Este Blog pretende ser un instrumento al servicio de la Parroquia, para información y formación de los visitantes

viernes, 31 de diciembre de 2010

Dia 1 de Enero: Santa María Madre de Dios


Facilitamos el comentario litúrgico para este día del Predicador de la Casa Pontificia

Madre por la fe

El primer día del año la Iglesia celebra la solemnidad de María Santísima «Madre de Dios». Un título que expresa uno de los misterios y, para la razón, una de las paradojas más elevadas del cristianismo. Ha llenado de estupor la liturgia de la Iglesia, que exclama: «¡Lo que los cielos no pueden contener, se ha encerrado en tu seno, hecho hombre!».

Con motivo la Iglesia nos lleva a celebrar la fiesta de María Madre de Dios en la octava de Navidad. Fue en Navidad, de hecho, en el momento en que «dio a luz a su hijo primogénito» (Lucas 2,7), no antes, que María se convirtió verdadera y plenamente en Madre de Dios. Madre no es un título como los demás, que se añade desde fuera, sin incidir sobre el ser mismo de la persona. Se es madre pasando por una serie de experiencias que dejan esta huella para siempre y modifican no sólo la conformación del cuerpo de la mujer, sino también la conciencia que tiene de sí misma.

Al hablar de la maternidad divina de María, la Escritura pone constantemente de relieve dos elementos o momentos fundamentales que se corresponden, por lo demás, a los que la experiencia común humana considera esenciales para que se tenga una verdadera y plena maternidad. Son concebir y dar a luz. «He aquí que concebirás en tu seno y darás a luz un hijo» (Lc 1,31). Aquél que se «concibe» en ella procede del Espíritu Santo, y ella «dará a luz» un hijo (Mt 1,20 s). La profecía de Isaías, en la que todo ello se había preanunciado, se expresaba de igual forma: «Una virgen concebirá y dará a luz un hijo» (Is 7,14). He aquí por qué sólo en Navidad, cuando da a luz a Jesús, María se convierte, en sentido pleno, en Madre de Dios. El primer momento, concebir, es común tanto al padre como a la madre, mientras que el segundo, dar a luz, es exclusivo de la madre.

Madre de Dios es el más antiguo e importante título dogmático de la Virgen. Es el fundamento de toda su grandeza. Por eso María no es, en el cristianismo, sólo objeto de devoción, sino también de teología; o sea, entra en el discurso mismo sobre Dios, porque Dios está directamente implicado en la maternidad divina de María. Es también el título más ecuménico que existe, en cuanto que es compartido y acogido indistintamente, al menos en línea de principio, por todas las confesiones cristinas.

En el Nuevo Testamento no hallamos explícitamente el título «Madre de Dios» dado a María, pero encontramos afirmaciones que, en la atenta reflexión de la Iglesia, bajo la guía del Espíritu Santo, mostrarán, a continuación, que contienen ya, como in nuce, tal verdad. María es llamada corrientemente en los Evangelios: «madre de Jesús», «madre del Señor», o sencillamente «la madre» y «su madre». De estos datos partió la Iglesia en el Concilio ecuménico de Éfeso, en el año 431, para definir como verdad de fe la divina maternidad de María y el título de Theotokos, Madre de Dios. Tal proclamación determinó una explosión de veneración hacia la Madre de Dios que no decayó jamás, ni en Oriente ni en Occidente, y que se traduce en fiestas litúrgicas, iconos, himnos y en la construcción de innumerables iglesias dedicadas a Ella, como Santa María la Mayor en Roma.

