santísimo Sacramento" como era permitido por la costumbre de su Congregación.
En los años 30, el Señor le transmitió a Sor Faustina un mensaje de misericordia y le dijo que lo difundiera por todo el mundo. La invitó a convertirse en apóstol y la secretaria de la misericordia de Dios, un modelo de cómo ser misericordioso con los demás y un instrumento para enfatizar de nuevo el plan de misericordia que Dios tiene para el mundo.
No fue una perspectiva fácil. Su vida entera, a imitación de la de Cristo, iba a ser un sacrificio, una vida vivida para los demás. A petición de nuestro Señor, Sor Faustina ofreció sus sufrimientos en unión con el Señor como propiciación de los pecados de los demás. En su vida cotidiana, Sor Faustina se convertiría en agente de misericordia, llevando paz y alegría al prójimo. Y al escribir sobre la misericordia de Dios debía animar a otras personas a confiar en
El y así preparar al mundo para Su regreso.
A pesar de estar convencida de su propia indignidad y atemorizada por la idea de escribir, Sor Faustina comenzó a llevar un Diario en el año 1934, en obediencia al deseo expreso de su director espiritual y después de nuestro Señor Mismo. Durante cuatro años documentó revelaciones divinas y experiencias místicas, junto con sus pensamientos más profundos, sus conclusiones y sus oraciones. El resultado es un libro de unas 600 páginas impresas que, en lenguaje sencillo, repite y aclara la historia del Evangelio, del amor de Dios para Su pueblo, enfatizando sobre todo la necesidad de confiar en Su acción amorosa en todos los aspectos de nuestras vidas.
Además, el Diario revela un ejemplo extraordinario de cómo responder a la misericordia de Dios y cómo manifestarla a los demás.
La vida espiritual de la beata Sor Faustina se basó en la humildad profunda, la pureza de intención y la obediencia amorosa a la voluntad de Dios, a imitación de las virtudes de la Santa Virgen María.
Su devoción especial a María Inmaculada y a los sacramentos de la Eucaristía y la Reconciliación le dio la fortaleza para soportar todos los sufrimientos como una ofrenda a Dios en nombre de la Iglesia y de aquellos que tienen necesidades especiales, particularmente los grandes pecadores y los agonizantes.
Escribió y sufrió en secreto. Solamente su director espiritual y algunas de sus superiores estaban conscientes de que algo especial pasaba en su vida. Después de su fallecimiento por tuberculosis, en el año 1938, hasta sus compañeras más cercanas se quedaron asombradas al descubrir las profundas experiencias místicas y los grandes sufrimientos que le habían sido dados a esta hermana, que siempre había sido tan alegre y humilde. Había acogido profundamente en su corazón, el mandato del evangelio de «Ser misericordiosos como su Padre es misericordioso» (Lucas 6, 36). Así mismo, había acogido la orden de su confesor de que debería portarse de tal manera que todos los que trataran con ella al marcharse se fueran muy felices.
El mensaje de la misericordia recibido por Sor Faustina actualmente se difunde por todo el mundo; ella ha sido reconocida por la Iglesia como "Beata" su Diario, la Divina Misericordia en mi Alma, se ha convertido en el manual de devoción a la Divina Misericordia. Ella no se habría sorprendido, ya que nuestro Señor le había dicho que el mensaje de la misericordia de Dios se difundiría por medio de sus escritos para el gran beneficio de las almas.
En un comentario profético, Sor Faustina declaró:
Siento muy bien que mi misión no terminará con mi muerte, sino que empezará. Oh almas que dudan, les descorreré las cortinas del cielo para convencerlas de la bondad de Dios (Diario, 281).
PREPARÁNDONOS
PARA LA SEGUNDA VENIDA
________________________________________
Nuestro Señor muy claramente explica a la beata Sor Faustina cómo es urgente esta necesidad de proclamar Su mensaje de misericordia, porque el mundo lo necesita como un preparativo para Su regreso:
Habla al mando de Mi misericordia... Es una señal de los últimos tiempos(Los "últimos tiempos" comenzaron con el descenso del Espíritu Santo y el nacimiento de la Iglesia.), después de ella vendrá el día de la justicia (Diario, 848).
Prepararás al mundo para Mi última venida (Diario, 429). Habla a las almas de esta gran misericordia Mía, porque está cercano el día terrible, el día de Mi justicia (Diario, 965).
Repetidas veces el Señor le dice a la beata Sor Faustina que El está ofreciendo a los pecadores "la última tabla" o esperanza "de salvación". Jesús quiere que regresemos a El; pero tenemos que responder ahora, mientras sea aún la hora de la misericordia.
Antes del día de la justicia envío el día de la misericordia (Diario, 965). Estoy prolongándoles el tiempo de la misericordia, pero ay de ellos si no reconocen este tiempo de Mi visita (Diario, 965).
Todavía queda tiempo. Que recurran, pues, a la Fuente de Mi Misericordia (Diario, 965).
Quien no quiere pasar por la puerta de Mi misericordia, tiene que pasar por la puerta de Mi justicia... (Diario, 965).

