Este Blog pretende ser un instrumento al servicio de la Parroquia, para información y formación de los visitantes

viernes, 31 de diciembre de 2010

Dia 1 de Enero: Santa María Madre de Dios


Facilitamos el comentario litúrgico para este día del Predicador de la Casa Pontificia

Madre por la fe

El primer día del año la Iglesia celebra la solemnidad de María Santísima «Madre de Dios». Un título que expresa uno de los misterios y, para la razón, una de las paradojas más elevadas del cristianismo. Ha llenado de estupor la liturgia de la Iglesia, que exclama: «¡Lo que los cielos no pueden contener, se ha encerrado en tu seno, hecho hombre!».

Con motivo la Iglesia nos lleva a celebrar la fiesta de María Madre de Dios en la octava de Navidad. Fue en Navidad, de hecho, en el momento en que «dio a luz a su hijo primogénito» (Lucas 2,7), no antes, que María se convirtió verdadera y plenamente en Madre de Dios. Madre no es un título como los demás, que se añade desde fuera, sin incidir sobre el ser mismo de la persona. Se es madre pasando por una serie de experiencias que dejan esta huella para siempre y modifican no sólo la conformación del cuerpo de la mujer, sino también la conciencia que tiene de sí misma.

Al hablar de la maternidad divina de María, la Escritura pone constantemente de relieve dos elementos o momentos fundamentales que se corresponden, por lo demás, a los que la experiencia común humana considera esenciales para que se tenga una verdadera y plena maternidad. Son concebir y dar a luz. «He aquí que concebirás en tu seno y darás a luz un hijo» (Lc 1,31). Aquél que se «concibe» en ella procede del Espíritu Santo, y ella «dará a luz» un hijo (Mt 1,20 s). La profecía de Isaías, en la que todo ello se había preanunciado, se expresaba de igual forma: «Una virgen concebirá y dará a luz un hijo» (Is 7,14). He aquí por qué sólo en Navidad, cuando da a luz a Jesús, María se convierte, en sentido pleno, en Madre de Dios. El primer momento, concebir, es común tanto al padre como a la madre, mientras que el segundo, dar a luz, es exclusivo de la madre.

Madre de Dios es el más antiguo e importante título dogmático de la Virgen. Es el fundamento de toda su grandeza. Por eso María no es, en el cristianismo, sólo objeto de devoción, sino también de teología; o sea, entra en el discurso mismo sobre Dios, porque Dios está directamente implicado en la maternidad divina de María. Es también el título más ecuménico que existe, en cuanto que es compartido y acogido indistintamente, al menos en línea de principio, por todas las confesiones cristinas.

En el Nuevo Testamento no hallamos explícitamente el título «Madre de Dios» dado a María, pero encontramos afirmaciones que, en la atenta reflexión de la Iglesia, bajo la guía del Espíritu Santo, mostrarán, a continuación, que contienen ya, como in nuce, tal verdad. María es llamada corrientemente en los Evangelios: «madre de Jesús», «madre del Señor», o sencillamente «la madre» y «su madre». De estos datos partió la Iglesia en el Concilio ecuménico de Éfeso, en el año 431, para definir como verdad de fe la divina maternidad de María y el título de Theotokos, Madre de Dios. Tal proclamación determinó una explosión de veneración hacia la Madre de Dios que no decayó jamás, ni en Oriente ni en Occidente, y que se traduce en fiestas litúrgicas, iconos, himnos y en la construcción de innumerables iglesias dedicadas a Ella, como Santa María la Mayor en Roma.

La maternidad física o real de María, con la relación excepcional y única que crea entre Ella y Jesús, y entre Ella y toda la Trinidad, es y sigue siendo, desde el punto de vista objetivo, lo más grande y el privilegio inigualable, pero es tal porque encuentra una respuesta subjetiva en la fe humilde de María. «María -dice San Agustín-- concibió a Cristo por fe en su corazón antes de concebirlo físicamente en su cuerpo». No podemos imitar a María en concebir a Cristo en el cuerpo; sin embargo podemos y debemos imitarla en concebirlo en el corazón, o sea, en creer.

sábado, 25 de diciembre de 2010

FIESTA DE LA SAGRADA FAMILIA


Necesidad de un amor verdadero

Tomamos estas palabras de la Conferencia Episcopal Española en su Instrucción Pastoral:
LA FAMILIA, SANTUARIO DE LA VIDA Y ESPERANZA DE LA SOCIEDAD

1. “El hombre no puede vivir sin amor. Él permanece para sí mismo un ser incomprensible, su vida está privada de sentido si no se le revela el amor, si no se encuentra con el amor, si no lo experimenta y lo hace propio, si no participa en él vivamente”. Esta afirmación de Juan Pablo II al inicio de su pontificado expresa la condición humana, algo que toda persona experimenta. Todo hombre necesita el amor para reconocer la dignidad propia y de los otros y para encontrar un sentido valioso a su vida. Es el amor que le pueden ofrecer, en primer lugar, sus padres, su familia y, después, tantas otras personas. Y también la sociedad.

Efectivamente, la vida de las personas está decisivamente condicionada por la cultura de la sociedad en que vive. Cuando el amor por la verdad y el bien del hombre no impregna la cultura de las relaciones sociales y de la administración pública, el puesto central de la persona es sustituido por bienes menores, como los intereses económicos, de poder o de bienestar meramente material.

El hombre no puede vivir sin amor

2. Pero hay una forma de amor que aparece mucho más ligada a la realización de la persona, al logro de una vida plena, porque expresa relaciones que constituyen a la persona como tal: es el amor de los padres a los hijos (que está en el origen de cada persona, que viene a la existencia como hijo), y el amor del hombre y la mujer (pues la dimensión esponsal es también constitutiva de la persona).

La felicidad de las personas guarda una relación intrínseca con ese amor familiar. Por ello, muchos de los sufrimientos que marcan la vida de tantos hombres y mujeres hoy tienen que ver con expectativas frustradas en el ámbito del matrimonio y la familia. Y es que a la persona no le basta cualquier amor: necesita un amor verdadero, es decir, un amor que corresponda a la verdad del ser y de la vocación del hombre.

Amor en la familia y en la sociedad

Los cristianos sabemos que sólo en el misterio de Cristo se revela y se cumple en plenitud el misterio de la vida humana en todas sus dimensiones; sólo en el Hijo amado puede cada ser humano encontrar el amor del Padre eterno que sacia los anhelos más profundos de todos los corazones. Ese amor infinito llena de sentido la vida familiar y la convivencia social.

