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viernes, 12 de diciembre de 2014

Hoja parroquial de los Rectores
Domingo III de Adviento. Escritura: Isaías 61, 1-2.10-11; 1 Tesalonicenses 5, 16-24;
Juan 1, 6-8.19-28


EVANGELIO

Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: éste venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que por él todos vinieran a la fe. No era él la luz, sino testigo de la luz.
Los judíos enviaron desde Jerusalén sacerdotes y levitas a Juan, a que le preguntaran: -¿Tú quién eres? El confesó sin reservas: -Yo no soy el Mesías. Le preguntaron: Entonces, ¿qué? ¿Eres tú Elías? El dijo: _No lo soy. ¿Eres tú el profeta? Respondió: -No. Y le dijeron: -¿Quién eres? Para que podamos dar una respuesta a los que nos han enviado,¿qué dices de ti mismo? El contestó: -Yo soy "la voz que grita en el desierto: Allanad el camino del Señor" (como dijo el profeta Isaías). Entre los enviados había fariseos y le preguntaron: -Entonces, ¿por qué bautizas, si tú no eres el Mesías, ni Elías, ni el Profeta? Juan les respondió: -Yo bautizo con agua; en medio de vosotros hay uno que no conocéis, el que viene detrás de mí, que existía antes que yo y al que no soy digno de desatar la correa de la sandalia.
Esto pasaba en Betania, en la otra orilla del Jordán, donde estaba Juan bautizando



COMENTARIO
Un día le preguntaron a un profesor: ¿cuál es el sentido de la vida?
Y éste sacando del bolsillo un trozo de espejo dijo a sus alumnos.
Cuando yo era pequeño me encontré un espejo roto y me quedé con este trozo y empecé a jugar con él. Era maravilloso, podía iluminar agujeros profundos y hendiduras oscuras. Podía reflejar la luz en esos lugares inaccesibles y esto se convirtió para mi en un juego fascinante.
Cuando ya me hice hombre comprendí que no era un juego de infancia sino un símbolo de lo que yo podía hacer con mi vida. Comprendí que yo no soy la luz ni la fuente de la luz. Pero supe que la luz existe y ésta sólo brillará en la oscuridad si yo la reflejo.
Soy un trozo de espejo y aunque no poseo el espejo entero, con el trocito que tengo puedo reflejar luz en los corazones de los hombres y cambiar algunas cosas en sus vidas. Ese soy yo. Ese es el significado de mi vida.
Juan, el hombre enviado por Dios, el presentador de Jesús, el vocero
del bautismo en el Espíritu, comprendió también que él no era la luz, sino un reflejo de la luz, él era sólo el despertador que anuncia la luz del nuevo día, y al Señor de todos los días.
Juan, un predicador al aire libre y callejero, metía mucho ruido y atraía a mucha gente y bautizaba en el río Jordán y tenía sus seguidores y esto preocupaba a las autoridades.
Así pues el alcalde y las autoridades de Jerusalén le enviaron unos periodistas del Heraldo de Soria para hacerle una entrevista y tomar algunas fotos a Juan bautizando.
¿Quién eres tú?, le preguntaron.
"Yo no soy el Cristo. Yo no soy Elías. Yo no soy el Profeta."
Podía haber contestado: soy el hijo de Zacarías e Isabel. Mi padre es sacerdote del templo de Jerusalén.
Juan se describe a si mismo en función de su trabajo, de su misión, de su ministerio. Su identidad, su ID se lo da Cristo. Es un hombre, enviado por Dios, para predicar el camino del Señor. Juan no quiere títulos para él, no quiere ser confundido ni revestirse con las ropas de otro.
"Yo soy la voz del que grita en el desierto".
Juan es una voz anónima y pasajera.
Lo que importa es la voz.
Lo que importa es lo que la voz grita.
Lo que importa es que el mensaje se escuche.
Lo que importa es que Jesús sea anunciado.
Lo que no importa es de quién es la voz.
Y Juan fue por uno días el altoparlante de Dios que anunciaba a "uno que está en medio de ustedes y que no conocen".
En mis rondas nocturnas visitando a las familias del barrio llamé a una puerta y la abrió un joven y éste dijo es el Padre. Y su hermano dijo: "Déjale entrar , esa voz la he oído yo predicar en las calles".
No me conocía ni sabía mi nombre. Pero conocía la voz.
La voz que habla y anuncia a Jesús, eso es lo importante, la voz que llega al corazón y lo prepara para acoger la Palabra eterna de Dios.