Nuestra Señora también le habla a la beata Sor Faustina sobre la urgencia del mensaje de misericordia:
Tú debes hablar al mundo de Su gran misericordia y preparar al mundo para Su segunda venida. Él vendrá, no como un Salvador Misericordioso, sino como un Juez Justo. ¡Oh, qué terrible es ese día! Establecido está ya es el día de la justicia, el día de la ira divina. Los ángeles tiemblan ante ese día. Habla a las almas de esa gran misericordia, mientras sea aún el tiempo para conceder la misericordia.
(Diario, 635).
El Papa Juan Pablo II parece tener un fuerte sentido de esta urgencia. En 1981, en el Santuario del Amor Misericordioso en Collevalenza, Italia, declaró que desde el principio de su ministerio, había considerado el mensaje de la misericordia como su "tarea especial" que le fue asignada por Dios "en la situación actual del hombre, de la Iglesia y del mundo". En cuatro de sus encíclicas, habla continuamente del año 2000 como el "Nuevo Adviento" y subraya que ya estamos viviendo en un tiempo especial de preparación para la nueva venida del Señor. Insiste en que "imploremos en esta hora de la historia la misericordia de Dios en favor de la humanidad... implorémosla en esta difícil, crítica fase de la historia de la Iglesia y del mundo, mientras nos acercamos al final del segundo Milenio (Rico en misericordia, 15).
________________________________________

martes, 14 de abril de 2009

DOMINGO 2º DE PASCUA



FIESTA DE LA DIVINA MISERICORDIA

Paz a vosotros

Este domingo es la fiesta de la PAZ, la fiesta de la Divina Misericordia. Es para todos nosotros el gran motivo para estar alegres. El Señor es bueno, el Señor es misericordioso, el Señor perdona. Es verdad que somos pecadores, que hay mucho mal en el mundo, que somos bastante infieles a Dios y a los demás, pero esta realidad no es motivo para entristecernos. El Señor nos sigue dando oportunidades, no ha cerrado la puerta del perdón.

Cuando se aparece el Señor a sus discípulos les dice PAZ A VOSOTROS. E inmediatamente los convierte en mensajeros de paz, dándoles el poder para ello: A QUIENES VOSOTROS PERDONEIS YO PERDONO. Debemos darle muchas gracias a Dios porque nos ha dejado la Religión del perdón y de la paz. El ha venido a buscar a los enfermos, a los que necesitan su ayuda, su gracia. Y entre ellos estamos nosotros. El que se considere bueno se margina el mismo del plan de salvación. Pero el que se considere pecador que no se desanime: lo busca el Señor para decirle “YO TAMPOCO TE CONDENO. VETE Y EN ADELANTE NO PEQUES MAS”. Jesucristo dijo de María Magdalena que se le había perdonado mucho porque amaba mucho. Y esto es lo que quiere ver el Señor en nosotros: NUESTRO AMOR SINCERO, MANIFESTADO EN EL ARREPENTIMIENTO Y EN EL DESEO DE SER MEJOR.



Encomendó Jesucristo a Santa Faustina comunicar al mundo algo que ya estaba en el Evangelio y que se había predicado muchas veces, pero que se había olvidado: QUE DIOS ES MISERICORDIOSO. Le mandó a esta santa religiosa polaca escribir en un diario todo lo que El le iba revelando. Y en ese voluminoso libro se repite una y mil veces que Dios es todo Amor. Que de su costado herido salió el agua de la regeneración bautismal y la sangre de su sacrificio por todo el mundo. Nos pide el Señor que hagamos actos de arrepentimiento y acudamos al Sacramento de la Penitencia. Los sacerdotes tenemos dos grandes misiones: CELEBRAR LA EUCARISTIA Y PERDONAR PECADOS. Hay que darle gracias a Dios por el don del sacerdocio. Y saber apreciar y utilizar el ministerio del sacerdote para nuestro bien. COMO EL PADRE ME HA ENVIADO ASÍ OS ENVIO YO. ¿A qué nos envía? A reconciliar a la humanidad con Dios y consigo misma.



El Papa Juan Pablo II hizo suyo el deseo del Señor y propagó por el mundo la devoción a la Misericordia Divina. El fue quien estableció que este domingo se dedicara a celebrar el amor misericordioso de Dios. Y el moriría, precisamente, cuando ya se estaba celebrando en todo el mundo, hace dos años, la Fiesta de la Divina Misericordia en la víspera del segundo domingo de Pascua. Sus últimas palabras fueron: JESUS, EN TI CONFIO.



No es esta una fiesta más, es la gran fiesta de Dios y del Cielo. Dice el Señor que hay mas alegría en el cielo por un pecador que se arrepiente que por noventa y nueve justos que no lo necesitan. Cada vez que pedimos perdón y recibimos la absolución, hay fiesta en el cielo.