La maternidad física o real de María, con la relación excepcional y única que crea entre Ella y Jesús, y entre Ella y toda la Trinidad, es y sigue siendo, desde el punto de vista objetivo, lo más grande y el privilegio inigualable, pero es tal porque encuentra una respuesta subjetiva en la fe humilde de María. «María -dice San Agustín-- concibió a Cristo por fe en su corazón antes de concebirlo físicamente en su cuerpo». No podemos imitar a María en concebir a Cristo en el cuerpo; sin embargo podemos y debemos imitarla en concebirlo en el corazón, o sea, en creer.

sábado, 25 de diciembre de 2010

FIESTA DE LA SAGRADA FAMILIA


Necesidad de un amor verdadero

Tomamos estas palabras de la Conferencia Episcopal Española en su Instrucción Pastoral:
LA FAMILIA, SANTUARIO DE LA VIDA Y ESPERANZA DE LA SOCIEDAD

1. “El hombre no puede vivir sin amor. Él permanece para sí mismo un ser incomprensible, su vida está privada de sentido si no se le revela el amor, si no se encuentra con el amor, si no lo experimenta y lo hace propio, si no participa en él vivamente”. Esta afirmación de Juan Pablo II al inicio de su pontificado expresa la condición humana, algo que toda persona experimenta. Todo hombre necesita el amor para reconocer la dignidad propia y de los otros y para encontrar un sentido valioso a su vida. Es el amor que le pueden ofrecer, en primer lugar, sus padres, su familia y, después, tantas otras personas. Y también la sociedad.

Efectivamente, la vida de las personas está decisivamente condicionada por la cultura de la sociedad en que vive. Cuando el amor por la verdad y el bien del hombre no impregna la cultura de las relaciones sociales y de la administración pública, el puesto central de la persona es sustituido por bienes menores, como los intereses económicos, de poder o de bienestar meramente material.

El hombre no puede vivir sin amor

2. Pero hay una forma de amor que aparece mucho más ligada a la realización de la persona, al logro de una vida plena, porque expresa relaciones que constituyen a la persona como tal: es el amor de los padres a los hijos (que está en el origen de cada persona, que viene a la existencia como hijo), y el amor del hombre y la mujer (pues la dimensión esponsal es también constitutiva de la persona).

La felicidad de las personas guarda una relación intrínseca con ese amor familiar. Por ello, muchos de los sufrimientos que marcan la vida de tantos hombres y mujeres hoy tienen que ver con expectativas frustradas en el ámbito del matrimonio y la familia. Y es que a la persona no le basta cualquier amor: necesita un amor verdadero, es decir, un amor que corresponda a la verdad del ser y de la vocación del hombre.

Amor en la familia y en la sociedad

Los cristianos sabemos que sólo en el misterio de Cristo se revela y se cumple en plenitud el misterio de la vida humana en todas sus dimensiones; sólo en el Hijo amado puede cada ser humano encontrar el amor del Padre eterno que sacia los anhelos más profundos de todos los corazones. Ese amor infinito llena de sentido la vida familiar y la convivencia social.

“Yo he venido para que tengan vida” (Jn 10,10)

Misión de la Iglesia: la evangelización

3. La predicación del Evangelio es la primera misión que Cristo encomienda a los apóstoles y a sus sucesores, los obispos, quienes tenemos el deber de llevarla a cabo en toda su integridad. Nuestra primera tarea es anunciar a Jesucristo, el Salvador de todo hombre, el camino, la verdad y la vida (cfr. Jn 14,6). En comunión pastoral con el sucesor de Pedro queremos seguir su invitación para adentrarnos en la contemplación del rostro de Cristo -en quien resplandece el hombre nuevo- y secundar dócilmente su envío misionero: ¡echad de nuevo las redes!.

Esta es la tarea que los Obispos encomiendan a la familia hoy: vivir el auténtico amor cristiano, que es todo lo contrario al egoísmo y a la prepotencia. En la familia este amor se traduce en servicio y esfuerzo por hacer la vida feliz a los demás. Y nos recuerdan que la familia es la primera comunidad evangelizadora. Ella ha de recibir el mensaje evangélico, y ella lo ha de trasmitir a todos sus miembros, y las personas de su entorno. La familia cristiana se ha de tomar en serio la defensa de la vida humana, y la atención al espíritu. Una familia es una comunidad de vida y amor, y si esto es una realidad su propio espíritu se contagia necesariamente a los demás. La familia es el ecosistema humano en donde el hombre nace, crece y se desarrolla como persona. Ella es patrimonio de la humanidad, y como tal debemos cuidarla y defenderla.
Que la Sagrada Familia sea modelo y ayuda para nuestras familias cristianas.