“Yo he venido para que tengan vida” (Jn 10,10)

Misión de la Iglesia: la evangelización

3. La predicación del Evangelio es la primera misión que Cristo encomienda a los apóstoles y a sus sucesores, los obispos, quienes tenemos el deber de llevarla a cabo en toda su integridad. Nuestra primera tarea es anunciar a Jesucristo, el Salvador de todo hombre, el camino, la verdad y la vida (cfr. Jn 14,6). En comunión pastoral con el sucesor de Pedro queremos seguir su invitación para adentrarnos en la contemplación del rostro de Cristo -en quien resplandece el hombre nuevo- y secundar dócilmente su envío misionero: ¡echad de nuevo las redes!.

Esta es la tarea que los Obispos encomiendan a la familia hoy: vivir el auténtico amor cristiano, que es todo lo contrario al egoísmo y a la prepotencia. En la familia este amor se traduce en servicio y esfuerzo por hacer la vida feliz a los demás. Y nos recuerdan que la familia es la primera comunidad evangelizadora. Ella ha de recibir el mensaje evangélico, y ella lo ha de trasmitir a todos sus miembros, y las personas de su entorno. La familia cristiana se ha de tomar en serio la defensa de la vida humana, y la atención al espíritu. Una familia es una comunidad de vida y amor, y si esto es una realidad su propio espíritu se contagia necesariamente a los demás. La familia es el ecosistema humano en donde el hombre nace, crece y se desarrolla como persona. Ella es patrimonio de la humanidad, y como tal debemos cuidarla y defenderla.
Que la Sagrada Familia sea modelo y ayuda para nuestras familias cristianas.

ORACION DE CONSAGRACIÓN DE NUESTRAS FAMILIAS A LA FAMILIA DE NAZARET

Padre Celestial, que has preparado el hogar de José y María para la llegada de tu Hijo, Jesucristo,
nosotros (decir los nombres de todos los miembros de la familia) N..., N....., N....
queremos consagrar nuestra familia a la Sagrada Familia de Nazareth.
Queremos que en nuestro hogar nos empeñemos en realizar el plan que has trazado para nuestras vidas.
Danos la gracia de esforzarnos en practicar en nuestra vida diaria los valores y las virtudes que son necesarios para hacer que:
- el amor venza nuestra tendencia al egoísmo;
- la cooperación y la solidaridad venzan nuestra tendencia a competir entre nosotros.
Concédenos que nos esforcemos en ser responsables en el trabajo, en el estudio, en el cumplimiento de nuestros deberes como personas y como familia.
Queremos que, según el ejemplo de Jesús, de María y de José, tengamos en cuenta lo que Tú quieres de nosotros, al tomar nuestras decisiones.
Te rogamos que tengamos siempre la lucidez del espíritu y la generosidad del corazón para emplear nuestras capacidades y nuestros bienes materiales de acuerdo con tu santa Voluntad.
Inspíranos para aprender a establecer las justas prioridades en el manejo de ese precioso don tuyo que es el tiempo. Y ante todo, que seamos más sensibles a las necesidades y a los sentimientos de las personas que queremos.
Padre Celestial, haz que nosotros vivamos siempre esta consagración esmerándonos en cultivar la paz, la confianza, la alegría y la comprensión entre nosotros los miembros de esta familia y con las demás personas, comenzando por las más cercanas.
Te rogamos que nos protejas y protejas también a las personas que amamos, de todos los males que puedan provenir de nosotros mismos, del mundo materialista que nos rodea y del espíritu maligno.
Haz que seamos más receptivos a la acción del Espíritu Santo y a la inspiración de la Santa Familia de Nazareth. Amén.

viernes, 24 de diciembre de 2010

NAVIDAD 2010. El Nacimiento del Señor



<
Dios se hace Niño



En esta Navidad, Benedicto XVI sugiere reconocer al Niño Jesús en todos los niños, «alegría de la Iglesia» y «esperanza del mundo».

Es la propuesta que hizo este jueves al recibir, como es tradición, a un grupo de chicas y chicos de la Acción Católica Italiana, que vinieron al Vaticano a felicitarle por la Navidad.

«La maravilla que experimentamos ante el encanto de la Navidad se refleja en cierto sentido en la maravilla que suscita todo nacimiento y nos invita a reconocer al Niño Jesús en todos los niños, que son la alegría de la Iglesia y la esperanza del mundo», dijo el Papa a sus pequeños huéspedes en un clima de fiesta.

Según explicó el pontífice, «Navidad es el gran misterio de la Verdad y de la Belleza de Dios que viene entre nosotros para la salvación de todos».

«El nacimiento de Jesús no es un cuento --aclaró--: es una historia que sucedió realmente, acaecida en Belén hace dos mil años. La fe nos hace reconocer en ese pequeño Niño, nacido de la Virgen María, al verdadero Hijo de Dios, que por amor nuestro se hizo hombre».

«En el rostro del Niño Jesús contemplamos el rostro de Dios que no se revela con la fuerza o con la potencia, sino en la debilidad y en la frágil constitución de un niño», siguió indicando.
«Este “Niño divino”, envuelto en pañales y colocado en un pesebre con maternal atención por la Madre, María, revela toda la bondad y la infinita belleza de Dios».

«Muestra la fidelidad y la ternura del amor sin confines con que Dios nos rodea a cada uno de nosotros», recalcó.

«Por este motivo, hacemos fiesta en Navidad, reviviendo la misma experiencia de los pastores de Belén. Junto a tantos papás y mamás que todos los días tienen que hacer continuos sacrificios, junto a los pequeños, los enfermos, los pobres, hacemos fiesta porque con el nacimiento de Jesús el Padre celeste ha respondido al deseo de verdad, de perdón, y de paz de nuestro corazón».

«Y ha respondido con un amor tan grande que nos sorprende: ¡nadie hubiera podido imaginarlo, si Jesús no nos lo hubiera revelado!», señaló.

«La maravilla que experimentamos ante el encanto de la Navidad se refleja en cierto sentido en la maravilla que suscita todo nacimiento y nos invita a reconocer al Niño Jesús en todos los niños, que son la alegría de la Iglesia y la esperanza del mundo».

