Este Blog pretende ser un instrumento al servicio de la Parroquia, para información y formación de los visitantes

domingo, 25 de diciembre de 2011

JESUS TAMBIEN SE ENCARNA EN UN NIÑO DOWN

Actualizado 25 diciembre 2011
Jesús también se encarna en uno niño Down


El Verbo de Dios se hizo carne en el NIño que ya conocemos. Perfectamente normal. Pero a lo largo de la historia ha querido hacerse presente, encarnarse, igualmente en todos los niños del mundo. de todas las razar y condición. Y si El quiere hacerse uno de nosotros, de un modo muy especial nos ofrece su sonrisa y encanto en unos niño/a que Down. Son personas frágiles que tienen sus limitaciones, pero hay algo que no les falta, y es la alegría, la delizadeza, el cariño, la sonrisa limpia, la pureza de alma y cuerpo. Para ello también, y de un modo especial, es Navidad.

Esta es la historia de Nella, y de una madre que da su vida por ella cada día. Yo la felicito desde aquí a ella, y a todas las madres como ella.

Nella




No podía creerlo cuando lo escuchó. Es más, incluso pensó que su vida se habría terminado definitivamente en el momento en que su hijo naciese, allá por enero. Éstos eran los sentimientos que Kelle Hampton, una joven madre de Florida casada con Brett en el 2007, experimentó cuando el médico le dio una de las noticias más fuertes de toda su vida: su hija Nella Cordelia tenía Síndrome de Down.

Pero retrocedamos en el tiempo y veamos cuál fue el camino que Kelle recorrió. Así lo relata ella misma: «Al principio, me sentía lista para dejar de lado mi oasis de confort y atravesar la dificultad, porque sólo así podemos cambiar el guión de nuestra vida y transformarla de aburrida a una de Óscar».

Pero no bastaba con "decidir tomar el toro por los cuernos" y lanzarse. No. «Debo ser honesta: hasta ese momento lo más difícil en mi vida sólo había sido tener a mi marido Brett lejos de casa por trabajo [...] Después esperar un segundo hijo. Perder uno; y quedarse de nuevo embarazada. Parecía tan real y, al mismo tiempo, un sueño. Preparar y tener todo en orden... perfectamente: la música para el momento del parto, las mantas hechas a mano y dobladas, todo lo necesario para el regreso a casa, el blusón que había comprado para la ocasión [...] Todo iba exactamente como pensaba e incluso mejor».

Por fin, llegó el momento del parto y a Kelle sólo le venía el pensamiento de que estaba por conocer a su hija. Y así fue. ¿Y cuáles fue su reacción?

Kelle y Nella:


«Entendí desde el primer momento que tenía Síndrome de Down, aunque nadie lo quisiese así. La tenía en brazos y lloraba... Ése fue el momento definitivo y que más me ha marcado en mi vida, el inicio de mi historia».

No fue fácil, pues Kelle no dejaba de pensar en la posibilidad de que fuese otra niña, la que murió en su vientre antes, y no ésta, que no se esperaba. Pero la mirada y el cariño de los amigos la sacó adelante; incluso se apoyó en la fe de su padre:

«Pedí que dejasen entrar a mi padre a mi habitación. Él me sonrió y mientras sus ojos se llenaban de lágrimas me dijo: "No te preocupes. Nosotros la amamos". Cargó en brazos a mi hija y yo le pedí que dijese una oración. Y ahí, en la sala de parto, en donde antes había entrado ya muchísima gente, todos se reunieron alrededor de mi cama. Mi padre oró y dio gracias a Dios por el don de la vida de Nella y por las cosas maravillosas que había planeado para nosotros: para nuestra familia y para Nella. Amén».

Y entonces sucedió uno de los momentos claves para el cambio de Kelle: «nunca olvidaré el momento en que llegó mi primogénita al hospital y tomó en brazos a Nella. Yo miraba la escena con agonía, en lágrimas; pero también con admiración, pues mi pequeña me enseñó a amar. Me mostró lo que es un amor incondicional, el que se lleva a cabo cuando no existen los estereotipos».

Una sonriente Nella:



Llegó la noche... y con ella más agonía. A Kelle le venía la tentación de huir, de llevarse a su esposo y a su hija primogénita lejos, a su mundo perfecto. Pero fue la visión de Nella, justamente, la que le cambió: «Nella se convirtió mi memoria constante: la vida no es una cuestión de etiqueta. No. La vida tiene como fin el amor, conocer y experimentar la verdadera belleza. Esa para la que hemos sido creados».


Y de esta idea nació también su blog: Enjoying the Small Things. Ahí Kelle cuenta su vida cotidiana con sus dos hijas, en donde ha aprendido a amar las pequeñas cosas, a contarlas y a fotografiarlas. Con sus posts, Kelle enseña a muchas madres a serlo de verdad, y a encontrar felicidad incluso donde parece no estar presente. Aquí un botón de muestra de su post del pasado 1º de noviembre:

«La gratitud es un modo de vivir más que una lección [...] y el mejor modo de enseñarla a los hijos es viviéndola nosotros [...] reconociendo cada pedazo de belleza que nos rodea. Antes enseñaba a mi hija la gratitud obligándola a decir gracias... con Lainey me preguntaba siempre si hacía lo correcto cuando la hacía llorar al negarle un juego, por ejemplo. Ahora me sorprendo siempre menos preocupada de la lista de deberes para descubrir por el contrario la gracia que significa mi casa, el instante presente, mi conciencia sobre el bien [...] Quiero que mis hijos se den cuenta de lo que me conmueve el mundo, pues sólo así podrán aprender a apreciar también ellos las cosas pequeñas».



Los comentarios de otras madres no se hacen esperar: «Gracias por haberme dado un lugar en donde encontrar un punto de apoyo»; «doy gracias a Dios porque tú, Nella, Lainey y el resto de tu familia habéis entrado en mi vida, aunque sólo sea por internet»; «has cambiado, de verdad, el modo como veía la imperfección»; «me siento feliz de haber encontrado este blog en el que sigo tu camino. Has hecho una diferencia: para Nella, mi hija, y para todos los niños con Síndrome de Down».

Kelle, con sus hijas Lainey y Nella:



Una persona dijo un día que los niños con Síndrome de Down sólo dan una mala noticia: el día de su nacimiento. El resto son todas buenas. Y seguramente Kelle estará de acuerdo con esto. Pues Nella le ha ayudado, según sus propias palabras, a «descubrir la belleza escondida en la presencia de las cosas». Eso que la misma Kelle llama como «la redención en la imperfección».