AVISOS
-          ¿Se nota en casa que ya está muy cerca la Navidad? Hay que ultimar los adornos adecuados a esta Fiesta tan importante. Que no falte el Nacimiento
-          MIERCOLES: 20 H. Cenáculo Contemplativo de la Divina Misericordia.

-          SABADO 20: Representación Navideña por parte de niños de Catequesis al terminar la Misa de la tarde (20 h.). Todos invitados.

viernes, 5 de diciembre de 2014

HOJA PARROQUIAL DE LOS RECTORES
 2º Domingo de Adviento (2)
Escritura: Isaías 40, 1-5.9-11; 2 Pedro 3, 8-14;
Marcos 1, 1-8

EVANGELIO
Comienza el Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios.
Está escrito en el profeta Isaías: Yo envío mi mensajero delante de ti para que te prepare el camino.
Una voz grita en el desierto: Preparadle el camino al Señor, allanad sus senderos.
Juan bautizaba en el desierto: predicaba que se convirtieran y se bautizaran, para que se les perdonasen los pecados. Acudía la gente de Judea y de Jerusalén, confesaban sus pecados y él los bautizaba en el Jordán.
Juan iba vestido de piel de camello, con una correa de cuero a la cintura, y se alimentaba de saltamontes y de miel silvestre. Y proclamaba: -Detrás de mí viene el que puede más que yo, y yo no merezco agacharme para desatarle las sandalias.
Yo os bautizo con agua, pero él os bautizará con Espíritu Santo.



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COMENTARIO
Érase una vez un cursillista que estaba orando y leyendo la Biblia en su habitación. De repente entró en la habitación su hijo llorando. El niño había estado jugando con un amigo al escondite y se había escondido tan bien que el amigo se cansó de buscarlo y al no encontrarlo se marchó a su casa.
-Papá, no es justo, le dijo su hijo, debería haber seguido buscándome.
No está bien, le dijo el padre, pero ahora ya sabes cómo se siente Dios. Dios también se escondió muy bien y los hombres han dejado de buscarle. Y Dios también está triste. Y no es justo.
Dios escondido en un niñito que nació en Belén. Dios escondido en el pan. Dios escondido en sus hijos. Cuando lo encontramos en su escondite, Dios llora de alegría.
Una palabra que resuena hoy con fuerza en el evangelio es "preparar".
"Mando mi mensajero para prepararte el camino".
"Escuchen este grito: preparen el camino del Señor, enderecen sus senderos". Nosotros, los que venimos a la iglesia, vivimos un tiempo de espera, Adviento. Vivimos el "ya", Jesucristo vino en Navidad y el "todavía no" de su segunda venida. Vivimos el "ya" de nuestra primera conversión y el "todavía no" estamos convertidos del todo.
Vivimos el "ya" de su presencia gozosa en la Palabra, los hermanos, los sacramentos... y el "todavía no" de la visión plena en la casa del Padre.
Porque vivimos en la espera, en el "todavía no", necesitamos siempre, siempre, preparar el camino y enderezar los senderos de la vida..
Es orgullo, es pecado, es idolatría pensar que no necesitamos una permanente purificación.
Es orgullo, es pecado, es idolatría pensar que ya hemos encontrado al Dios que juega al escondite con nosotros.
Dios no es un cheque que recibo cada domingo como premio por asistir a la asamblea cristiana y que puedo gastar a mi antojo.
Dios no es un poco de morfina para mitigar mi dolor.
Dios es lo que "todavía no" poseo del todo, no conozco del todo, y no amo del todo.
Dios es el que viene, el que espero y cuya venida preparo hoy y siempre.
Nosotros, los que venimos a la iglesia, sabemos y queremos purificarnos y seguir buscando al Dios escondido.
Juan Bautista predicaba a la gente hablando de bautismo y de conversión para alcanzar el perdón de los pecados.

SOLEMNIDAD DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN

EVANGELIO: En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la estirpe de David; la virgen se llamaba María. El ángel, entrando a su presencia, dijo: Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo; bendita tú entre las mujeres.
Ella se turbó ante estas palabras, y preguntaba qué saludo era aquél.
El ángel le dijo: No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin.

Y María dijo al ángel: ¿Cómo será eso, pues no conozco varón? El ángel le contestó: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra: por eso el santo que va a nacer se llamará Hijo de Dios. Ahí tienes a tu pariente Isabel que, a pesar de su vejez, ha concebido un hijo, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque para Dios nada hay imposible.
María contestó: Aquí está la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra. Y el ángel se retiró.

HORARIO DE MISAS: Como sábados y domingos.

En la Misa de 11,30 haremos la Consagración de las familias al Inmaculado Corazón de María.