«El recién nacido que viene al mundo en Belén es el mismo Jesús que caminaba por los caminos de Galilea y que entregó la vida por nosotros en la Cruz; es el mismo Jesús que resucitó y, después de su subida al Cielo, sigue guiando a su Iglesia con la fuerza de su Espíritu. ¡Esta es la verdad bella y grande de nuestra fe cristiana!»

Dirigiéndose a los muchachos de la Acción Católica el Papa les aseguró que les «quiere», que confía en ellos y les encomendó «la tarea de ser amigos y testigos de Jesús, quien vino en Belén para estar entre nosotros».

«¿Acaso no es estupendo darlo a conocer cada vez más a vuestros amigos, en las ciudades, en las parroquias, y en vuestras familias?», les preguntó.

«La Iglesia tiene necesidad de vosotros para estar cerca de todos los niños y muchachos», reconoció.

«Testimoniad que Jesús no quita nada a vuestra alegría, sino que os hace más humanos, más verdaderos, más bellos», les dijo antes de despedirse.



Esto es la Navidad. Una puerta abierta a la esperanza, a la alegría, a la vida. No nos podemos quedar solamente con el Belén, ni menos con los demás adornos de estos días. Los símbolos e imágenes de la Navidad nos hablan de una realidad: Cristo sigue naciendo entre nosotros cada vez que se celebra la Eucaristía, y cada vez que acogemos Su Palabra, y siempre que abrazamos la vida de un niño, de un necesitado, de un amigo o familiar. Navidad es Jesús y somos todos. Dios nos demuestra su amor sin reservas, y María y José nos enseñan a acoger y cuidar a Cristo que viene a nosotros. Que seamos felices porque Dios nos ama.

FELIZ NAVIDAD A TODOS.
Juan García Inza

domingo, 19 de diciembre de 2010

MERCADILLO BENEFICO 2010















Celebramos. días antes de la Navidad, el tradicional Mercadillo Benéfico a favor de Cáritas. este año lo instalamos en la Plaza de Santo Domingo de la Capital Murciana. Ha tenido un gran éxito de asistencia. Hemos recaudado más que otros años. Damos gracias a todos los que han participado con donativos y en la organización del mismo.

DOMINGO IV DE ADVIENTO (A)


La obediencia de José



La figura central de este domingo es San José. Estaba desposado, comprometido con María, pero todavía no casado. En este tiempo resulta que María va a ser madre por obra del Espíritu Santo. Esto eran los planes de Dios, y este es el Misterio de la Encarnación. Dios Padre escoge a una mujer virgen, tal y como estaba profetizado para depositar en ella al Verbo hecho carne, que nacería como un ser humano normal. No es esto fácil de entender porque se sale de las reglas normales de la naturaleza. De hecho San José no lo entendía.

Este acontecimiento le costó a San José una gran crisis. Daba la impresión de que María le había sido infiel. Y la ley mandaba apedrear a las adulteras. José se debate en ese dilema: por un lado está el amor a María, y por otro la obediencia a la ley. Decide dejarla en secreto y pasar como que él ha sido el culpable de todo. Nos podemos imaginar el sufrimiento de un hombre justo. Pero Dios no podía dejar a San José en esa situación. Si un ángel anuncia a María que va a ser madre y virgen, otro ángel anuncia a José que todo aquello es obra de Dios. Estos son los frutos de la oración.

En nuestra vida pasamos por momentos difíciles, de dudas y e incertidumbres, de crisis y tentaciones. No sabemos en esas circunstancias qué hacer. Pero sí debemos saber que tenemos la oración, el encuentro a solas con Dios que está dispuesto a iluminar nuestra inteligencia y nuestro corazón para encontrar una respuesta. Esta oración requiere silencio, como ocurrió en San José. Nos dice Benedicto XVI que para captar bien el mensaje de la Navidad hace falta silencio, serenidad para oír a Dios que nos dirige la palabra. Nuestro mundo está lleno de ruidos, y tal vez por eso no entendemos los Misterios de nuestra fe. No escuchamos las explicaciones de Dios.

Santo Tomás de Aquino siempre escribía sus tratados de Teología junto a un crucifijo, recibiendo la luz de la inspiración divina. Y todos los hombres y mujeres de Dios han sido almas de oración, de mucho sagrario y ratos de silencio. Incluso desde el punto de vista humano vemos que hace falta silencio para comprender, para asimilar, para investigar… La disipación nos priva de la necesaria atención en los asuntos importantes. Casi todas las intervenciones de Dios ocurren en la noche, como símbolo del recogimiento y la apertura a lo trascendente.

Cuando San José se despertó hizo lo que el ángel le había dicho en sueños. Después de escuchar a Dios lo que se nos pide es la obediencia, para que salgan adelante Sus planes. Y para la obediencia hace falta buen uso de la libertad, estando convencidos de que lo que Dios quiere es lo mejor. Visión sobrenatural. Apertura a la Voluntad de Dios.

Todo lo que celebramos en la Navidad ha sido fruto de la obediencia: de María, de San José, de los pastores, de los Magos… Y hoy estamos aquí porque queremos obedecer a Dios, que siempre tiene razón, aunque a veces no lo entendamos. Dentro de muy poco será Navidad, dejemos que Jesús nazca realmente en nuestra alma, que tome posesión de nuestra persona, y podamos convertirnos en un belén viviente.

jueves, 16 de diciembre de 2010

NOVENARIO DE LA NAVIDAD


Si quieres seguir el NOVENARIO DE LA NAVIDAD como preparación para estas fiestas, puedes entrar en la siguiente página:

www.religion en libertad.com


Busca en ella el Blog UN ALMA PARA EL MUNDO que lleva mi nombre: Juan García Inza.
Encontrarás el día que estamos celebrando. Los otros dias anteriores los puedes encontrar en el índice que se muestra a la derecha.

sábado, 11 de diciembre de 2010

ULTRASONIDO NAVIDEÑO

Descarguese un "ultrasonido" que le recuerda el sentido real de la Navidad
00:00 (10-12-2010) | 0
Inundan ciudades con "ultrasonido" de Jesús que recuerda sentido real de la Navidad.
AMPLIAR IMAGEN ENVIAR IMPRIMIR

Menéame
(ACI)- La organización caritativa ChurchAds.net ha inundado Inglaterra con carteles en los que se ve un ultrasonido de quien sería el Niño Jesús para recordar que es el verdadero sentido de celebrar Navidad es conmemorar el nacimiento del Hijo de Dios.