Fuente: Publicado por Juan Antonio Ruiz J., LC en 04:47
en:
contintadeesperanza.blogspot.com/2011/11/mi-hija-down-me-ha-ensenado-la.html

No te pierdas este vídeo. Un homenaje a los niños Down:

www.youtube.com/watch
Juan García Inza
juan.garciainza@gmail.com



sábado, 24 de diciembre de 2011

MIS MEJORES NAVIDADES

Actualizado 24 diciembre 2011

Las Navidades encierran un Misterio tan sublime que a todos nos toca el corazón, más o menos, según las circunstancias. No son una fiesta cualquiera. Por mucho que se empeñen los laicistas de turno. Al menos tienen la virtualidad de reunirnos en familia y ablandar un poco el corazón. Pero el Misterio de la Navidad, el secreto si queremos llamarlo así, es que tiene un alma que se filtra por las rendijas de nuestra persona y nos predispone a la paz. Pero digámoslo, el secreto de la Navidad, el Misterio de estos días, se llama Jesucristo. Sin El no hay Navidad.


No podemos remediar que en estos días haga acto de presencia la nostalgia. El Papa Benedicto XVI la llama más bien la memoria del corazón. Y es bueno darle rienda suelta a los gratos recuerdos. De ellos dependen que podamos mirar al futuro con esperanza. Yo invitaría a cada lector a que se recoja en unos momentos de silencio y piense en sus Navidades más bonitas. Yo lo voy a hacer así.







Mis mejores Navidades han sido varias. Por su puesto las de mi infancia junto a mi familia. Con el sencillo Belén montado en el cuarto de estar. Con la alegría que acompaña a la inocencia, y la ilusión de contemplar un paisaje insólito, que hacía, y hace, acto de presencia por estas fechas. El Niño Jesús, las figuritas ingenuas de barro cocido, el río de papel de plata, la nieve de algodón, los villancicos, el agilando callejero de los pueblos y barrios… La Misa de Gallo, las felicitaciones, los dulces caseros… Todo un espectáculo que se vivía, y se vive, cuando nos empeñamos en hacer la vida agradable a los demás, y sonreímos al ver a Jesús hecho un Niño simpático.

También fueron unas Navidades singulares las primeras que pasé lejos de mi hogar familiar en el primer año de mi sacerdocio. Era la primera vez que estaba lejos de mis padres y del ambiente tradicional. Pero precisamente por eso las viví con más intensidad. Diríamos que con más autenticidad. Me vi arropado por la buena gente que te hace un hueco entre los suyos, y te demuestra que te quiere


Unas Navidades muy especiales las viví siendo capellán de la Clínica Universitaria en Pamplona. Entre enfermos y personal sanitario. Me di cuenta como agradecen las personas que sufren lejos de sus hogares un rato de compañía, un detalle, unas palabras de consuelo. Estaba muy lejos de mi tierra, pero me sentía feliz viviendo esa obra de misericordia que es acompañar al que sufre, y compartir con ellos el gozo de una noche que, necesariamente, era buena porque el Señor estaba por medio.

Y año tras año he compartido la Navidad con mis feligreses de distintas parroquias. La Misa de media noche tiene mucho de ternura. Y la Misa de Navidad es la más familiar del año. Y uno siente un poco de pena al contemplar a tantos que no saben todavía lo que es la Navidad, y se conforman con las chucherías que ofrece la fiebre del consumo. Son Navidades vacías, sin alma.

Pero no nos pongamos tristes, porque Jesús nació para todos, y a todos nos ofrece su amistad y su alegría. Algo pillará cada uno. Demos gracias a Dios porque un día, tal vez lejano, nos enseñaron a vivir la fe con seriedad y con ternura y, con nuestras miserias y tonterías, intentamos no olvidar la lección aprendida. Las Navidades deben ser siempre buenas, y que dejen un poso de paz en el alma, capaz de contagiar a los hombres de buena voluntad. Yo este año viviré la Noche Buena con un grupo de sacerdotes que, como yo, están lejos de sus parientes, pero que nos sentimos verdaderamente hermanos. Y el Señor estará contento entre nosotros.





Seguro que los lectores podrían contarnos cuales fueron sus mejores Navidades. Yo les animo a que las redacten y me las manden a mi correo electrónico. Me comprometo a publicarlas en este blog para que podamos compartir eso que le dicta la memoria de su corazón. Os espero.

Mientras tanto, Feliz Navidad a toda la familia de Religión en Libertad.



Juan García Inza

juan.garciainza@gmail


Una canción navideña y una película:


domingo, 18 de diciembre de 2011

Y "SAN JOSE" NO ERA CRISTIANO

Actualizado 18 diciembre 2011
Y "San José" no era cristiano


Y “san José “ no era cristiano
En mi Parroquia durante el Adviento vamos montando un Belén viviente con los niños de la catequesis de primera Comunión. En la Misa Familiar el primer domingo salen niños vestidos de pastores, y se colocan en sitiales en el prebiuterio. El segundo domingo salen pastores y se incorporan los ángeles. El tercer domingo junto, con los pastores y los ángeles, sale San José. Y el útlimo domingo completa el cuadro la Virgen María.

La novedad de este año es que el “San José”, con siete años, no estaba bautizado, según me dijeron los padres. No era cristiano. Y se nos creó un “problema teológico”. ¿Qué hacemos entonces para que no desentone en el “Misterio divino”. Sencillamente, lo que ya los padres tenían pensado: bautizarlo. Y así lo hemos hecho este 4º Domingo de Adviento. Tras una catequesis especial la semana anterior, he bautizado a “San José”. El, y por supuesto los padres, tan contentos. Y, lógicamente, yo también.

Esto nos da pié para que pensemos un poco en este personaje tan entrañable y silencioso, y tan santo. San José esposo de María y padre virginal de Jesús. Modelo de padre y esposo, patrón de la Iglesia universal, de los trabajadores, de infinidad de comunidades religiosas y de la buena muerte.





A San José Dios le encomendó la inmensa responsabilidad y privilegio de ser esposo de la Virgen María y custodio de la Sagrada Familia. Es por eso el santo que más cerca esta de Jesús y de la Stma. Virgen María. Nuestro Señor fue llamado "hijo de José" (Juan 1:45; 6:42; Lucas 4:22) el carpintero (Mateo 12:55).