ORACION DE CONSAGRACIÓN DE NUESTRAS FAMILIAS A LA FAMILIA DE NAZARET

Padre Celestial, que has preparado el hogar de José y María para la llegada de tu Hijo, Jesucristo,
nosotros (decir los nombres de todos los miembros de la familia) N..., N....., N....
queremos consagrar nuestra familia a la Sagrada Familia de Nazareth.
Queremos que en nuestro hogar nos empeñemos en realizar el plan que has trazado para nuestras vidas.
Danos la gracia de esforzarnos en practicar en nuestra vida diaria los valores y las virtudes que son necesarios para hacer que:
- el amor venza nuestra tendencia al egoísmo;
- la cooperación y la solidaridad venzan nuestra tendencia a competir entre nosotros.
Concédenos que nos esforcemos en ser responsables en el trabajo, en el estudio, en el cumplimiento de nuestros deberes como personas y como familia.
Queremos que, según el ejemplo de Jesús, de María y de José, tengamos en cuenta lo que Tú quieres de nosotros, al tomar nuestras decisiones.
Te rogamos que tengamos siempre la lucidez del espíritu y la generosidad del corazón para emplear nuestras capacidades y nuestros bienes materiales de acuerdo con tu santa Voluntad.
Inspíranos para aprender a establecer las justas prioridades en el manejo de ese precioso don tuyo que es el tiempo. Y ante todo, que seamos más sensibles a las necesidades y a los sentimientos de las personas que queremos.
Padre Celestial, haz que nosotros vivamos siempre esta consagración esmerándonos en cultivar la paz, la confianza, la alegría y la comprensión entre nosotros los miembros de esta familia y con las demás personas, comenzando por las más cercanas.
Te rogamos que nos protejas y protejas también a las personas que amamos, de todos los males que puedan provenir de nosotros mismos, del mundo materialista que nos rodea y del espíritu maligno.
Haz que seamos más receptivos a la acción del Espíritu Santo y a la inspiración de la Santa Familia de Nazareth. Amén.

viernes, 24 de diciembre de 2010

NAVIDAD 2010. El Nacimiento del Señor



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Dios se hace Niño



En esta Navidad, Benedicto XVI sugiere reconocer al Niño Jesús en todos los niños, «alegría de la Iglesia» y «esperanza del mundo».

Es la propuesta que hizo este jueves al recibir, como es tradición, a un grupo de chicas y chicos de la Acción Católica Italiana, que vinieron al Vaticano a felicitarle por la Navidad.

«La maravilla que experimentamos ante el encanto de la Navidad se refleja en cierto sentido en la maravilla que suscita todo nacimiento y nos invita a reconocer al Niño Jesús en todos los niños, que son la alegría de la Iglesia y la esperanza del mundo», dijo el Papa a sus pequeños huéspedes en un clima de fiesta.

Según explicó el pontífice, «Navidad es el gran misterio de la Verdad y de la Belleza de Dios que viene entre nosotros para la salvación de todos».

«El nacimiento de Jesús no es un cuento --aclaró--: es una historia que sucedió realmente, acaecida en Belén hace dos mil años. La fe nos hace reconocer en ese pequeño Niño, nacido de la Virgen María, al verdadero Hijo de Dios, que por amor nuestro se hizo hombre».

«En el rostro del Niño Jesús contemplamos el rostro de Dios que no se revela con la fuerza o con la potencia, sino en la debilidad y en la frágil constitución de un niño», siguió indicando.
«Este “Niño divino”, envuelto en pañales y colocado en un pesebre con maternal atención por la Madre, María, revela toda la bondad y la infinita belleza de Dios».