Leí hace poco una historia verdadera que cuenta que estaba una madre, en un día ya próximo a la Navidad, preparando el árbol y el Nacimiento mientras su esposo y su hijo de cinco años se habían acercado a la ciudad a comprar adornos y figuritas de belén. Cuando se sienta a descansar escucha en la televisión la llamada angustiosa de una madre que pedía urgentemente un corazón para su hijo que se moría. Ella también se sintió conmovida ante la solicitud insistente de la madre, y decía: -¡quien tuviera un corazón para darle vida a su hijo…! De pronto suena el teléfono. Un hermano suyo le dice que se prepare que hay que salir urgentemente para la ciudad. Ella se temió lo peor. Y resultó que el esposo y el hijo habían sufrido un grave accidente. Ella se moría de dolor. Cuando llegó al hospital pregunto al medico: -Doctor, ¿cómo está mi hijo?- El Doctor le dice: -Su marido está vivo, pero a su pequeño lo han traído muerto. – Ella se derrumbó. Pero estando postrada en un sillón, sacó fuerzas de la flaqueza y le dijo al Doctor: -¿Y el corazón de mi hijo, como está?- ¿Por qué lo pregunta?- dijo el médico. Ella contestó: -Pero, ¿vale para otro? – El médico le contesta: -¿Cómo piensa usted en esto si está muerta de dolor? – Ella contestó con energía: -Quiero que lo lleven inmediatamente a tal hospital en donde un niño lo necesita para no morir. Es el mejor regalo de Navidad que le puedo hacer, ya que no se lo haré a mi hijo. – Llevaron urgentemente el corazón, y gracias al trasplante ese día no murieron dos niños. Esto es misericordia. Exactamente lo que Dios Padre hizo con nosotros: Nos trasplantó el corazón de su Hijo, el Corazón de Jesús. Y por eso le podemos decir con toda paz: JESUS, CONFIO EN TI.



Juan García Inza

sábado, 11 de abril de 2009

LA SONRISA DE LA PASCUA



Ya estamos en Pascua, la etapa litúrgica que nos invita a la alegría auténtica, la que nace de dentro. Todo empezó, como comenta Benedicto XVI, en el Monte Moria, cuando Abrahán iba a sacrificar a su hijo por mandato de Dios. El joven Isaac preguntaba: - Padre, ¿Dónde está la víctima.- Y el Padre siempre respondía: -Hijo mío, Dios proveerá. – Cuando llegaron a la cima del monte, y el padre se disponía a cumplir la Voluntad de Dios, vio un cordero entre las zarzas, y oyó una voz que decía: - Abrahán, no hagas daño a tu hijo, ya veo que eres obediente, sacrifica al cordero.- Allí estaba la víctima preparada por Dios. – Isaac cambió su semblante angustiado por una sonrisa. Precisamente el nombre de Isaac lleva en sí la raíz “reír”.
Isaac tenía motivos suficientes para alegrarse. Dios es providente, y nos ofrece siempre motivos para sonreír. Quien ha visto al Cordero de Dios, el auténtico que quita los pecados del mundo, debe estar contento. Tenemos motivos suficientes para sonreír y agradecer. La Pascua, fiesta del Cordero Sagrado que nos libra de la muerte, como le ocurrió a Isaac, es la fiesta de la sonrisa. “Dios nos devuelve la risa de la alegría, que se transforma en un canto de alabanza de la creación” (Benedicto XVI).
Hay que vivir la Pascua, porque necesitamos respirar alegría. No creo que sea opinable que hoy, en esta sociedad que hemos construido entre todos, tan estrafalaria en muchos aspectos, necesitemos urgentemente respirar a fondo una bocanada de paz. Hay muchísimas cosas que nos preocupan y nos amenazan con la tristeza, y esto es grave porque daña seriamente nuestra personalidad, nuestra naturaleza, nuestro ambiente, la propia humanidad. Por eso me gusta todo lo que hable de alegría, y me gustan las personas alegres.
Recuerdo un libro de los que hace falta leer con urgencia. Se titula precisamente “La alegría”, y lo escribió la conocida y simpática periodista Paloma Gómez Borrero. En la contraportada ya leemos lo siguiente: “La alegría nunca es total porque no es un estado fijo, sino una actividad permanente. Es como el pan fresco, que no vale para el día siguiente. Y como todas las cosas de la vida, a veces sólo la reconocemos cuando no está. O sea, cuando la tristeza se instala en su lugar por más que la rechacemos, porque es parte de nuestra naturaleza”. Este libro, premio de Espiritualidad 2.000, nos habla de la alegría interior y de la exterior, de la risa como remedio infalible de la tristeza, de los porqués de una alegría, y nos va ofreciendo una serie de testimonios vivos de gente que sabe ser alegre y contagiar su buen humor.
Al hablar de la alegría interior, que es la auténtica, ya empieza con una buenísima cita de Nietzsche que dice: “Nunca creas en ninguna verdad que no lleve consigo, al menos, una alegría”. Cultivar la alegría, nos dice la autora, es una obra interior. No hay que confundir chistoso con alegre. Y es cierto. Hay personas que engañan con su apariencia. Parecen serias, adustas, con cara de solemnidad, pero las tratas un poco, y por los poros de su rostro destilan esa paz y alegría que les salen del alma. Sus ojos brillan porque son los escaparates de su corazón armonizado por la humildad.
Tenemos realmente una vocación a la felicidad. Y esa felicidad hay que ir construyéndola día a día, con la conciencia tranquila de hacer en cada momento lo que debemos, y bien hecho. No se compra la alegría, como se creen ingenuamente nuestros paisanos de la aldea global. Se pueden comprar ilusiones, carcajadas, ratos de evasión. Pero la alegría no se vende, hay que conquistarla. Es, como se ha dicho al principio, una actividad permanente.
Conocí a un joven mayor que era poeta. Pero ya empezaba a perder la vista debido a la diabetes que padecía. Comenzó rápidamente a aprender el lenguaje de los ciegos sabiendo lo que le esperaba en un futuro próximo. Siempre estaba alegre. Llegó un momento que ya no podía salir a la calle a leerles sus poesías a los amigos. Se mentalizó que su casa iba a ser su rincón para siempre. Pero no perdía la alegría. Ya leía con los dedos los voluminosos libros que le proporcionaba la ONCE. Era agradable dialogar con él, porque nunca estaba triste. Con el paso del tiempo la enfermedad le afectó a los pies, de tal manera que llegó un momento en que le era muy difícil moverse de la cama. Y el siempre estaba con la sonrisa en los labios. Llegó a perder los pies y totalmente la vista, pero nunca se quejaba. Yo pasaba ratos muy agradables con él. Era un hombre de fe, y recibía con frecuencia los Sacramentos. La hora más dura para él era cuando pasaban al medio día los chicos que venían del Instituto, porque sentía nostalgia de la calle que ya no podía pisar. Pero con toda paz ofrecía a Dios el sacrificio y pedía por toda la juventud. Ya no sé qué fue de José, que así se llamaba, porque me marché de aquel lugar y no he tenido oportunidad de conocer como acabó su historia. Pero siempre tengo presente su sonrisa, que salía del interior de un cuerpo maltrecho, pero lleno de Dios.
La generosidad es clave para mantener el alma joven, y no perder nunca la alegría de vivir. Cita Paloma Gómez Borrero en el libro que comentamos, las siguientes palabras del general MacArthur: “Serás joven tanto tiempo como permanezcas verdaderamente generoso, tanto como sientas el entusiasmo de dar a los demás tus cosas, tus pensamientos y tus palabras. Durará tu juventud tanto como dure tu gratitud al recibir y la sensación de estar debiendo siempre y deseando dar más. Permanecerás joven mientras seas receptivo de todo lo bello, lo bueno, lo grande; pudiendo disfrutar de los mensajes de la Naturaleza, del hombre y de Dios”.
Un alma joven no sabe estar triste. Y hay muchísimos jóvenes con almas limpias que pasan por la vida tratando de hacer el bien. En estos días he tenido la oportunidad de conocer y de convivir con muchos de ellos: sacerdotes recién ordenados, intelectuales, un maquinista de tren, un guardia civil de la brigada contra la droga, un militar de unidades especiales de los que han estado en Bosnia, un profesor de Universidad, estudiantes de todo tipo, trabajadores de las más diversas profesiones. Y todos con un denominador común: pasar por la vida haciendo el bien de la mano de Dios. Por eso todos ellos estaban contentos y contagiaban alegría. Esa alegría que el mundo nuestro de cada día necesita urgentemente respirar. ¿Qué te parece si nos sumamos a esa tarea tan humana y tan divina? Habría menos caras largas entre nosotros. Y, lo más importante, siempre sería Pascua, como hoy.
Juan García Inza