No era padre natural de Jesús (quién fue engendrado en el vientre virginal de la Stma. Virgen María por obra del Espíritu Santo y es Hijo de Dios), pero José lo adoptó y Jesús se sometió a él como un buen hijo ante su padre. ¡Cuánto influyó José en el desarrollo humano del niño Jesús! ¡Qué perfecta unión existió en su ejemplar matrimonio con María!



San José es llamado el "Santo del silencio" No conocemos palabras expresadas por él, tan solo conocemos sus obras, sus actos de fe, amor y de protección como padre responsable del bienestar de su amadísima esposa y de su excepcional Hijo. José fue "santo" desde antes de los desposorios. Un "escogido" de Dios. Desde el principio recibió la gracia de discernir los mandatos del Señor.




Las principales fuentes de información sobre la vida de San José son los primeros capítulos del evangelio de Mateo y de Lucas. Son al mismo tiempo las únicas fuentes seguras por ser parte de la Revelación.

San Mateo (1:16) llama a San José el hijo de Jacob; según San Lucas (3:23), su padre era Heli. Probablemente nació en Belén, la ciudad de David del que era descendiente. Pero al comienzo de la historia de los Evangelios (poco antes de la Anunciación), San José vivía en Nazaret.

Según San Mateo 13:55 y Marcos 6:3, San José era un "tekton". La palabra significa en particular que era carpintero. San Justino lo confirma (Dial. cum Tryph., lxxxviii, en P. G., VI, 688), y la tradición ha aceptado esta interpretación. Es el Santo protector de los trabajadores. De él aprendemos a santificar el trabajo, santificarnos en el trabajo, y santificar a los demás por medios del trabajo, como diría San Josemaría Escrivá, que era un gran devoto del Santo.

Si el matrimonio de San José con la Stma. Virgen ocurrió antes o después de la Encarnación aun es discutido por los exegetas. La mayoría de los comentadores, siguiendo a Santo Tomás, opinan que en la Anunciación, la Virgen María estaba solo prometida a José. Santo Tomás observa que esta interpretación encaja mejor con los datos bíblicos.




Los hombres por lo general se casaban muy jóvenes y San José tendría quizás de 18 a 20 años de edad cuando se desposó con María. Era un joven justo, casto, honesto, humilde carpintero...ejemplo para todos nosotros.

La literatura apócrifa, (especialmente el "Evangelio de Santiago", el "Pseudo Mateo" y el "Evangelio de la Natividad de la Virgen María", "La Historia de San José el Carpintero", y la "Vida de la Virgen y la Muerte de San José) provee muchos detalles pero estos libros no están dentro del canon de las Sagradas Escrituras y no son fiables.




Amor virginal

Algunos libros apócrifos cuentan que San José era un viudo de noventa años de edad cuando se casó con la Stma. Virgen María quien tendría entre 12 a 14 años. Estas historias no tienen validez y San Jerónimo la llama "sueños". Sin embargo han dado pie a muchas representaciones artísticas. La razón de pretender un San José tan mayor quizás responde a la dificultad de una relación virginal entre dos jóvenes esposos. Esta dificultad responde a la naturaleza caída, pero se vence con la gracia de Dios. Ambos recibieron extraordinarias gracias a las que siempre supieron corresponder. En la relación esposal de San José y la Virgen María tenemos un ejemplo para todo matrimonio. Nos enseña que el fundamento de la unión conyugal está en la comunión de corazones en el amor divino. Para los esposos, la unión de cuerpos debe ser una expresión de ese amor y por ende un don de Dios. San José y María Santísima, sin embargo, permanecieron vírgenes por razón de su privilegiada misión en relación a Jesús. La virginidad, como donación total a Dios, nunca es una carencia; abre las puertas para comunicar el amor divino en la forma más pura y sublime. Dios habitaba siempre en aquellos corazones puros y ellos compartían entre sí los frutos del amor que recibían de Dios.





El matrimonio fue auténtico, pero al mismo tiempo, según San Agustín y otros, los esposos tenían la intención de permanecer en el estado virginal. (cf.St. Aug., "De cons. Evang.", II, i in P.L. XXXIV, 1071-72; "Cont. Julian.", V, xii, 45 in P.L.. XLIV, 810; St. Thomas, III:28; III:29:2).

Pronto la fe de San José fue probada con el misterioso embarazo de María. No conociendo el misterio de la Encarnación y no queriendo exponerla al repudio y su posible condena a lapidación, pensaba retirarse cuando el ángel del Señor se le apareció en sueño:

"Su marido José, como era justo y no quería ponerla en evidencia, resolvió repudiarla en secreto. Así lo tenía planeado, cuando el Angel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: «José, hijo de David, no temas tomar contigo a María tu mujer porque lo engendrado en ella es del Espíritu Santo. Despertado José del sueño, hizo como el Angel del Señor le había mandado, y tomó consigo a su mujer." (Mat. 1:19-20, 24).



Unos meses más tarde, llegó el momento para S. José y María de partir hacia Belén para apadrinarse según el decreto de Cesar Augustus. Esto vino en muy difícil momento ya que ella estaba en cinta. (cf. Lucas 2:1-7).

En Belén tuvo que sufrir con La Virgen la carencia de albergue hasta tener que tomar refugio en un establo. Allí nació el hijo de la Virgen. El atendía a los dos como si fuese el verdadero padre. Cuál sería su estado de admiración a la llegada de los pastores, los ángeles y más tarde los magos de Oriente. Referente a la Presentación de Jesús en el Templo, San Lucas nos dice: "Su padre y su madre estaban admirados de lo que se decía de él". (Lucas 2:33).



Todo ello lo celebraremos estos días de Navidad. No olvidemos de felicitar a San José por haber desempeñado tan fielmente el papel, la vocación, que Dios le encomendó.

Para saber más: www.corazones.org

martes, 13 de diciembre de 2011

LAS NOCHES LOCAS DE LOS JOVENES DE SAN JOSE

Actualizado 12 diciembre 2011

Leo en www.infocatólica esta interesante experiencia que cuenta Cesáreo Marítimo en su Blog www.germinansgerminavit sobre la evangelización de un grupo de jóvenes en lo que han llamado Las noches locas de los Jóvenes de San José. Lo traigo a mi Blog tal y como está publicado por considerarlo de especial interés.







¿Qué juerga trepidante y desmesurada se le puede proponer a un joven para la noche del viernes o del sábado? Algo como para volver a casa con la profunda satisfacción del que ha resultado ganador en cada una de sus apuestas. En fin, la noche loca del triunfador cuya seguridad y autoestima crece con cada una de sus conquistas.
¿Que qué puede hacer uno? Pues puede por ejemplo, por romper moldes y meterse en uno de esos fregados que muy pocos son capaces de sobrellevar, irse de juerga divina con los Jóvenes de San José. Fue la casualidad la que me hizo caer en medio de una de esas juergas. “¿Te quedas?”, me preguntaron un sábado en que caí no sé muy bien cómo, en su guarida-cuartel general: la parroquia de San Francisco de Paula.