«Muestra la fidelidad y la ternura del amor sin confines con que Dios nos rodea a cada uno de nosotros», recalcó.

«Por este motivo, hacemos fiesta en Navidad, reviviendo la misma experiencia de los pastores de Belén. Junto a tantos papás y mamás que todos los días tienen que hacer continuos sacrificios, junto a los pequeños, los enfermos, los pobres, hacemos fiesta porque con el nacimiento de Jesús el Padre celeste ha respondido al deseo de verdad, de perdón, y de paz de nuestro corazón».

«Y ha respondido con un amor tan grande que nos sorprende: ¡nadie hubiera podido imaginarlo, si Jesús no nos lo hubiera revelado!», señaló.

«La maravilla que experimentamos ante el encanto de la Navidad se refleja en cierto sentido en la maravilla que suscita todo nacimiento y nos invita a reconocer al Niño Jesús en todos los niños, que son la alegría de la Iglesia y la esperanza del mundo».

«El recién nacido que viene al mundo en Belén es el mismo Jesús que caminaba por los caminos de Galilea y que entregó la vida por nosotros en la Cruz; es el mismo Jesús que resucitó y, después de su subida al Cielo, sigue guiando a su Iglesia con la fuerza de su Espíritu. ¡Esta es la verdad bella y grande de nuestra fe cristiana!»

Dirigiéndose a los muchachos de la Acción Católica el Papa les aseguró que les «quiere», que confía en ellos y les encomendó «la tarea de ser amigos y testigos de Jesús, quien vino en Belén para estar entre nosotros».

«¿Acaso no es estupendo darlo a conocer cada vez más a vuestros amigos, en las ciudades, en las parroquias, y en vuestras familias?», les preguntó.

«La Iglesia tiene necesidad de vosotros para estar cerca de todos los niños y muchachos», reconoció.

«Testimoniad que Jesús no quita nada a vuestra alegría, sino que os hace más humanos, más verdaderos, más bellos», les dijo antes de despedirse.



Esto es la Navidad. Una puerta abierta a la esperanza, a la alegría, a la vida. No nos podemos quedar solamente con el Belén, ni menos con los demás adornos de estos días. Los símbolos e imágenes de la Navidad nos hablan de una realidad: Cristo sigue naciendo entre nosotros cada vez que se celebra la Eucaristía, y cada vez que acogemos Su Palabra, y siempre que abrazamos la vida de un niño, de un necesitado, de un amigo o familiar. Navidad es Jesús y somos todos. Dios nos demuestra su amor sin reservas, y María y José nos enseñan a acoger y cuidar a Cristo que viene a nosotros. Que seamos felices porque Dios nos ama.

FELIZ NAVIDAD A TODOS.
Juan García Inza

domingo, 19 de diciembre de 2010

MERCADILLO BENEFICO 2010















Celebramos. días antes de la Navidad, el tradicional Mercadillo Benéfico a favor de Cáritas. este año lo instalamos en la Plaza de Santo Domingo de la Capital Murciana. Ha tenido un gran éxito de asistencia. Hemos recaudado más que otros años. Damos gracias a todos los que han participado con donativos y en la organización del mismo.

DOMINGO IV DE ADVIENTO (A)


La obediencia de José



La figura central de este domingo es San José. Estaba desposado, comprometido con María, pero todavía no casado. En este tiempo resulta que María va a ser madre por obra del Espíritu Santo. Esto eran los planes de Dios, y este es el Misterio de la Encarnación. Dios Padre escoge a una mujer virgen, tal y como estaba profetizado para depositar en ella al Verbo hecho carne, que nacería como un ser humano normal. No es esto fácil de entender porque se sale de las reglas normales de la naturaleza. De hecho San José no lo entendía.