El anuncio muestra los rasgos de un pequeño niño junto a la frase "He?s on His way" (Está en camino) y se estima que llegará a más de 40 millones de personas. Los responsables argumentan que quieren difundir el verdadero sentido y origen de la Navidad, utilizando la imagen de un niño Jesús tiempo antes de nacer.

Organizaciones laicistas y anti-vida han cuestionado la campaña por su implícito mensaje a favor de la vida. Sin embargo, la idea ha ganado miles de seguidores en el mundo y ya circulan versiones del aviso en distintos idiomas.

ChurchAds.net es una organización británica que aglutina a varias confesiones cristianas (como anglicanos, metodistas y baptistas, entre otros), dándoles servicio de marketing y publicidad. La Iglesia Católica no forma parte de esta organización.

Versión en español
Con autorización de ChurchAds.net, ACI Prensa ha puesto a disposición de sus usuarios una versión del aviso en español para imprimir en alta resolución, que puede descargarse en http://www.aciprensa.com/ultrasonido.pdf

DOMINGO 3º DE ADVIENTO. Ciclo A


¿Conoces a Cristo?

En este tercer Domingo de Adviento sigue Juan el Bautista anunciando al Señor. Y hace una afirmación que nos debe hacer pensar: ENTRE VOSOTROS ESTÁ UNO A QUIEN NO CONOCEIS. Y era verdad, no lo conocían porque apenas habían oído hablar de El. Pero nosotros, que llevamos ya 2000 años de cristianismo es vergonzoso que nos tengan que decir lo mismo: ENTRE VOSOTROS ESTA UNO A QUIEN NO CONOCEIS. Hoy no se conoce a Cristo. Se ha estudiado mucha religión, se ha ido a muchas catequesis, se han escuchados muchas homilías, hemos celebrado muchas fiestas religiosas y hemos paseado miles de veces la imagen de Cristo por nuestras calles. Pero seguimos sin conocer a Cristo. Nos hemos quedado con una noción infantil, poco ilustrada, diríamos que casi inculta del Señor. Y por eso no se le sigue, no se le ama, no se compromete uno con El. Nos quedamos con su imagen, pero no con su vida y su oferta de compromiso. Hace falta mucha formación seria. Hay que leer más la Palabra de Dios, y el Catecismo de la Iglesia.
Os facilito una narración que nos ofrece Fernando Suárez que tiene mucho que ver con esto que estamos diciendo:
En la librería-biblioteca de la calle Oskwel se podían encontrar millones de libros. Uno podía llegar al grado de inventar el título de algún libro y era seguro que ahí ya lo tenían. Si ese día salía a la venta algún libro, ese mismo día disponían de varias copias del mismo. Por esto y por muchas otras cosas era la fama de este lugar llamado, gracias a la calle, “Oskwel”.
En este lugar se contaba con una gran ayuda del personal para encontrar o recomendar algún libro. Eran todos tutores y expertos para ofrecer ayuda al cliente y además estaban bastante capacitados.
Llegó en una mañana invernal un pequeño muchacho a Oskwel. Un acogedor lugar con un laberinto rodeado por todos lados de cerros y cerros de libros. Al fondo de un pasillo de este laberinto logró distinguir, por su uniforme, a un anciano que trabajaba en este lugar. El pequeño se dirigió de inmediato hacia él para resolver sus dudas sobre un libro actual y que valiera la pena. Aunque ciertamente el muchacho no estaba seguro si el anciano podría recomendárselo, optó por preguntarle:
- Disculpe, señor, ¿me podría recomendar algún libro actual?
- Actuales hay muchos, muchacho, necesitaría que me especificaras el tema, aunque si me estás preguntando por los de Harry Potter te informo que se encuentran a mano derecha de la puerta de entrada y además en las cajas de pago.
- Muchas gracias, pero no buscaba eso. Buscaba algo distinto.
- Pues dado que es lo que está de moda, pensé que te gustaría.
- No es así, a mí no me gusta la fantasía, prefiero cosas reales.
- Me imagino que no buscarás libros de política, ¿o sí?
- Para nada. Reales, pero no sobre temas que me aburran a mis 13 años.
- Entonces, si quieres algo actual, real, y que te podría servir mucho, ven conmigo, te mostraré algo que seguramente te va gustar.
El muchacho siguió al anciano por largos pasillos y pasillos, pasaron grandes salas de lectura, y áreas de libros de todo tipo, finalmente se acercaron a una sala que parecía estar olvidada, pues estaba vacía, tenía muy poca luz, telarañas y además los libros de sus estantes empolvados. Al joven le extrañó que todos los libros de esa sala fueran el mismo libro.
Al estar ya en la sala, el joven no tardó en lanzar su primera pregunta al anciano que lo atendía y dijo:
- ¿Cómo es posible que me haya traído hasta estos libros que parecen tan viejos cuando le pedí algo actual?
- Tranquilo, muchacho, estás ante el mejor libro que tenemos en este lugar, y el mejor que existe en el mundo.
- Bueno y, ¿de qué libro se trata? Revéleme el misterio
- Este libro que ves aquí duplicado por montones es la Biblia, hijo.
- ¡La Biblia! ¿Actual?
- Así es, tú me pediste que te mostrara un libro actual, real y esto es lo mejor que te puedo ofrecer. Tal vez el libro como tal no sea actual, sin embargo su contenido es lo más actual que siempre ha existido y existirá. ¿Alguna vez has dedicado aunque sea un minuto a leerla?
- La verdad no, nunca lo he hecho
- ¡Pues ahora es tiempo, jovencito! No tardes más. Encontrarás en ella los cuatro evangelios que es la mejor forma en que puedes conocer a Cristo. En los evangelios encontrarás la forma en que se debe vivir hoy en día, en que se debió haber vivido siempre y en que se deberá seguir viviendo. El ejemplo de Cristo, lleno de amor y enseñanzas seguramente transformará tu vida. Al conocerlo, realmente lo amarás y al amarlo, no sólo te maravillarás sino que lo seguirás y esto es lo mejor que este libro tan sagrado te puede dejar. Poca gente se lanza a la aventura de leerlo hoy en día, siendo la mejor forma para conocer a Cristo.
- Muy bien, señor, lo llevaré. Muchas gracias por su ayuda. Una última cosa ¿qué precio tiene?
- Nada, es tan rico el contenido de este libro que ni con todo el dinero del mundo lo puedes pagar, llévatelo así. Pero no olvides leerlo y sobre todo vivirlo.
Esta puede ser la causa de tanto desconocimiento que hay de Cristo: no se leen los Evangelios. Y esta puede ser el gran propósito de este Adviento: Comenzar a leerlos. Seguramente encontrarás lo que te falta para orientar y dar sentido a tu vida.