Un montón de bolsas de ropa a la entrada: todas con nombre y número, anunciaban de qué iría la juerga. No faltaba mucho para las 10 cuando empieza la reunión preparatoria. Una oración, un canto, una meditación guiada por el páter, jovencísimo; un salmo, otro canto… y los dos momentos más originales, la forma de pasar lista: “ Fulano de tal (y el aludido, se levanta), Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, presente en el Santísimo Sacramento del altar, cuenta contigo .” “Y yo con Él” -era la respuesta de cada uno. Así hasta 20. Una vez todos de pie, se inició el ceremonial preparatorio de la gran juerga.
Una juerga divina, claro está: se trataba de ir alencuentro de Cristo, transfigurado en cada uno de los necesitados a los que íbamos a ayudar. Ayuda material, por supuesto; pero también ayuda al alma, ofreciendo proximidad y amistad, transmitiendo la alegría de verte de nuevo con el Cristo al que diste de comer y de beber cuando tuvo hambre y sed; el Cristo al que le llevaste ropa cuando lo viste pasando frío en la calle.


El segundo momento llamativo de la sesión preparatoria, el ofrecimiento de ese acto de caridad para con los hermanos más necesitados: hermanos de verdad. De nuevo pasando lista y cada uno manifestando sus intenciones. Es en esa sesión preparatoria donde se le da todo el sentido a la actividad de la noche. Me recordó las Laudes y la Misa de las 6 de la mañana en la clínica del Pilar, cada vez que estuve allí para el nacimiento de cada uno de mis hijos. Era allí, en el inicio del día en la capilla, donde entendía el amor con que las monjas trataban a mi mujer; ese amor que lo impregnaba todo. ¡Qué belleza! Es en esas circunstancias donde uno ve a Dios más vivo.
Una vez terminada la sesión preparatoria, todos a la calle, distribuidos en las furgonetas y en los coches. Primer destino, una furgoneta hacia la plaza Cataluña (en ésta me tocó ir), con los coches de acompañamiento y otra hacia la Estación del Norte. También este tramo de la aventura fue interesante: estuve hablando con un chavalín de 15 años que venía de Gerona. ¡Fabuloso!
Llegados a Plaza Cataluña, ahí estaba perfectamente formada una fila de más de 100 personas. Saludos, sonrisas, amistad, amor. Sí señor, esos jóvenes iban al encuentro de Cristo necesitado, y le ofrecían además de ayuda, amistad y amor. El operativo funcionó de maravilla. Dos mesas plegables de 2 por 1 eran la base de operaciones. De primer plato, potaje de garbanzos caliente. Y tiempo para comer tranquilamente. De vuelta a la cola, recogían el segundo plato: tortilla de patatas con guarnición. Dos clases de pan a elegir, sin límite, y una botella de agua de 2 litros para cada uno. Tiempo para comer tranquilamente, y de vuelta a la cola para el postre: yogur, fruta, polvorones. ¿Algo que reseñar en cuanto a la comida? Sí, que habiéndose repartido tantísima comida y a tanta gente, sólo vi dos platos abandonados con restos de comida. Y suciedad, la justa, que luego se recogió entre todos, dejando el lugar como si allí no hubiese pasado nada.


Segundo acto: reparto de ropa. Una nueva cola, ésta más corta, para entregar a cada uno, bien puestecito en una bolsa, lo que había pedido el sábado anterior. Nueva sorpresa: ni una prenda abandonada. La petición más abundante era de sacos de dormir. Se confiaba en llegar con ellos el siguiente sábado. No se podía atender aún, porque no se habían podido juntar los 1.000 euros necesarios para comprarlos todos de una vez y obtener un mayor rendimiento de las aportaciones para este fin. Al tiempo que se repartía, se hacían las nuevas listas, o se recogían las que traían ya hechas, para el siguiente sábado.
Tercer acto: la apoteosis. Sesión de catequesis. Si es un acto de caridad ofrecer bienes materiales a los hermanos necesitados, y si ofrecerles amistad y solicitud fraterna es un acto de caridad aún más exquisita; la coronación de esta doble buena obra es ponerles en contacto con Dios. Que sí, que sí, que es en estas situaciones de necesidad, cuando nos falla el hombre, el momento en que más necesitamos a Dios. Unas 15 personas se quedaron para oír hablar de Dios. Y esta vez (no siempre es así, lo hizo el curita joven del equipo, ¡vestido de sotana, para que se le notase que era cura!, el que predicó con voz potente (estábamos en un lugar muy concurrido y con mucho ruido). Como dice hoy la juventud, estuvo sembrado.
Como hacen una catequesis sistemática, le tocaba hablar del sexto mandamiento. Salió con la batidora, que no acaba de ir del todo bien para cortar el pelo ni para afeitarse, y que del mismo modo el sexo es para lo que es. Que siendo capaces de amor, cómo nos vamos a conformar con el nivel de sexo de los perros. Pues no. Sexo ordenado y abierto a la vida. Predicó con amor, se le escuchó con amor, gustó muchísimo y se le aplaudió.
Viviendo como vivimos en una Iglesia tanacomplejada, es una verdadera heroicidad salir a la calle a hablar de Dios. De todo lo que recibieron los hermanos necesitados, éste fue el regalo más exquisito, y el que necesita más fe, más audacia y más caridad. La inmensa mayoría de los católicos, prefieren dar 10 euros que dar testimonio de su fe. Y si son los católicos que se supone que tendrían que estar en primera línea de fuego y en las trincheras, a ésos es más fácil sacarles 1.000 euros que sacarles a la calle en sotana a predicarles el Evangelio a los pobres.
Por eso me alegré infinito de conocer en vivo y en directo a este grupo de católicos, los Jóvenes de san José, no sólo caritativos (que eso lo hacen muchos, entre ellos, Cáritas), sino además valientes: cristianos que se atreven a proclamar que no les mueve sólo la necesidad del prójimo, sino que su principal motor es el amor de Dios.
Mientras asistía a este tercer acto, me veía ante los protestantes, que sí que se atreven; y me veía ante los políticos, que también: y con mayor audacia aún. ¿Cómo es posible, me preguntaba, que teniendo nosotros el mejor de los mensajes, nos quedemos a la zaga de esos otros que teniendo un mensaje más pobre (me refiero en especial a los políticos) tienen sin embargo muchísima más audacia que los católicos?
A la Iglesia le vienen como agua de mayo movimientos tan valientes como los Jóvenes de San José. Y a la juventud le sientan de maravilla estas locuras.