Este acontecimiento le costó a San José una gran crisis. Daba la impresión de que María le había sido infiel. Y la ley mandaba apedrear a las adulteras. José se debate en ese dilema: por un lado está el amor a María, y por otro la obediencia a la ley. Decide dejarla en secreto y pasar como que él ha sido el culpable de todo. Nos podemos imaginar el sufrimiento de un hombre justo. Pero Dios no podía dejar a San José en esa situación. Si un ángel anuncia a María que va a ser madre y virgen, otro ángel anuncia a José que todo aquello es obra de Dios. Estos son los frutos de la oración.

En nuestra vida pasamos por momentos difíciles, de dudas y e incertidumbres, de crisis y tentaciones. No sabemos en esas circunstancias qué hacer. Pero sí debemos saber que tenemos la oración, el encuentro a solas con Dios que está dispuesto a iluminar nuestra inteligencia y nuestro corazón para encontrar una respuesta. Esta oración requiere silencio, como ocurrió en San José. Nos dice Benedicto XVI que para captar bien el mensaje de la Navidad hace falta silencio, serenidad para oír a Dios que nos dirige la palabra. Nuestro mundo está lleno de ruidos, y tal vez por eso no entendemos los Misterios de nuestra fe. No escuchamos las explicaciones de Dios.

Santo Tomás de Aquino siempre escribía sus tratados de Teología junto a un crucifijo, recibiendo la luz de la inspiración divina. Y todos los hombres y mujeres de Dios han sido almas de oración, de mucho sagrario y ratos de silencio. Incluso desde el punto de vista humano vemos que hace falta silencio para comprender, para asimilar, para investigar… La disipación nos priva de la necesaria atención en los asuntos importantes. Casi todas las intervenciones de Dios ocurren en la noche, como símbolo del recogimiento y la apertura a lo trascendente.

Cuando San José se despertó hizo lo que el ángel le había dicho en sueños. Después de escuchar a Dios lo que se nos pide es la obediencia, para que salgan adelante Sus planes. Y para la obediencia hace falta buen uso de la libertad, estando convencidos de que lo que Dios quiere es lo mejor. Visión sobrenatural. Apertura a la Voluntad de Dios.

Todo lo que celebramos en la Navidad ha sido fruto de la obediencia: de María, de San José, de los pastores, de los Magos… Y hoy estamos aquí porque queremos obedecer a Dios, que siempre tiene razón, aunque a veces no lo entendamos. Dentro de muy poco será Navidad, dejemos que Jesús nazca realmente en nuestra alma, que tome posesión de nuestra persona, y podamos convertirnos en un belén viviente.

jueves, 16 de diciembre de 2010

NOVENARIO DE LA NAVIDAD


Si quieres seguir el NOVENARIO DE LA NAVIDAD como preparación para estas fiestas, puedes entrar en la siguiente página:

www.religion en libertad.com


Busca en ella el Blog UN ALMA PARA EL MUNDO que lleva mi nombre: Juan García Inza.
Encontrarás el día que estamos celebrando. Los otros dias anteriores los puedes encontrar en el índice que se muestra a la derecha.

sábado, 11 de diciembre de 2010

ULTRASONIDO NAVIDEÑO

Descarguese un "ultrasonido" que le recuerda el sentido real de la Navidad
00:00 (10-12-2010) | 0
Inundan ciudades con "ultrasonido" de Jesús que recuerda sentido real de la Navidad.
AMPLIAR IMAGEN ENVIAR IMPRIMIR

Menéame
(ACI)- La organización caritativa ChurchAds.net ha inundado Inglaterra con carteles en los que se ve un ultrasonido de quien sería el Niño Jesús para recordar que es el verdadero sentido de celebrar Navidad es conmemorar el nacimiento del Hijo de Dios.

El anuncio muestra los rasgos de un pequeño niño junto a la frase "He?s on His way" (Está en camino) y se estima que llegará a más de 40 millones de personas. Los responsables argumentan que quieren difundir el verdadero sentido y origen de la Navidad, utilizando la imagen de un niño Jesús tiempo antes de nacer.

Organizaciones laicistas y anti-vida han cuestionado la campaña por su implícito mensaje a favor de la vida. Sin embargo, la idea ha ganado miles de seguidores en el mundo y ya circulan versiones del aviso en distintos idiomas.