jueves, 9 de abril de 2009

VIERNES SANTO



Todos los Recursos La tarde del Viernes Santo presenta el drama inmenso de la muerte de Cristo en el Calvario. La cruz erguida sobre el mundo sigue en pie como signo de salvación y de esperanza.

Con la Pasión de Jesús según el Evangelio de Juan contemplamos el misterio del Crucificado, con el corazón del discípulo Amado, de la Madre, del soldado que le traspasó el costado.


San Juan, teólogo y cronista de la pasión nos lleva a contemplar el misterio de la cruz de Cristo como una solemne liturgia. Todo es digno, solemne, simbólico en su narración: cada palabra, cada gesto. La densidad de su Evangelio se hace ahora más elocuente.

Y los títulos de Jesús componen una hermosa Cristología. Jesús es Rey. Lo dice el título de la cruz, y el patíbulo es trono desde donde el reina. Es sacerdote y templo a la vez, con la túnica inconsútil que los soldados echan a suertes. Es el nuevo Adán junto a la Madre, nueva Eva, Hijo de María y Esposo de la Iglesia. Es el sediento de Dios, el ejecutor del testamento de la Escritura. El Dador del Espíritu. Es el Cordero inmaculado e inmolado al que no le rompen los huesos. Es el Exaltado en la cruz que todo lo atrae a sí, por amor, cuando los hombres vuelven hacia él la mirada.

La Madre estaba allí, junto a la Cruz. No llegó de repente al Gólgota, desde que el discípulo amado la recordó en Caná, sin haber seguido paso a paso, con su corazón de Madre el camino de Jesús. Y ahora está allí como madre y discípula que ha seguido en todo la suerte de su Hijo, signo de contradicción como El, totalmente de su parte. Pero solemne y majestuosa como una Madre, la madre de todos, la nueva Eva, la madre de los hijos dispersos que ella reúne junto a la cruz de su Hijo. Maternidad del corazón, que se ensancha con la espada de dolor que la fecunda.

La palabra de su Hijo que alarga su maternidad hasta los confines infinitos de todos los hombres. Madre de los discípulos, de los hermanos de su Hijo. La maternidad de María tiene el mismo alcance de la redención de Jesús. María contempla y vive el misterio con la majestad de una Esposa, aunque con el inmenso dolor de una Madre. Juan la glorifica con el recuerdo de esa maternidad. Ultimo testamento de Jesús. Ultima dádiva. Seguridad de una presencia materna en nuestra vida, en la de todos. Porque María es fiel a la palabra: He ahí a tu hijo.