Fuente: http://infocatolica.com/blog/germinans.php/1112081048-las-noches-locas-de-los-joven#more14692
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No se si será fácil imitar este proyecto en otros lugares. Si han podido en Cataluña, ¿por qué no en el resto de España? Vale la pena pensarlo y probar este nuevo modelo de evangelización viviendo la caridad en la calle, donde “viven” los sin techo. Una buena forma de celebrar la Navidad.

Juan García Inza

Juan.garciainza@gmail.com

sábado, 10 de diciembre de 2011

HOJA PARROQUIAL DE LOS RECTORES

TERCER DOMINGO DE ADVIENTO. S.Escritura: Isaías 61, 1-2.10-11; 1 Tesalonicenses 5, 16-24;
Juan 1, 6-8.19-28
EVANGELIO: Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: éste venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que por él todos vinieran a la fe. No era él la luz, sino testigo de la luz.
Los judíos enviaron desde Jerusalén sacerdotes y levitas a Juan, a quele preguntaran: -¿Tú quién eres? El confesó sin reservas: -Yo no soy el Mesías. Le preguntaron: Entonces, ¿qué? ¿Eres tú Elías? El dijo: _No lo soy. ¿Eres tú el profeta? Respondió: -No. Y le dijeron: -¿Quién eres? Para que podamos dar una respuesta a los que nos han enviado,¿qué dices de ti mismo? El contestó: -Yo soy "la voz que grita en el desierto: Allanad el camino del Señor" (como dijo el profeta Isaías). Entre los enviados había fariseos y le preguntaron: -Entonces, ¿por qué bautizas, si tú no eres el Mesías, ni Elías, ni el Profeta? Juan les respondió: -Yo bautizo con agua; en medio de vosotros hay uno que no conocéis, el que viene detrás de mí, que existía antes que yo y al que no soy digno de desatar la correa de la sandalia.
Esto pasaba en Betania, en la otra orilla del Jordán, donde estaba Juan bautizando.



COMENTARIO
Un día le preguntaron a un profesor: ¿cuál es el sentido de la vida? Y éste sacando del bolsillo un trozo de espejo dijo a sus alumnos. Cuando yo era pequeño me encontré un espejo roto y me quedé con este trozo y empecé a jugar con él. Era maravilloso, podía iluminar agujeros profundos y hendiduras oscuras. Podía reflejar la luz en esos lugares inaccesibles y esto se convirtió para mí en un juego fascinante. Cuando ya me hice hombre comprendí que no era un juego de infancia sino un símbolo de lo que yo podía hacer con mi vida. Comprendí que yo no soy la luz ni la fuente de la luz. Pero supe que la luz existe y ésta sólo brillará en la oscuridad si yo la reflejo.
Soy un trozo de espejo y aunque no poseo el espejo entero, con el trocito que tengo puedo reflejar luz en los corazones de los hombres y cambiar algunas cosas en sus vidas. Ese soy yo. Ese es el significado de mi vida. Juan, el hombre enviado por Dios, el presentador de Jesús, el vocero del bautismo en el Espíritu, comprendió también que él no era la luz, sino un reflejo de la luz, él era sólo el despertador que anuncia la luz del nuevo día, y al Señor de todos los días.
Juan, un predicador al aire libre y callejero, metía mucho ruido y atraía a mucha gente y bautizaba en el río Jordán y tenía sus seguidores y esto preocupaba a las autoridades.
Así pues el alcalde y las autoridades de Jerusalén le enviaron unos periodistas del Heraldo de Soria para hacerle una entrevista y tomar algunas fotos a Juan bautizando. ¿Quién eres tú?, le preguntaron.
"Yo no soy el Cristo. Yo no soy Elías. Yo no soy el Profeta."
Podía haber contestado: soy el hijo de Zacarías e Isabel. Mi padre es sacerdote del templo de Jerusalén.
Juan se describe a sí mismo en función de su trabajo, de su misión, de su ministerio. Su identidad, su ID se lo da Cristo. Es un hombre, enviado por Dios, para predicar el camino del Señor. Juan no quiere títulos para él, no quiere ser confundido ni revestirse con las ropas de otro. "Yo soy la voz del que grita en el desierto".
Juan es una voz anónima y pasajera.
Lo que importa es la voz.
Lo que importa es lo que la voz grita.
Lo que importa es que el mensaje se escuche.
Lo que importa es que Jesús sea anunciado.
Lo que no importa es de quién es la voz.
Y Juan fue por uno días el altoparlante de Dios que anunciaba a "uno que está en medio de vosotros y que no conocéis".
La voz que habla y anuncia a Jesús, eso es lo importante, la voz que llega al corazón y lo prepara para acoger la Palabra eterna de Dios.
Juan vino para ser testigo de la luz y para que creas en el que es la luz.
Ante los problemas de la vida necesitamos acudir a los profesionales.
Que tengo un accidente: un abogado.
Que estoy enfermo: un médico.
Que el coche no funciona: un mecánico.
Que voy mal en los estudios: una academia.
En las cosas de Dios no hay profesionales, sólo hay testigos del Dios que viene; sólo hay voces que anuncian al Dios que viene.
Y como Juan Bautista, tú y yo y todos los bautizados estamos llamados a ser testigos y voz de Dios, en Jerusalén, en Los Rectores, en Murcia,...
¿Difícil? Sí. Porque no conocemos al que es más grande que nosotros y está en medio de nosotros.
¿Fácil? Sí. Cuando conocemos, creemos y amamos al que está en medio de nosotros.
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IMPORTANTE PARA ESTA SEMANA
El próximo sábado, día 17 de Diciembre, tendremos en nuestra Parroquia UN RETIRO DE ADVIENTO para todos los grupos de Apostolado de la Divina Misericordia de la Diócesis, y personas en general que quieran asistir.
PROGRAMA:
10,30: Llegada a la Parroquia
10,45: Exposición del Santísimo
11: Meditación (Dirigida por D. Juan García Inza, Consiliario Diocesano del Movimiento “Apostolado de la Divina Misericordia” y Párroco de esta Parroquia-Santuario)
12: Meditación (Dirigida por D. Juan Fernández López, Párroco de San Pío X)
13: Bendición y Santa Misa
14: Comida compartida en los salones de la Parroquia
15: Rezo de la Coronilla de la Divina Misericordia
15,15: Asamblea general (Puesta en común de los grupos, testimonios, etc. Presentación del libro recién editado: “MEDJUGORGE. Historia y testimonios de encuentros con la Reina de la Paz” (Autor: Juan García Inza)
16,15: Oración final y despedida.