ChurchAds.net es una organización británica que aglutina a varias confesiones cristianas (como anglicanos, metodistas y baptistas, entre otros), dándoles servicio de marketing y publicidad. La Iglesia Católica no forma parte de esta organización.

Versión en español
Con autorización de ChurchAds.net, ACI Prensa ha puesto a disposición de sus usuarios una versión del aviso en español para imprimir en alta resolución, que puede descargarse en http://www.aciprensa.com/ultrasonido.pdf

DOMINGO 3º DE ADVIENTO. Ciclo A


¿Conoces a Cristo?

En este tercer Domingo de Adviento sigue Juan el Bautista anunciando al Señor. Y hace una afirmación que nos debe hacer pensar: ENTRE VOSOTROS ESTÁ UNO A QUIEN NO CONOCEIS. Y era verdad, no lo conocían porque apenas habían oído hablar de El. Pero nosotros, que llevamos ya 2000 años de cristianismo es vergonzoso que nos tengan que decir lo mismo: ENTRE VOSOTROS ESTA UNO A QUIEN NO CONOCEIS. Hoy no se conoce a Cristo. Se ha estudiado mucha religión, se ha ido a muchas catequesis, se han escuchados muchas homilías, hemos celebrado muchas fiestas religiosas y hemos paseado miles de veces la imagen de Cristo por nuestras calles. Pero seguimos sin conocer a Cristo. Nos hemos quedado con una noción infantil, poco ilustrada, diríamos que casi inculta del Señor. Y por eso no se le sigue, no se le ama, no se compromete uno con El. Nos quedamos con su imagen, pero no con su vida y su oferta de compromiso. Hace falta mucha formación seria. Hay que leer más la Palabra de Dios, y el Catecismo de la Iglesia.
Os facilito una narración que nos ofrece Fernando Suárez que tiene mucho que ver con esto que estamos diciendo:
En la librería-biblioteca de la calle Oskwel se podían encontrar millones de libros. Uno podía llegar al grado de inventar el título de algún libro y era seguro que ahí ya lo tenían. Si ese día salía a la venta algún libro, ese mismo día disponían de varias copias del mismo. Por esto y por muchas otras cosas era la fama de este lugar llamado, gracias a la calle, “Oskwel”.
En este lugar se contaba con una gran ayuda del personal para encontrar o recomendar algún libro. Eran todos tutores y expertos para ofrecer ayuda al cliente y además estaban bastante capacitados.
Llegó en una mañana invernal un pequeño muchacho a Oskwel. Un acogedor lugar con un laberinto rodeado por todos lados de cerros y cerros de libros. Al fondo de un pasillo de este laberinto logró distinguir, por su uniforme, a un anciano que trabajaba en este lugar. El pequeño se dirigió de inmediato hacia él para resolver sus dudas sobre un libro actual y que valiera la pena. Aunque ciertamente el muchacho no estaba seguro si el anciano podría recomendárselo, optó por preguntarle:
- Disculpe, señor, ¿me podría recomendar algún libro actual?
- Actuales hay muchos, muchacho, necesitaría que me especificaras el tema, aunque si me estás preguntando por los de Harry Potter te informo que se encuentran a mano derecha de la puerta de entrada y además en las cajas de pago.
- Muchas gracias, pero no buscaba eso. Buscaba algo distinto.
- Pues dado que es lo que está de moda, pensé que te gustaría.
- No es así, a mí no me gusta la fantasía, prefiero cosas reales.
- Me imagino que no buscarás libros de política, ¿o sí?
- Para nada. Reales, pero no sobre temas que me aburran a mis 13 años.
- Entonces, si quieres algo actual, real, y que te podría servir mucho, ven conmigo, te mostraré algo que seguramente te va gustar.
El muchacho siguió al anciano por largos pasillos y pasillos, pasaron grandes salas de lectura, y áreas de libros de todo tipo, finalmente se acercaron a una sala que parecía estar olvidada, pues estaba vacía, tenía muy poca luz, telarañas y además los libros de sus estantes empolvados. Al joven le extrañó que todos los libros de esa sala fueran el mismo libro.
Al estar ya en la sala, el joven no tardó en lanzar su primera pregunta al anciano que lo atendía y dijo:
- ¿Cómo es posible que me haya traído hasta estos libros que parecen tan viejos cuando le pedí algo actual?
- Tranquilo, muchacho, estás ante el mejor libro que tenemos en este lugar, y el mejor que existe en el mundo.
- Bueno y, ¿de qué libro se trata? Revéleme el misterio
- Este libro que ves aquí duplicado por montones es la Biblia, hijo.
- ¡La Biblia! ¿Actual?
- Así es, tú me pediste que te mostrara un libro actual, real y esto es lo mejor que te puedo ofrecer. Tal vez el libro como tal no sea actual, sin embargo su contenido es lo más actual que siempre ha existido y existirá. ¿Alguna vez has dedicado aunque sea un minuto a leerla?
- La verdad no, nunca lo he hecho
- ¡Pues ahora es tiempo, jovencito! No tardes más. Encontrarás en ella los cuatro evangelios que es la mejor forma en que puedes conocer a Cristo. En los evangelios encontrarás la forma en que se debe vivir hoy en día, en que se debió haber vivido siempre y en que se deberá seguir viviendo. El ejemplo de Cristo, lleno de amor y enseñanzas seguramente transformará tu vida. Al conocerlo, realmente lo amarás y al amarlo, no sólo te maravillarás sino que lo seguirás y esto es lo mejor que este libro tan sagrado te puede dejar. Poca gente se lanza a la aventura de leerlo hoy en día, siendo la mejor forma para conocer a Cristo.
- Muy bien, señor, lo llevaré. Muchas gracias por su ayuda. Una última cosa ¿qué precio tiene?
- Nada, es tan rico el contenido de este libro que ni con todo el dinero del mundo lo puedes pagar, llévatelo así. Pero no olvides leerlo y sobre todo vivirlo.
Esta puede ser la causa de tanto desconocimiento que hay de Cristo: no se leen los Evangelios. Y esta puede ser el gran propósito de este Adviento: Comenzar a leerlos. Seguramente encontrarás lo que te falta para orientar y dar sentido a tu vida.