Juan García Inza

martes, 7 de diciembre de 2010

ES URGENTE DEFENDER A DIOS




Es urgente defender a Dios




Hay que luchar por defender la fe. En otras épocas históricas este afán por defender lo que creemos llevó a la sociedad cristiana a combatir con las armas. Afortunadamente esos métodos, no evangélicos, desaparecieron hace tiempo. Los Papas más recientes han pedido perdón por los excesos cometidos en otras épocas muy distintas a la nuestra.


Pero, como nos recuerda un internauta llamado Alejo Fernández, hoy a la fe, especialmente a la católica, se la ataca sin tapujos y hasta se presume de ello. Defender a la Iglesia no vende. Incluso periodistas católicos, acojonados (perdón por la palabra), prefieren seguir la corriente. Es un fenómeno cíclico que se da en todas las épocas. Nunca ha tenido la Iglesia una larga etapa duradera de paz. Tal vez sea esta la Voluntad de Dios para que no nos durmamos en el dulce sueño de los justos.




Las divisiones, los enfrentamientos entre personas, familias, grupos, etc., son causas de muchísimas desgracias. Y nunca, en nombre de Dios, o de mis creencias, puedo organizar una guerra contra nadie. Ni puedo volverle la espalda al que no piense como yo. Esto se llamaría intransigencia, totalitarismo, fanatismo. Esto no es cristiano. Esto no es de Dios, por mucho que le podamos invocar con gestos clamorosos y palabras bonitas.



Esto ha pasado, puede pasar y pasa en todas las religiones. Y los que no creen Dios lo suelen sustituir por el líder del momento, por la ideología, por el nacionalismo, o por la obsesión delirante de adueñarse del mundo. Y de ahí vienen las nuevas guerras seudo-religiosas, los terrorismos, los fascismos, el marxismo, el capitalismo, el consumismo, el relativismo, y tantos credos laicistas que, después de atacar a las religiones, terminan ellos por implantar los más feroces cultos a los nuevos dioses. Y en nombre de su dios cometen auténticas salvajadas.



Todos, jerarquía y fieles, sacerdotes y religiosos, militantes de todos los movimientos y miembros de todas las asociaciones e instituciones de la Iglesia. Absolutamente todos debemos luchar en el combate de la fe, pero sin olvidar que Cristo desterró la espada y dijo: Mi Reino no es de este mundo. Pero estamos en el mundo, y no podemos permitir que a Dios lo quieran echar fuera, mientras nosotros nos entretenemos con nuestras cosillas, nos agotamos en la tibieza, y nos dedicamos al lamentarnos de lo mal que van las cosas.

San Pablo dijo: He combatido bien el combate de la fe, he corrido, he luchado… Y con él todos los santos. ¿Y nosotros?

sábado, 4 de diciembre de 2010

DOMINGO 2º DE ADVIENTO- Ciclo A





Preparad el camino al Señor



Este es el mensaje central de todo el Adviento: tenemos que preparar el camino del Señor, el paso de Dios junto a nosotros. Adviento significa advenimiento, llegada. Jesús está cerca y no podemos cruzarnos de brazos sin que nos importe su llegada, su presencia. Juan el Bautista se lanzó por los caminos de Palestina predicando la conversión, la penitencia, la vuelta a Dios que se acerca. Una voz grita en el desierto: Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos.



El Señor espera nuestra colaboración. Y el mejor modo de corresponder al don de Dios es sentir la necesidad de ese don. Bienaventurados los pobres de espíritu, los que no se consideran satisfechos y hartos. Bienaventurados aquellos que tienen hambre de gracia y perdón, aquellos que esperan con inquietud y alegría a Dios que pasa dando. ¡Que necio eres si crees que ya lo tienes todo! ¡Qué pena si vuelves la espalda, o te sientas tranquilamente a esperar que te traigan los frutos a tus pies!



Este es el drama del cristiano frívolo y tibio, el oponer una increíble resistencia a la obra que Dios quiere hacer en su vida. Este es nuestro pecado: el habernos endurecido de tal modo que ya no nos llama nada la atención, y todo nos parece un cuento infantil.



Pero, recuerda lo que dice el Bautista: Ya toca el hacha la base de los árboles, y el árbol que no da buen fruto será talado y echado al fuego. ¡No seas sarmiento seco, higuera estéril, rama infecunda! Aprovecha el tiempo de gracia del Adviento para volver el rostro a Dios que nos trae el perdón y la vida del alma.



“Considera lo más hermoso y grande de la tierra…, lo que place al entendimiento y a las otras potencias…, y lo que es recreo de la carne y de los sentidos…

Y el mundo, y los otros mundos, que brillan en la noche: el Universo entero. Y eso, junto con todas las locuras del corazón satisfechas…, nada vale, es nada y menos que nada, al lado de ¡este Dios mío! -¡tuyo!-, tesoro infinito, margarita preciosísima, humillado, hecho esclavo, anonadado con forma de siervo en el portal donde quiso nacer, en el taller de José, en la Pasión y en la muerte ignominiosa… y en la locura de Amor de la Sagrada Eucaristía” (J. Escrivá, Camino, n. 432).



Sigue ese mandato que nos hace hoy Juan el Bautista: prepara el camino del Señor, para que el pueda llegar a ti con el don divino de la Redención, que es para ti y para mí. Echa a un lado todo aquello que en tu vida pueda obstaculizar el paso amoroso de Jesús. Y haz posible con tu estilo de vida que el Señor pueda llegar a otros muchos.



Juan García Inza

sábado, 27 de noviembre de 2010

PRIMER DOMINGO DE ADVIENTO- Ciclo A






Etimología de la palabra adviento



Advéntus se traduce en la Vulgata a parusía (venida) con sentido implícito de epifanía (manifestación). Así la palabra adviento significaría venida, advenimiento.

Es utilizada en el lenguaje pagano para indicar el advenimiento de la divinidad: su venida periódica y su presencia teofánica en el recinto sagrado del templo. En este sentido, la palabra advenimiento viene a significar retorno y aniversario.