Con motivo de este Retiro se suprime la reunión que correspondía al 2º miércoles de mes.

viernes, 9 de diciembre de 2011

DEJAR A LA MUJER SER MUJER

En esta fiesta de la Virgen María he pensado en la mujer. Es una obra de arte del Creador. Está dotada de una serie de cualidades que sin ellas la vida del ser humano sería muy difícil. Yo soy hombre y lo comprendo. Si queremos destacar algunas pongamos en primer lugar la capacidad de amar hasta el sacrifico callado y silencioso. Pongamos también la delicadeza en su relación con los demás. Su espiritualidad, si de verdad es sanamente femenina. La disposición para el trabajo, veinticuatro horas al día si es necesario…



En cuanto a la imagen, que no es lo esencial, hay que destacar su belleza, que no tiene por qué asociarse a su aspecto físico. Una mujer de verdad es siempre bella, es un espectáculo de la naturaleza. Y las hay en abundancia. Sus adornos tienden a resaltar lo dones con que Dios las ha dotado.

Como contrate a lo que venimos diciendo, me duele la cantidad de féminas, jóvenes y mayores, que se han dejado arrastrar por la corriente hasta el punto de jugarse la dignidad, incluso la belleza. Nuestra sociedad es injusta con la mujer. Hay un comercio criminal, como en épocas pretéritas, que trafica con la mujer. De sobra es conocido. Y una mujer que pierde su grandeza se convierte en una piltrafa que provoca tristeza, pena.

Lamentablemente hay muchas como la de la imagen, entre las rejas que le ha tendido la vida. Faltas de libertad. No pueden disfrutar de la vida, porque la vida las está disfrutando a ellas sin ningún escrúpulo. Y la indignación llega al máximo cuando se trata de niñas engañadas por el espejismo de unas monedas que les prometen la felicidad. ¿Qué felicidad, si han de quedar marcadas para toda la vida? Es la gran crisis de la humanidad, de la cual no se habla, no provoca ninguna reunión en la cumbre, ni ninguna manifestación de indignados.

Ya sé que la situación tiene poca solución, pero algo habrá que hacer. Yo al menos le pido a la Virgen Inmaculada que proteja a las niñas y jovencitas, y también a la esposas, que pueden sufrir el zarpazo de los “negreros de siempre”, para quedar después tiradas en la cuneta de la vida. La mujer es una obra maestra del creador, y hay que protegerla como un tesoro de la humanidad. Hay que dejar a la mujer ser mujer.

Juan García Inza

jueves, 8 de diciembre de 2011

SOLEMNIDAD DE LA INMACULADA






SU BELLEZA, ROBÓ EL CORAZÓN A DIOS
Inmaculada Concepción


En la Inmaculada se armoniza la grandeza y la pobreza, la riqueza de Dios y la sencillez de su esclava, el silencio y la Palabra. Son perfecto acorde la hermosura abrazándose a la pequeñez de una joven nazarena, su pureza con su apertura a la fuerza del Espíritu.
¡Dichosa, María, eres camino que nos lleva a la Santa Navidad! ¡Dichosa, María, has sido elegida y tocada por el Misterio! ¡Dichosa, María, eres sendero que nos lleva siempre a Jesús!
1.En mitad del Adviento sale a nuestro paso la Solemnidad de la Inmaculada Concepción. Si la Navidad tiene sabor a Dios, el Adviento, tiene gusto a María. Sin Ella, sin su “sí” no hubiera existido Encarnación. Los ángeles no habrían descendido gozosos en la Noche Santa. Sin, su apertura al plan de Dios, los pastores nunca hubieran recibido la noticia del Nacimiento de Cristo. Sin, su ser Inmaculada, nos faltaría a la Iglesia, a todos nosotros…un espejo en el cual poder mirarnos y aspirar a lo que Ella fue: hermosa, limpia por dentro y por fuera. ¿Queremos un mundo más limpio y sin tanta corrupción? Miremos a María.
¡Dichosa, María, por vivir tan profundamente tu relación con Dios, en Jesús por el Espíritu! Tu beldad es para nosotros motivo de orgullo, motivación para perfeccionar nuestra vida cristiana, llamada a levantar nuestros ojos hacia el cielo y preguntarnos ¿qué puedo aportar yo a Dios? ¿Qué querrá el Señor de mí? ¿En qué me tengo que abrir yo a los Misterios de Dios sin perder lo más santo que habita en mí interior?
2.Cuánto nos impresiona, al adentrarnos en un monasterio, la forma de rezar, vivir o celebrar de l@s monj@s. Al contemplar a María nos impresiona, sobre todo, que en este itinerario hacia la Navidad, Ella, reza , espera, vive y sirve como nadie. Sin ser Dios, porque sabe que no lo es, disfruta entrando de lleno en su Palabra. Sin muchas seguridades, agarrándose a la fe, espera aguardando a que se cumpla el mensaje del Ángel.
¡Cuánta humildad en María! Su belleza fue precisamente su alma interior. No tuvo más orgullo que satisfacer siempre los proyectos del Creador. Lejos de subirse en el pódium del poder o del engreimiento se sintió, ya desde el principio, agasajada por los humildes y desconcertando a los poderosos. Lejos de dejarse seducir por el pecado (ser como Dios) se entregó en un cheque en blanco para vivir con intensidad, sin fisura alguna y con regocijo el amor de Dios: amada de Dios, discípula perfecta del Señor.
¡Dichosa Tú, María, por tu limpia morada para Dios!
3.Nuestros pueblos y ciudades, parroquias y catedrales, nos sentimos agraciados al obsequiar esta festividad a María. Con Ella es posible salir de nuestro turbulento pasado. Con María, camino del Nacimiento de Cristo, merece la pena sacudir del corazón todo aquello que empaña nuestra amistad o fidelidad con el Señor, aplastar la serpiente que nos somete, esclaviza, deshumaniza o distorsiona.
¿Sientes a María como una gracia especial en tu vida? ¿Te sirve de modelo a la hora de salir de ti mismo y dar un paso en el conocimiento de la Verdad? ¿Abres las puertas de tu vida para que, el Señor, te toque con su gracia y te haga comprender lo que quiere para ti y desea de ti?
¡Dichosa Tú, Virgen Inmaculada, eres un cántaro que rebosa santidad, disponibilidad y valor!
Gracias, Inmaculada Concepción, por ser elegida. Tu lotería fue Dios entrando en tus entrañas. Haz que, también nosotros tus hijos, nos sintamos elegidos y llamados a dar cobijo en el portal de nuestra vida a ese Jesús que viene a nuestro encuentro. ¿Nos ayudarás, Madre?