El soldado que traspasó el costado de Cristo de la parte del corazón, no se dio cuenta que cumplía una profecía y realizaba un último, estupendo gesto litúrgico. Del corazón de Cristo brota sangre y agua. La sangre de la redención, el agua de la salvación. La sangre es signo de aquel amor más grande, la vida entregada por nosotros, el agua es signo del Espíritu, la vida misma de Jesús que ahora, como en una nueva creación derrama sobre nosotros.

LA CELEBRACIÓN

Hoy no se celebra la Eucaristía en todo el mundo. El altar luce sin mantel, sin cruz, sin velas ni adornos. Recordamos la muerte de Jesús. Los ministros se postran en el suelo ante el altar al comienzo de la ceremonia. Son la imagen de la humanidad hundida y oprimida, y al tiempo penitente que implora perdón por sus pecados.
Van vestidos de rojo, el color de los mártires: de Jesús, el primer testigo del amor del Padre y de todos aquellos que, como él, dieron y siguen dando su vida por proclamar la liberación que Dios nos ofrece.

ACCIÓN LITÚRGICA EN LA MUERTE DEL SEÑOR

1. LA ENTRADA

La impresionante celebración litúrgica del Viernes empieza con un rito de entrada diferente de otros días: los ministros entran en silencio, sin canto, vestidos de color rojo, el color de la sangre, del martirio, se postran en el suelo, mientras la comunidad se arrodilla, y después de un espacio de silencio, dice la oración del dia.

2. CELEBRACION DE LA PALABRA

Primera Lectura

Espectacular realismo en esta profecía hecha 800 años antes de Cristo, llamada por muchos el 5º Evangelio. Que nos mete en el alma sufriente de Cristo, durante toda su vida y ahora en la hora real de su muerte. Dispongámonos a vivirla con Él.

Lectura del Profeta Isaías 52, 13-53, 12

Mirad, mi siervo tendrá éxito, subirá y crecerá mucho.
Como muchos se espantaron de Él, porque desfigurado no parecía hombre, ni tenía aspecto humano; así asombrará a muchos pueblos: ante Él los reyes cerrarán la boca, al ver algo inenarrable y contemplar algo inaudito.
¿Quién creyó nuestro anuncio? ¿A quién se reveló el brazo del Señor? Creció en su presencia como un brote, como raíz en tierra árida, sin figura, sin belleza.
Lo vimos sin aspecto atrayente, despreciado y evitado por los hombres, como un hombre de dolores, acostumbrado a sufrimientos; ante el cual se ocultan los rostros, despreciado y desestimado.
Él soportó nuestros sufrimientos y aguantó nuestros dolores; nosotros lo estimamos leproso, herido de Dios y humillado, traspasado por nuestras rebeliones, triturado por nuestro crímenes. Nuestro castigo saludable vino sobre Él, sus cicatrices nos curaron. Todos errábamos como ovejas, cada uno siguiendo su camino, y el Señor cargó sobre Él todos nuestros crímenes.
Maltratado, voluntariamente se humillaba y no abría la boca, como un cordero llevado al matadero, como oveja ante el esquilador, enmudecía y no abría la boca.
Sin defensa, sin justicia, se lo llevaron.
¿Quién meditó en su destino? Lo arrancaron de la tierra de los vivos, por los pecados de mi pueblo lo hirieron.
Le dieron sepultura con los malhechores, porque murió con los malvados, aunque no había cometido crímenes, ni hubo engaño en su boca.

El Señor quiso triturarlo con el sufrimiento. Cuando entregue su vida como expiación, verá su descendencia, prolongará sus años; lo que el Señor quiere prosperará por sus manos. A causa de los trabajos de su alma, verá y se hartará, Con lo aprendido mi Siervo justificará a muchos, cargando con los crímenes de ellos.
Por eso le daré una parte entre los grandes, con los poderosos tendrá parte en los despojos, porque expuso su vida a la muerte y fue contado entre los pecadores, y Él tomó el pecado de muchos e intercedió por los pecadores.

Palabra de Dios

SALMO RESPONSORIAL

En este Salmo, recitado por Jesús en la cruz, se entrecruzan la confianza, el dolor, la soledad y la súplica: con el Varón de dolores, hagamos nuestra esta oración.

Sal 30, 2 y 6. 12-13. 15-16. 17 y 25.
Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu.

A Ti, Señor, me acojo: no quede Yo nunca defraudado; Tú que eres justo, ponme a salvo. A tus manos encomiendo mi espíritu: Tú, el Dios leal, me librarás.

Soy la burla de todos mis enemigos, la irrisión de mis vecinos, el espanto de mis conocidos: me ven por la calle y escapan de Mí. Me han olvidado como a un muerto, me han desechado como a un cacharro inútil.

Pero Yo confío en Ti, Señor, te digo: "Tú eres mi Dios". En tu mano están mis azares: líbrame de los enemigos que me persiguen.

Haz brillar tu Rostro sobre tu Siervo, sálvame por tu misericordia. Sed fuertes y valientes de corazón, los que esperáis en el Señor.