También se utiliza la expresión para designar la entrada triunfal del emperador. En el lenguaje cristiano primitivo, con la expresión adventus se hace referencia a la última venida del Señor, a su vuelta gloriosa y definitiva.

Pero enseguida, al aparecer las fiestas de Navidad y Epifanía, adventus sirvió para significar la venida del Señor en la humildad de nuestra carne. Con todo, la palabra hace referencia a un tiempo de preparación que precede a las fiestas de Navidad y Epifanía.



Sentido del Adviento



Así lo explica el Cardenal Ratzinger, hoy Papa Benedicto XVI:



«El Adviento y la Navidad han experimentado un incremento de su aspecto externo y festivo profano tal que en el seno de la Iglesia surge de la fe misma una aspiración a un Adviento auténtico: la insuficiencia de ese ánimo festivo por sí sólo se deja sentir, y el objetivo de nuestras aspiraciones es el núcleo del acontecimiento, ese alimento del espíritu fuerte y consistente del que nos queda un reflejo en las palabras piadosas con que nos felicitamos las pascuas. ¿Cuál es ese núcleo de la vivencia del Adviento?



Podemos tomar como punto de partida la palabra «Adviento»; este término no significa «espera», como podría suponerse, sino que es la traducción de la palabra griega parusía, que significa «presencia», o mejor dicho, «llegada», es decir, presencia comenzada. En la antigüedad se usaba para designar la presencia de un rey o señor, o también del dios al que se rinde culto y que regala a sus fieles el tiempo de su parusía. Es decir, que el Adviento significa la presencia comenzada de Dios mismo. Por eso nos recuerda dos cosas: primero, que la presencia de Dios en el mundo ya ha comenzado, y que él ya está presente de una manera oculta; en segundo lugar, que esa presencia de Dios acaba de comenzar, aún no es total, sino que esta proceso de crecimiento y maduración. Su presencia ya ha comenzado, y somos nosotros, los creyentes, quienes, por su voluntad, hemos de hacerlo presente en el mundo. Es por medio de nuestra fe, esperanza y amor como él quiere hacer brillar la luz continuamente en la noche del mundo. De modo que las luces que encendamos en las noches oscuras de este invierno serán a la vez consuelo y advertencia: certeza consoladora de que «la luz del mundo» se ha encendido ya en la noche oscura de Belén y ha cambiado la noche del pecado humano en la noche santa del perdón divino; por otra parte, la conciencia de que esta luz solamente puede —y solamente quiere— seguir brillando si es sostenida por aquellos que, por ser cristianos, continúan a través de los tiempos la obra de Cristo. La luz de Cristo quiere iluminar la noche del mundo a través de la luz que somos nosotros; su presencia ya iniciada ha de seguir creciendo por medio de nosotros. Cuando en la noche santa suene una y otra vez el himno Hodie Christus natus est, debemos recordar que el inicio que se produjo en Belén ha de ser en nosotros inicio permanente, que aquella noche santa es nuevamente un «hoy» cada vez que un hombre permite que la luz del bien haga desaparecer en él las tinieblas del egoísmo (...) el niño ‑ Dios nace allí donde se obra por inspiración del amor del Señor, donde se hace algo más que intercambiar regalos.



Adviento significa presencia de Dios ya comenzada, pero también tan sólo comenzada. Esto implica que el cristiano no mira solamente a lo que ya ha sido y ya ha pasado, sino también a lo que está por venir. En medio de todas las desgracias del mundo tiene la certeza de que la simiente de luz sigue creciendo oculta, hasta que un día el bien triunfará definitivamente y todo le estará sometido: el día que Cristo vuelva. Sabe que la presencia de Dios, que acaba de comenzar, será un día presencia total. Y esta certeza le hace libre, le presta un apoyo definitivo (...)».



Alegraos en el Señor



(...) «“Alegraos, una vez más os lo digo: alegraos”. La alegría es fundamental en el cristianismo, que es por esencia evangelium, buena nueva. Y sin embargo es ahí donde el mundo se equivoca, y sale de la Iglesia en nombre de la alegría, pretendiendo que el cristianismo se la arrebata al hombre con todos sus preceptos y prohibiciones. Ciertamente, la alegría de Cristo no es tan fácil de ver como el placer banal que nace de cualquier diversión. Pero sería falso traducir las palabras: «Alegraos en el Señor» por estas otras: «Alegraos, pero en el Señor», como si en la segunda frase se quisiera recortar lo afirmado en la primera. Significa sencillamente «alegraos en el Señor», ya que el apóstol evidentemente cree que toda verdadera alegría está en el Señor, y que fuera de él no puede haber ninguna. Y de hecho es verdad que toda alegría que se da fuera de él o contra él no satisface, sino que, al contrario, arrastra al hombre a un remolino del que no puede estar verdaderamente contento. Por eso aquí se nos hace saber que la verdadera alegría no llega hasta que no la trae Cristo, y que de lo que se trata en nuestra vida es de aprender a ver y comprender a Cristo, el Dios de la gracia, la luz y la alegría del mundo. Pues nuestra alegría no será auténtica hasta que deje de apoyarse en cosas que pueden sernos arrebatadas y destruidas, y se fundamente en la más íntima profundidad de nuestra existencia, imposible de sernos arrebatada por fuerza alguna del mundo. Y toda pérdida externa debería hacernos avanzar un paso hacia esa intimidad y hacernos más maduros para nuestra vida auténtica.



Así se echa de ver que los dos cuadros laterales del tríptico de Adviento, Juan y María, apuntan al centro, a Cristo, desde el que son comprensibles. Celebrar el Adviento significa, dicho una vez más, despertar a la vida la presencia de Dios oculta en nosotros. Juan y María nos enseñan a hacerlo. Para ello hay que andar un camino de conversión, de alejamiento de lo visible y acercamiento a lo invisible. Andando ese camino somos capaces de ver la maravilla de la gracia y aprendemos que no hay alegría más luminosa para el hombre y para el mundo que la de la gracia, que ha aparecido en Cristo. El mundo no es un conjunto de penas y dolores, toda la angustia que exista en el mundo está amparada por una misericordia amorosa, está dominada y superada por la benevolencia, el perdón y la salvación de Dios. Quien celebre así el Adviento podrá hablar con derecho de la Navidad feliz bienaventurada y llena de gracia. Y conocerá cómo la verdad contenida en la felicitación navideña es algo mucho mayor que ese sentimiento romántico de los que la celebran como una especie de diversión de carnaval».