QUIÉN PUDIERA COMO TÚ, MARÍA!




Llamas, María, silenciosamente
acompañada y rodeada de Misterios
y lo haces así porque, tu vida, fue grande en el silencio
porque, Dios, y nadie más, ocupó lo más santo de tus entrañas
porque, Dios, y nadie más, gustó la beldad interna de tu cuerpo
¡QUIÉN PUDIERA COMO TÚ, MARÍA!
Decir al mundo que, en la pequeñez,
está el secreto de la felicidad y el asombro
Que, en la humildad, se funde la llave para conquistar a Dios
que, en la docilidad, es donde uno se llena de la fuerza divina
¡QUIÉN PUDIERA COMO TÚ, MARIA INMACULADA!
Poseer aquella perfección que al mismo Dios enamora
asaltar algunos de esos dones tuyos
con los que fuiste capaz de robar el mismo corazón al Creador
Vivir sintiéndonos amados por esa fuerza alta y extraña
que, cuando se acoge, es oasis de eternidad y de paz
¡QUIÉN PUDIERA COMO TÚ, MARÍA!
Responder siempre “SI” sin mirar a lo que atrás se deja
Ofrecer al Señor el campo de nuestro interior,
limpio y convertido, cuidado y reluciente
y que, Él, pudiera acampar sin miedo a ser rechazado
Caminar, como Tú lo haces, sin temor ni temblor
sabiendo que, cuando Dios entra por una ventana de tu casa,
la ilumina con rayaos de paz y de alegría desbordantes
Gracias, Virgen Inmaculada: eres don y regalo
Don para nuestra Iglesia
Regalo para todo el pueblo que, en nuestras luchas y debilidades, rezamos, cantamos, proclamamos y veneramos
tu inmensa pureza de Madre coronada de estrellas.
Amén.
Javier Leoz

lunes, 5 de diciembre de 2011

EL DRAMA DE UN "TRANSEXUAL" ARREPENTIDO

Actualizado 5 diciembre 2011



Retorno a la masculinidad: un ex “transexual” cuenta su historia


El tema de la ideología de género se suele tomar demasiado a la ligera. Parece que todo es una fiesta, un orgullo de ser lo que realmente no se es. Y los poderosos lobbies gay están imponiendo en grandes sectores de la sociedad una mentalidad poco acorde con la naturaleza humana. Casi dan por hecho que el cambio de sexo, psicológica, e incluso fisiológicamente, es algo inocuo, incluso con tintes progre ya que auguran una nueva forma de ver al ser humano. La masculinidad o la feminidad no es algo con lo que se nace, sino que se adquiere a voluntad. Pero llegan a proponer como lógico una sexualidad híbrida, que induce al involucrado a vivir una vida sin definir.

No estoy en contra de quien padece una anomalía –aunque ellos no lo admitan como tal-, y que bastante tiene con su situación no siempre bien comprendida. Lo que no comprendo es que se considere todo tan normal que lo contrario sería una aberración, y el que vaya en contra de esa actitud poco menos que sea considerado como xenófobo. No estoy en contra de nadie. Solo traigo a colación este caso para demostrar que cuando las cosas de la naturaleza se toman a la ligera puede crear verdaderos dramas:



Walt Heyer era un niño que creció en el Estado de California, en los Estados Unidos de América, a mediados de la década de 1940, interesado en los vaqueros, los coches y las guitarras de acero cuando un día a su abuela le pareció que él quería ser una niña. Ella ingenuamente hizo para él un vestido de gasa de color purpura que él utilizaba cuando la visitaba.





Según Walt, al ponerse ese vestido de gasa de color púrpura se disparó algo que lo puso en un largo camino de 35 años que condujo a un valle oscuro de “tormento, desilusión, remordimiento y tristeza”. Su confusión respecto a la identidad de género lo llevó al alcoholismo, a la drogadicción y a un intento de suicidio.

En última instancia, Walt recurrió a la vaginoplastia, la “cirugía de reasignación de género” para parecerse a una mujer, algo que llegó a lamentar profundamente, por eso él ahora aconseja a individuos confundidos en su género que se mantengan al margen. “Él (Dios) me hizo hombre, la forma que yo era, y el bisturí nunca llegó a cambiar eso”, dijo Walt a LifeSiteNews/Notifam (LSN) en una reciente entrevista.







Avergonzado de ser hombre

En su libro escrito por él en inglés, en 2006, “Trading My Sorrows: Man to woman and back-again – a personal story” (Intercambiando mis dolores: de hombre a mujer y viceversa – una historia personal), Walt cuenta que el vestido morado fue sólo la primera de muchas influencias en su vida que le hizo avergonzarse de ser hombre. Dice que fue el acoso sexual que sufrió a manos de su tío lo que lo hizo sentirse avergonzado de sus genitales. Fue la severa disciplina de su padre – él dice que prácticamente indistinguible del abuso físico – lo que lo hizo sentirse incapaz de ser el niño que su padre quería que fuera.

Walt no recuerda un sentimiento lo suficientemente bueno por sus padres, tampoco haber podido complacerlos alguna vez y haber recibido alguna vez el reconocimiento que él tanto deseaba.

“Lo que yo quería desesperadamente era el reconocimiento de mis padres por aquello en lo que yo sobresalía, encontrar mi propio lugar donde pudiera expresarme, desarrollar mis talentos y hacer algo que yo disfrutara”, explicó Walt en su libro.

El niño que no tenía autoestima empezó a despreciarse a sí mismo y a su cuerpo. Walt comenzó a encontrar consuelo al vestirse como una chica y mantener esto en secreto frente a sus padres. Vestirse como una chica se convirtió en su escondite, donde se sentía a salvo de los dolorosos conflictos y la disciplina impartida por su padre y su madre.