Segunda lectura

El Sacerdote es el que une a Dios con el hombre y a los hombres con Dios... Por eso Cristo es el perfecto Sacerdote: Dios y Hombre. El Único y Sumo y Eterno Sacerdote. Del cual el Sacerdocio: el Papa, los Obispos, los sacerdotes y los Diáconos, unidos a Él, son ministros, servidores, ayudantes...

Lectura de la carta a los Hebreos 4, 14-16; 5, 7-9.

Tenemos un Sumo Sacerdote que penetró los Cielos -Jesús el Hijo de Dios-. Mantengamos firmes la fe que profesamos. Pues no tenemos un Sumo Sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras flaquezas, sino probado en todo igual que nosotros, excepto en el pecado. Acerquémonos, por tanto, confiadamente al trono de gracia, al fin de alcanzar misericordia y hallar gracia para ser socorridos en el tiempo oportuno.

Pues Cristo, habiendo ofrecido en los días de su vida mortal ruego y súplicas, con poderoso clamor y lágrimas, al que podía salvarle de la muerte, fue escuchado por su actitud reverente, y aun siendo Hijo, con lo que padeció experimentó la obediencia; y llegado a la perfección se convirtió en causa de salvación eterna para todos los que le obedecen.

Palabra de Dios

Versículo antes del Evangelio (Flp 2, 8-9)

Cristo, por nosotros, se sometió incluso a la muerte, y una muerte de cruz. Por eso Dios lo levantó sobre todo, y le concedió el "Nombre-sobre-todo-nombre".

Como siempre, la celebración de la Palabra, después de la homilía, se concluye con una ORACIÓN UNIVERSAL, que hoy tiene más sentido que nunca: precisamente porque contemplamos a Cristo entregado en la Cruz como Redentor de la humanidad, pedimos a Dios la salvación de todos, los creyentes y los no creyentes.

3. ADORACIÓN DE LA CRUZ

Después de las palabras pasamos a una acción simbólica muy expresiva y propia de este dia: la veneración de la Santa Cruz es presentada solemnemente la Cruz a la comunidad, cantando tres veces la aclamación:

Mirad el árbol de la Cruz, donde estuvo clavada la salvación del mundo. VENID AADORARLO", y todos nos arrodillamos unos momentos cada vez; y entonces vamos, en procesión, a venerar la Cruz personalmente, con una genuflexión (o inclinación profunda) y un beso (o tocándola con la mano y santiguándonos); mientras cantamos las alabanzas a ese Cristo de la Cruz:
"Pueblo mío, ¿qué te he hecho...?" "Oh Cruz fiel, árbol único en nobleza..." "Victoria, tú reinarás..."

4. LA COMUNIÓN

Desde 1955, cuando lo decidió Pío Xll en la reforma que hizo de la Semana Santa, no sólo el sacerdote -como hasta entonces - sino también los fieles pueden comulgar con el Cuerpo de Cristo.

Aunque hoy no hay propiamente Eucaristía, pero comulgando del Pan consagrado en la celebración de ayer, Jueves Santo, expresamos nuestra participación en la muerte salvadora de Cristo, recibiendo su "Cuerpo entregado por nosotros".

Rece el Vía Crucis

BENEDICTO XVI NOS HABLA DE LA SEMANA SANTA


"El sacrificio libre de Cristo nos obtiene la salvación del pecado y de la muerte"
Benedicto XVI invitó este miércoles a los 40.000 fieles congregados en la Plaza de San Pedro para la Audiencia General, a "entrar en los misterios" del Triduo Santo: "que la gracia divina pueda abrir nuestros corazones a la comprensión del don inestimable que es la salvación que nos ha obtenido el sacrificio de Cristo", dijo a los presentes. El Papa explicó que con su pasión y muerte, Jesús "convirtiéndose en hombre, no dudó en tomar sobre sí las debilidades del ser humano, excepto el pecado, y se adentró hasta la profundidad de la muerte. A este descendimiento en la última profundidad de la pasión y de la muerte sigue después la exaltación, la verdadera gloria del amor que ha ido hasta el final".


(ACI/ReL) El Papa Benedicto XVI dedicó la Audiencia General de hoy a hablar sobre la Semana Santa, "que para nosotros los cristianos es la semana más importante del año”, y recordó a los católicos que estos días nos ofrecen “la oportunidad de vivir en profundidad los eventos centrales de la Redención, de revivir el misterio pascual, el gran misterio de la fe”.

El Santo Padre explicó que Jesús "no quiso usar su ser Dios, su dignidad gloriosa y su potencia como instrumento de triunfo y signo de distancia entre nosotros". "Por amor, quiso "vaciarse de sí mismo" y hacerse nuestro hermano; por amor compartió nuestra condición, la de cada hombre y de cada mujer", indicó.

Benedicto XVI repasó las celebraciones centrales de estos días y explicó que la Misa del Crisma es como "un preludio al Triduo pascual, que comienza mañana" pues "en ella se renuevan las promesas sacerdotales pronunciadas el día de la ordenación".

Esta celebración "tiene este año un significado particular, pues es como una preparación al Año Sacerdotal, que he convocado con ocasión del ciento cincuenta aniversario de la muerte del Santo Cura de Ars, y que se inaugurará el próximo día 19 de junio. En la Misa del Crisma "se bendicen el óleo de los enfermos y el de los catecúmenos y se consagra el Crisma", indicó.