Estar preparados...



«En el capitulo 13 que Pablo escribió a los cristianos en Roma, dice el Apóstol lo siguiente: “La noche va muy avanzada y se acerca ya el día. Despojémonos, pues, de las obras de las tinieblas y vistamos las armas de la luz. Andemos decentemente y como de día, no viviendo en comilonas y borracheras, ni en amancebamientos y libertinajes, ni en querellas y envidias, antes vestíos del Señor Jesucristo...” Según eso, Adviento significa ponerse en pie, despertar, sacudirse del sueño. ¿Qué quiere decir Pablo? Con términos como “comilonas, borracheras, amancebamientos y querellas” ha expresado claramente lo que entiende por «noche». Las comilonas nocturnas, con todos sus acompañamientos, son para él la expresión de lo que significa la noche y el sueño del hombre. Esos banquetes se convierten para San Pablo en imagen del mundo pagano en general que, viviendo de espaldas a la verdadera vocación humana, se hunde en lo material, permanece en la oscuridad sin verdad, duerme a pesar del ruido y del ajetreo. La comilona nocturna aparece como imagen de un mundo malogrado. ¿No debemos reconocer con espanto cuan frecuentemente describe Pablo de ese modo nuestro paganizado presente? Despertarse del sueño significa sublevarse contra el conformismo del mundo y de nuestra época, sacudirnos, con valor para la virtud v la fe, sueño que nos invita a desentendernos a nuestra vocación y nuestras mejor posibilidades. Tal vez las canciones del Adviento, que oímos de nuevo esta semana se tornen señales luminosas para nosotros que nos muestra el camino y nos permiten reconocer que hay una promesa más grande que la el dinero, el poder y el placer. Estar despiertos para Dios y para los demás hombres: he ahí el tipo de vigilancia a la que se refiere el Adviento, la vigilancia que descubre la luz y proporciona más claridad al mundo».



Juan el Bautista y María



«Juan el Bautista y María son los dos grandes prototipos de la existencia propia del Adviento. Por eso, dominan la liturgia de ese período. ¡Fijémonos primero en Juan el Bautista! Está ante nosotros exigiendo y actuando, ejerciendo, pues, ejemplarmente la tarea masculina. Él es el que llama con todo rigor a la metanoia, a transformar nuestro modo de pensar. Quien quiera ser cristiano debe “cambiar” continuamente sus pensamientos. Nuestro punto de vista natural es, desde luego, querer afirmarnos siempre a nosotros mismos, pagar con la misma moneda, ponernos siempre en el centro. Quien quiera encontrar a Dios tiene que convertirse interiormente una y otra vez, caminar en la dirección opuesta. Todo ello se ha de extender también a nuestro modo de comprender la vida en su conjunto. Día tras día nos topamos con el mundo de lo visible. Tan violentamente penetra en nosotros a través de carteles, la radio, el tráfico y demás fenómenos de la vida diaria, que somos inducidos a pensar que sólo existe él. Sin embargo, lo invisible es, en verdad, más excelso y posee más valor que todo lo visible. Una sola alma es, según la soberbia expresión de Pascal, más valiosa que el universo visible. Mas para percibirlo de forma vida es preciso convertirse, transformarse interiormente, vencer la ilusión de lo visible y hacerse sensible, afinar el oído y el espíritu para percibir lo invisible. Aceptar esta realidad es más importante que todo lo que, día tras día, se abalanza violentamente sobre nosotros. Metanoeite: dad una nueva dirección a vuestra mente, disponedla para percibir la presencia de Dios en el mundo, cambiad vuestro modo de pensar, considerar que Dios se hará presente en el mundo en vosotros y por vosotros. Ni siquiera Juan el Bautista se eximió del difícil acontecimiento de transformar su pensamiento, del deber de convertirse. ¡Cuán cierto es que éste es también el destino del sacerdote y de cada cristiano que anuncia a Cristo, al que conocemos y no conocemos!».



Creo que nos es necesario añadir nada más. Solo una invitación a meditar estas palabras llenas de sabiduría teológica, y de profunda espiritualidad. Que nos falte la esperanza activa, el deseo hecho realidad de Cristo que quiere nacer en nosotros.



Juan García Inza

sábado, 20 de noviembre de 2010

Ultimo Domingo del Año Litúrgico: SOLEMNIDAD DE JESUCRISTO REY


Mi Reino no es de este mundo



Cristo es el Rey del universo y de modo especial de los hombres, sus hermanos. Es una de las fiestas más sobresalientes del año litúrgico. Precisamente con ella clausuramos este recorrido que hemos hecho durante todo este tiempo a lo largo de la Vida de Jesús. A partir del próximo domingo comenzamos un tiempo nuevo: el Adviento. Recordamos y celebramos esta verdad revelada públicamente por Cristo: El es el Rey de todo lo creado. Pero su Reino no es de este mundo, por lo que no se puede medir con las categorías sociales y políticas de los reinos de nuestra historia. El Reino de Cristo es el Reino de la verdad y la vida, de la santidad y la gracia, de la justicia, del amor y la paz.



Esta Fiesta fue instituida por el Papa Pío XI el 11 de Marzo de 1925.



Quería con ella que nosotros, los católicos, tuviéramos muy presente que quien dirige la Iglesia es Jesucristo Rey, que equivale a Señor. En un principio se celebraba el último domingo de Octubre. Pero con la reforma litúrgica fue trasladada al último domingo del año litúrgico o eclesiástico. Con ello se quiere poner de manifiesto que Jesucristo es el centro de nuestra historia, y de la historia universal. El es el principio y el fin de todo lo creado, porque es el Verbo de Dios, y mediante Su Palabra Dios lo hizo todo, y al final tiene El la última palabra. Pero debemos tener bien claro que el Señor vino a establecer en el mundo un pueblo que no tenga más Señor que el Dios verdadero, manifestado a través de los seres creados, de las maravillas del universo, y de la revelación contenida en las Sagradas Escrituras. Este Reino tiene como ley fundamental el amor, como programa las Bienaventuranzas, y como fin implantar en el mundo la Verdad, la justicia y la paz. Y este Reino no tendrá fin…



El Señor, para hablarnos de Su Reino utiliza varias parábolas. Una de ellas nos habla de un Rey que se iba a marchar a tierras lejanas, y dio a cada uno de sus servidores distinta cantidad de monedas de oro, y les dijo que negociasen con ellas para rendir cuentas cuando el volviera. A la vuelta de su largo viaje, los dos que habían recibido más le dieron el doble de lo que les había confiado, y aquel Rey los felicitó por su interés, y le dio el mando sobre varias ciudades de su reino. Pero el que había recibido solo una moneda, no se quiso molestar, prefirió guardarla bien y devolvérsela cuando llegase. Cuando vino aquel Rey le echó en cara su actitud holgazana, su falta de interés, y le quitó la moneda y lo echó de su reino. Esto nos debe hacer pensar a nosotros como estamos negociando, haciéndole rendir a los bienes que hemos recibido de Dios. No podemos cruzarnos de brazos y dejar que pase el tiempo sin hacer nada positivo por amor a Dios, a los demás y a nosotros mismos.