Juan García Inza

martes, 7 de diciembre de 2010

ES URGENTE DEFENDER A DIOS




Es urgente defender a Dios




Hay que luchar por defender la fe. En otras épocas históricas este afán por defender lo que creemos llevó a la sociedad cristiana a combatir con las armas. Afortunadamente esos métodos, no evangélicos, desaparecieron hace tiempo. Los Papas más recientes han pedido perdón por los excesos cometidos en otras épocas muy distintas a la nuestra.


Pero, como nos recuerda un internauta llamado Alejo Fernández, hoy a la fe, especialmente a la católica, se la ataca sin tapujos y hasta se presume de ello. Defender a la Iglesia no vende. Incluso periodistas católicos, acojonados (perdón por la palabra), prefieren seguir la corriente. Es un fenómeno cíclico que se da en todas las épocas. Nunca ha tenido la Iglesia una larga etapa duradera de paz. Tal vez sea esta la Voluntad de Dios para que no nos durmamos en el dulce sueño de los justos.




Las divisiones, los enfrentamientos entre personas, familias, grupos, etc., son causas de muchísimas desgracias. Y nunca, en nombre de Dios, o de mis creencias, puedo organizar una guerra contra nadie. Ni puedo volverle la espalda al que no piense como yo. Esto se llamaría intransigencia, totalitarismo, fanatismo. Esto no es cristiano. Esto no es de Dios, por mucho que le podamos invocar con gestos clamorosos y palabras bonitas.