Asimismo, señaló que en la misa del Jueves Santo por la tarde, llamada "in Coena Domini", "la Iglesia conmemora la institución de la Eucaristía, el sacerdocio ministerial y el mandamiento nuevo -mandatum novum- de la caridad, dejado por Jesús a sus discípulos". Este día "constituye, por tanto, una invitación renovada a dar gracias a Dios por el don supremo de la Eucaristía, que hay que acoger con devoción y adorar con fe viva".

El Papa también afirmó que el Viernes Santo es el "día de la pasión y de la crucifixión del Señor. La muerte de Cristo recuerda el dolor y los males que gravan sobre la humanidad de todos los tiempos: el peso aplastante de nuestro morir, el odio y la violencia que siguen ensangrentando la tierra. La pasión del Señor sigue estando presente en los sufrimientos de los seres humanos".

Pero aclaró que "si el Viernes Santo es un día lleno de tristeza, también es un día muy propicio para reavivar nuestra fe, para consolidar nuestra esperanza y la valentía de llevar cada uno nuestra cruz con humildad, confianza y abandono en Dios, seguros de su apoyo y de su victoria".

Benedicto XVI destacó que "esta esperanza se alimenta en el gran silencio del Sábado Santo, en espera de la resurrección de Jesús". En este día, "la Iglesia vela en oración como María y junto a María, compartiendo sus mismos sentimientos de dolor y de confianza en Dios. Se recomienda justamente conservar durante toda la jornada un clima de recogimiento, que ayude a la meditación y a la reconciliación; se anima a los fieles a que se acerquen al sacramento de la Penitencia para poder participar renovados en las fiestas pascuales".

Refiriéndose a la solemne Vigilia Pascual, "madre de todas las vigilias", el Papa Benedicto XVI recordó que en ella "se proclama la victoria de la luz sobre las tinieblas, de la vida sobre la muerte, y la Iglesia se alegra en el encuentro con su Señor. De este modo entramos en el clima de la Pascua de Resurrección".

Finalmente, el Santo Padre invitó a los fieles a "entrar con la Virgen María en el Cenáculo, permaneciendo a los pies de la Cruz, velando idealmente junto a Cristo muerto, aguardando con esperanza el alba del día luminoso de la resurrección".


Publicado el 9 Abril 2009 - 7:29am

SEMANA SANTA


Benedicto XVI: "La Semana Santa es la más importante del año"
08.04.09 | 18:40. Archivado en Benedicto XVI

(RD).- En la audiencia general de este miércoles, celebrada en la Plaza de San Pedro, el Papa habló sobre la Semana Santa, "que para nosotros los cristianos -dijo- es la semana más importante del año y nos ofrece la oportunidad de vivir en profundidad los eventos centrales de la Redención, de revivir el misterio pascual, el gran misterio de la fe". El Santo Padre explicó que Jesús "no quiso usar su ser Dios, su dignidad gloriosa y su potencia como instrumento de triunfo y signo de distancia entre nosotros".

"Por amor -continuó-, quiso "vaciarse de sí mismo" y hacerse nuestro hermano; por amor compartió nuestra condición, la de cada hombre y de cada mujer". Benedicto XVI señaló que la Misa del Crisma es como "un preludio al Triduo pascual, que comienza mañana". "En ella se renuevan las promesas sacerdotales pronunciadas el día de la ordenación".

Esta celebración "tiene este año un significado particular, pues es como una preparación al Año Sacerdotal, que he convocado con ocasión del ciento cincuenta aniversario de la muerte del Santo Cura de Ars, y que se inaugurará el próximo día 19 de junio. En la Misa del Crisma "se bendicen el óleo de los enfermos y el de los catecúmenos y se consagra el Crisma".

En la misa del Jueves Santo por la tarde, llamada "in Coena Domini", "la Iglesia -recordó- conmemora la institución de la Eucaristía, el sacerdocio ministerial y el mandamiento nuevo -mandatum novum- de la caridad, dejado por Jesús a sus discípulos". Este día "constituye, por tanto, una invitación renovada a dar gracias a Dios por el don supremo de la Eucaristía, que hay que acoger con devoción y adorar con fe viva".

El Papa afirmó que el Viernes Santo es el "día de la pasión y de la crucifixión del Señor. (...) La muerte de Cristo recuerda el dolor y los males que gravan sobre la humanidad de todos los tiempos: el peso aplastante de nuestro morir, el odio y la violencia que siguen ensangrentando la tierra. La pasión del Señor sigue estando presente en los sufrimientos de los seres humanos".

"Si el Viernes Santo es un día lleno de tristeza -continuó-, también es un día muy propicio para reavivar nuestra fe, para consolidar nuestra esperanza y la valentía de llevar cada uno nuestra cruz con humildad, confianza y abandono en Dios, seguros de su apoyo y de su victoria". Benedicto XVI puso de relieve que "esta esperanza se alimenta en el gran silencio del Sábado Santo, en espera de la resurrección de Jesús". En este día, "la Iglesia vela en oración como María y junto a María, compartiendo sus mismos sentimientos de dolor y de confianza en Dios. Se recomienda justamente conservar durante toda la jornada un clima de recogimiento, que ayude a la meditación y a la reconciliación; se anima a los fieles a que se acerquen al sacramento de la Penitencia para poder participar renovados en las fiestas pascuales".