La mujer, un tirano en su interior

Cuando Walt alcanzó la adolescencia dice que la niña dentro de su cabeza se volvió más poderosa y le demandaba más de su tiempo. A pesar del hecho que Walt disfrutaba con los coches llamativos y tener citas con chicas atractivas de su escuela secundaria, no importaba cuanto esfuerzo hiciera, él no podía alejar la obsesión de convertirse en una mujer. Después de la secundaria, Walt se mudó de la casa de sus padres, para poder disfrutar con el travestismo en la intimidad de su propia casa. Para entonces él había acumulado un cierto número de trajes de mujer, pero él estaba todavía profundamente avergonzado de su hábito secreto.

Walt finalmente se casó, se hizo rico, y externamente parecía que estaba viviendo el sueño americano. Mantuvo en secreto sus permanentes escapadas al mundo de la mujer.

Walt dice que estuvo viviendo tres vidas distintas: de “hombre de negocios exitoso y bebedor, de padre y esposo amoroso perfecto en apariencia y de travesti retorcido”. Pero en su interior Walt experimentaba la fragmentación y la desilusión. Todo en su vida comenzó a desmoronarse.

Se volcó al alcohol como mecanismo de defensa, pero esto sólo aumentó su deseo de convertirse en una mujer. Dice que permitió a la niña dentro de su cabeza “expresarse” cada vez más, cuando él captó desesperadamente los momentos de alivio del embravecido mar de dolores y problemas de la vida.

En última instancia, Walt puso sus esperanzas en la cirugía de sexo como la solución que haría que su dolor desapareciera para siempre.

La cirugía

Primero fueron los pechos grandes, implantados mediante cirugía plástica. Luego vino el procedimiento que Walt lamenta mucho, la transformación quirúrgica de su órgano reproductor masculino para que pareciera un órgano reproductor femenino.

Walt tenía la esperanza que el procedimiento pudiera aliviar su “debilitante sufrimiento psicológico” y que eso iba a detener, de una vez por todas, el conflicto que lo había atormentado desde la infancia. Pero para su consternación, la reordenación de sus partes privadas y el cambio de su apariencia no efectuó el cambio correspondiente en el interior.

Después de la cirugía, la mente del Walt se convirtió en un campo de batalla de pensamientos y deseos conflictivos que él sólo pudo describir como “agravante, penoso, deprimente, discordante, distorsionado [e] impredecible”.

Luego de la cirugía, a través de todos los días se hizo más claro para Walt que él había cometido un “gran error”. Su adicción a la cocaína y al alcohol, en un intento de mitigar el dolor emocional, sólo aumentó su miseria, la depresión y la soledad.

Walt supo entonces que el bisturí del cirujano y la amputación resultante no habían hecho que él dejara de ser hombre para convertirse en mujer. Se dio cuenta que la cirugía fue un “fraude total”. Sintió que no tenía más remedio que vivir la vida como una mujer quirúrgica, como un “impostor”.




Intento de suicidio

En este punto, él tocó fondo. La cirugía había destruido la identidad de Walt, su familia, su círculo social y su carrera. Sentía que no había nada para él sino morir. Walt, que había adoptado el nombre de Laura Jensen, trató de lanzarse desde una azotea, pero fue detenido por un transeúnte.

Sin hogar y sin dinero, el quebrado “transexual” habría terminado viviendo en la calle si un buen samaritano no le hubiese dado un lugar para dormir en un garaje. Este nuevo amigo animó a Walt para que asistiera a Alcohólicos Anónimos, donde se dio cuenta que tenía que conectarse a un “poder superior” si iba a llegar a la cima del lío en que se había metido.

Walt empezó a darse cuenta cada vez más que él era realmente un hombre, pero que estaba envuelto en una “máscara de mujer”.

“Yo era muy consciente que ahora estaba entre los deshechos de la humanidad, hundido en una vida arrojada a la basura, distorsionada por mis propias decisiones. El alcohol, las drogas y la cirugía me habían hecho inútil para cualquier cosa. Yo había fracasado estrepitosamente como el hombre que Dios había creado para que yo lo fuese”.

Fuera del valle de oscuridad

Con la ayuda de unos amigos cristianos recientemente encontrados, Walt comenzó un viaje hacia la sanación y hacia el descubrimiento de su verdadera identidad como hombre. Walt se dio cuenta que la clave para ganar la batalla que se desencadenó dentro de él era la sobriedad. Su mantra era: “Mantente sobrio, sin importar en qué, mantente sobrio”. Dejó la bebida y se volvió a Jesús como una fuente recién descubierta de fortaleza.



En cierta ocasión, durante un tiempo de oración con su psicólogo cristiano, Walt dice que experimentó espiritualmente al Señor, todo vestido de blanco, que se acercó a él con los brazos abiertos, lo envolvió y le dijo: “Ahora conmigo estás a salvo para siempre”. Fue en ese momento que Walt supo que iba a encontrar en Jesús la sanación y la paz que él tanto deseaba.

Durante una entrevista con LSN, Walt dijo que los que están luchando con su identidad como hombre o mujer y piensan que la cirugía de sexo es la solución “necesitan ir a un psicólogo o a un psiquiatra y entrar a terapia y cavar en el fondo para averiguar qué está causando este deseo, porque hay algunos problemas psicológicos subyacentes o algún problema psiquiátrico que no está resuelto que hay que explorar -si hubo abuso sexual, abuso físico (o) modelo”.

“Puede durar un año explorar los temas profundos que están pasando y entonces, cuando se hace eso, se puede llevar a la persona a un punto donde puede comenzar a entender su género y comenzar a aceptar su género y a querer vivir el sexo que Dios le dio”.




Como un hombre ahora viejo, Walt cree que si pudiera volver atrás en el tiempo y decirse a sí mismo unas pocas palabras significativas como un hombre más joven, él diría a ese hombre más joven que evite la cirugía de sexo y que descubra la causa que subyace en el deseo por la cirugía.

Walt cree que su historia testimonia el poder de la esperanza, que nunca se debe renunciar a alguien, no importa cuántas veces él o ella caiga o cuántos giros y vueltas haya en el camino de recuperación. Por encima de todo, dice Walt, nunca se debe “subestimar el poder curativo de la oración y el amor en las manos del Señor”.



Fuente: Peter Baklinski | NOTIFAM.net

Una historia realmente fuerte y aleccionadora. Vale la pena tenerla en cuenta por tantos que se ven afectados por una duda sobre su sexualidad. El mejor camino, normalmente, para solucionar estos problemas es pasar por el psicólogo y acudir a Dios, que es nuestro Creador. Son temas muy serios como para tomárselos a chirigota, como hace más de uno.

Se puede comunicar con Walt Heyer por medio de su siguiente correo electrónico: waltsbook @ yahoo.com

Juan García Inza

Juan.garciainza@gmail.com