Esto ha pasado, puede pasar y pasa en todas las religiones. Y los que no creen Dios lo suelen sustituir por el líder del momento, por la ideología, por el nacionalismo, o por la obsesión delirante de adueñarse del mundo. Y de ahí vienen las nuevas guerras seudo-religiosas, los terrorismos, los fascismos, el marxismo, el capitalismo, el consumismo, el relativismo, y tantos credos laicistas que, después de atacar a las religiones, terminan ellos por implantar los más feroces cultos a los nuevos dioses. Y en nombre de su dios cometen auténticas salvajadas.



Todos, jerarquía y fieles, sacerdotes y religiosos, militantes de todos los movimientos y miembros de todas las asociaciones e instituciones de la Iglesia. Absolutamente todos debemos luchar en el combate de la fe, pero sin olvidar que Cristo desterró la espada y dijo: Mi Reino no es de este mundo. Pero estamos en el mundo, y no podemos permitir que a Dios lo quieran echar fuera, mientras nosotros nos entretenemos con nuestras cosillas, nos agotamos en la tibieza, y nos dedicamos al lamentarnos de lo mal que van las cosas.

San Pablo dijo: He combatido bien el combate de la fe, he corrido, he luchado… Y con él todos los santos. ¿Y nosotros?

sábado, 4 de diciembre de 2010

DOMINGO 2º DE ADVIENTO- Ciclo A





Preparad el camino al Señor



Este es el mensaje central de todo el Adviento: tenemos que preparar el camino del Señor, el paso de Dios junto a nosotros. Adviento significa advenimiento, llegada. Jesús está cerca y no podemos cruzarnos de brazos sin que nos importe su llegada, su presencia. Juan el Bautista se lanzó por los caminos de Palestina predicando la conversión, la penitencia, la vuelta a Dios que se acerca. Una voz grita en el desierto: Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos.



El Señor espera nuestra colaboración. Y el mejor modo de corresponder al don de Dios es sentir la necesidad de ese don. Bienaventurados los pobres de espíritu, los que no se consideran satisfechos y hartos. Bienaventurados aquellos que tienen hambre de gracia y perdón, aquellos que esperan con inquietud y alegría a Dios que pasa dando. ¡Que necio eres si crees que ya lo tienes todo! ¡Qué pena si vuelves la espalda, o te sientas tranquilamente a esperar que te traigan los frutos a tus pies!



Este es el drama del cristiano frívolo y tibio, el oponer una increíble resistencia a la obra que Dios quiere hacer en su vida. Este es nuestro pecado: el habernos endurecido de tal modo que ya no nos llama nada la atención, y todo nos parece un cuento infantil.



Pero, recuerda lo que dice el Bautista: Ya toca el hacha la base de los árboles, y el árbol que no da buen fruto será talado y echado al fuego. ¡No seas sarmiento seco, higuera estéril, rama infecunda! Aprovecha el tiempo de gracia del Adviento para volver el rostro a Dios que nos trae el perdón y la vida del alma.



“Considera lo más hermoso y grande de la tierra…, lo que place al entendimiento y a las otras potencias…, y lo que es recreo de la carne y de los sentidos…

Y el mundo, y los otros mundos, que brillan en la noche: el Universo entero. Y eso, junto con todas las locuras del corazón satisfechas…, nada vale, es nada y menos que nada, al lado de ¡este Dios mío! -¡tuyo!-, tesoro infinito, margarita preciosísima, humillado, hecho esclavo, anonadado con forma de siervo en el portal donde quiso nacer, en el taller de José, en la Pasión y en la muerte ignominiosa… y en la locura de Amor de la Sagrada Eucaristía” (J. Escrivá, Camino, n. 432).



Sigue ese mandato que nos hace hoy Juan el Bautista: prepara el camino del Señor, para que el pueda llegar a ti con el don divino de la Redención, que es para ti y para mí. Echa a un lado todo aquello que en tu vida pueda obstaculizar el paso amoroso de Jesús. Y haz posible con tu estilo de vida que el Señor pueda llegar a otros muchos.



Juan García Inza