Refiriéndose a la solemne Vigilia Pascual, "madre de todas las vigilias",Benedicto XVI recordó que en ella "se proclama la victoria de la luz sobre las tinieblas, de la vida sobre la muerte, y la Iglesia se alegra en el encuentro con su Señor. De este modo entramos en el clima de la Pascua de Resurrección". El Santo Padre concluyó invitando a los fieles a "entrar con la Virgen María en el Cenáculo, permaneciendo a los pies de la Cruz, velando idealmente junto a Cristo muerto, aguardando con esperanza el alba del día luminoso de la resurrección".

sábado, 4 de abril de 2009

FELIZ PASCUA


LA PASCUA, FIESTA DE FAMILIA
Hemos entrado con entusiasmo en la gran Semana del cristiano. Desde la fe no hay ofertas de rebajas y viajes de placer para estos días. Sí hay una invitación para todos de parte del Señor: “El que quiera venir con migo que coja su cruz y me siga”. Y nos ponemos en marcha cada uno con lo que somos, con lo que tenemos, con el fardo de nuestras miserias a cuestas. Y así iniciamos el gran Vía Crucis que culminará en la cima del altar del sacrificio. Es la Pascua, y la vamos a celebrar con el alma abierta al perdón, al cambio, a la verdadera Vida.
Y la Pascua es fiesta de familia, en la que intentamos poner orden en el caos que nos perturba. Así lo explica con nitidez pedagógica Benedicto XVI: “Hoy nosotros experimentamos sensiblemente el poder del caos, experimentamos como en medio de una sociedad progresista que cree saberlo todo y poderlo todo irrumpen los poderes elementales de lo caótico, precisamente contra lo que ella denomina progreso. Experimentamos cómo un pueblo en medio del bienestar, del poder tecnológico y del dominio científico mundial es destruido desde dentro, cómo la creación es amenazada por los poderes caóticos que se esconden en lo profundo del corazón de los hombres. Experimentamos que el dinero, la técnica y el poder de organización por sí solos no pueden exorcizar al caos. Solo lo puede el muro que el Señor nos ha donado, solo la nueva familia que Él ha fundado para nosotros”.
Y el Papa explica como la Pascua judía era, y es, una fiesta eminentemente familiar. Se intenta desde la familia, con los íntimos, recomponer la persona, ese caos que ha originado la locura de un mundo falto de principios éticos y morales. Y es formidable que, desde una perspectiva bíblica y litúrgica, salte al primer plano de la actualidad la necesidad ineludible de ese núcleo familiar, de sangre y de espíritu, que por la fuerza de la fe y el amor, recomponga la dignidad humana. La Pascua la celebramos en la gran familia de la Iglesia, en donde el amor une lo disperso.
Pero, afirma Benedicto XVI, “hemos de agregar que la familia puede ser este espacio humano y esta protección de la creación solo si ella misma se pone bajo el signo del cordero, si ella es protegida por el poder de la fe que despierta e invoca el amor de Jesucristo. La familia individual no puede subsistir, se desmorona, si no está protegida en la familia mayor que le da su estado y su seguridad”. Y qué bonito resulta que unidos por los lazos familiares, celebremos con gozo la fiesta de las fiestas, la Pascua del Señor, y nuestra Pascua con El. Somos Iglesia, familia de Dios, y como tal marchamos juntos a recomponer al hombre y a la sociedad, recuperando los principios evangélicos que son el cimiento de nuestro orden y armonía.
Quisiera hacer una invitación al amable lector de este artículo. Los sacerdotes celebramos nuestro día el Jueves Santo. En la Última Cena Jesucristo hizo al mundo el regalo del sacerdocio. A través de él nos dejó su presencia permanente en la Eucaristía y en el perdón de los pecados. Los sacerdotes estamos gustosamente al servicio de los hombres. Es verdad que Dios ha depositado en nosotros unos poderes únicos. Pero somos humanos y necesitamos ayuda. Precisamente ese primer día de Triduo Pascual no nos vendría mal una oración por nosotros, y un compromiso de comprensión y caridad para nuestras humildes personas. El Papa acaba de proclamar un año dedicado a los sacerdotes en recuerdo especial del Santo Cura Ars, nuestro patrón. Somos conscientes de la responsabilidad que tenemos, de nuestras limitaciones, de la fragilidad del barro del que estamos hechos. Por eso necesitamos ayuda.
Pero vale la pena dar la vida por Cristo. Recuerdo estas palabras de Juan Pablo II, que ahora hace cuatro años que se marchó al cielo: “Durante mi última peregrinación a España confesé a los jóvenes: Fui ordenado sacerdote cuando tenía veintiséis años. Desde entonces han pasado cincuenta y seis… Al volver la mirada atrás y recordar esos años de mi vida, os puedo asegurar que vale la pena dedicarse a la causa de Cristo y, por amor a Él, consagrarse al servicio del hombre. ¡Merece la pena dar la vida por el Evangelio y por los hermanos!” Vale la pena. Así reza una leyenda que rodea un gran tapiz en una casa de retiros, y que siempre que la veo me hace pensar. Que esta Pascua sea un tiempo de Gracia para todos, y que la familia de los hijos de Dios, pasando por la cruz, encuentre la Resurrección y la Vida. Vale la pena. Feliz Pascua.
Juan García Inza
Sacerdote