Hablábamos el domingo anterior del fin del mundo. Decíamos que a casa uno le llega el fin cuando muere. Y la muerte fija nuestro estado, nuestras intenciones, nuestra situación. Sería una grave irresponsabilidad dejar a la improvisación, a la aventura, el momento más decisivo de nuestra vida.



Nos podemos preguntar hoy: ¿De verdad Cristo es el que reina, el que dirige mi corazón, mis sentimientos, mi conciencia, mi inteligencia, mis tareas, mi familia, mi vida social, mi ocio...? ¿Quién manda en ti?: ¿La verdad o la mentira, la justicia o la injusticia, el amor o el odio e indiferencia, la paz o la guerra continua? Es importante que respondamos bien a estas preguntas, pues nos jugamos mucho.



El Señor sigue utilizando ejemplos para que entendamos bien lo que es el Reino:



“es semejante a un grano de mostaza que uno toma y arroja en su huerto y crece y se convierte en un árbol, y las aves del cielo anidan en sus ramas”;



“es semejante al fermento que una mujer toma y echa en tres medidas de harina hasta que fermenta toda”; “es semejante a un tesoro escondido en un campo, que quien lo encuentra lo oculta, y lleno de alegría, va, vende cuanto tiene y compra aquel campo”;



“es semejante a un mercader que busca perlas preciosas, y hallando una de gran precio, va, vende todo cuanto tiene y la compra”.



Debemos buscar sinceramente ese Reino. En ello nos va nuestra felicidad aquí, y nuestra salvación eterna. No son teorías, o bonitas palabras. El reino de Dios, o está dentro de nosotros mismos como dice Cristo, o no está donde nosotros estamos. No es suficiente una religiosidad popular ocasional si no dejamos que el Señor sea el dueño de mi vida.



Todo el programa de nuestra maduración en la fe se sintetiza en estas etapas: buscar a Cristo, encontrar a Cristo, conocer a Cristo, amar a Cristo, y darlo a conocer. Los medios ya sabemos cuales son. Hay que utilizarlos.



En la Eucaristía le encontramos realmente, por eso estamos aquí.



Muchos mártires de todos los tiempos murieron con el grito de ¡Viva Cristo Rey!, en la boca. Que nosotros, como la Virgen María, podamos decir también: ¡hágase en mí según tu palabra!



Y no olvidemos lo que dice un autor cristiano: “La corona de espinas de Cristo ha sido para el mundo más útil que todas las coronas de los reyes”.

lunes, 15 de noviembre de 2010

¿EXISTE EL ALMA?



EL ALMA

En este artículo se habla del alma, que es algo muy serio. En la teología católica, y también en la filosofía, la palabra alma significa el elemento espiritual que informa al cuerpo humano (elemento material); constituyen ambos una unidad substancial que es la persona humana. El alma es espiritual, individual e inmortal, y ha sido creada inmediatamente por Dios, en cada persona; no procede -como el cuerpo- por vía de generación, de los padres.

La palabra "alma" -dice el autor del texto que se publicó en la revista Nuestro Tiempo (nº 603, IX-2004)- encierra el misterio de la vida y sus sorprendentes propiedades; el misterio del más allá y las aspiraciones humanas más profundas; y el misterio de la conciencia humana, de la inteligencia y la libertad. La palabra "alma" indica también a la persona, al ser espiritual, querido por Dios y constituido, por su amor, como un interlocutor para siempre. El alma humana no es un duende, ni una cosa que esté en el hombre, ni una parte del hombre. Es el sujeto espiritual, con su forma y sus propiedades, la persona querida por Dios. Todo esto es lo que lleva dentro la palabra alma.

por Juan Luis Lorda, Prof. de Teología Dogmática y Antropología, Universidad de Navarra
________________________

Con las grandes palabras, especialmente si tienen mucho uso, hay que tener cuidado. Porque a medida que pasan de boca a boca y de mente a mente, se confunden, pierden sus conexiones con la realidad y flotan en el mundo de las ideas como globos a la deriva. Sugieren demasiadas cosas a la vez. Para trabajar con las grandes palabras, hay que anclarlas en la realidad: acudir a los lugares originales de donde procede su sentido.

La palabra alma es una palabra enorme, un globo gigantesco. Muy venerable, porque está relacionada con lo más sublime. Pero también pintoresca, cuando la mentalidad popular se la representa como un duende dentro del hombre. Una cultura tan científica como la nuestra no está para duendes. Entia non sunt multiplicanda praeter necessitatem (Ockham: "no hay por qué admitir más cosas que las necesarias"). Chesterton o Tolkien protestarían al unísono, y defenderían también la necesidad de los duendes, precisamente para contrarrestar una visión exclusivamente científica del mundo. Pero yo me voy a limitar a defender la existencia del alma.

Si comenzamos preguntando por lo que evoca la palabra, flotaremos. Tenemos que tomar tierra y relacionar la palabra con la realidad. En su origen, la palabra "alma" está relacionada con tres experiencias humanas muy importantes. La primera es el misterio de la vida y la diferencia entre la vida y la muerte. La segunda es la pregunta por el más allá, y en concreto por la supervivencia personal. La tercera se refiere a lo característico del espíritu humano , a la vida de la inteligencia y al ejercicio de la libertad y de la creatividad. No se trata de duendes.

La vida tiene una maravillosa riqueza de propiedades. Hay muchos cuentos donde los protagonistas se suben a una roca y resulta ser un elefante o creen llegar a una isla y se encuentran sobre el caparazón de una tortuga. Desde luego, en los cuentos y en la realidad, hay mucha diferencia entre subirse a un montón de tierra o a un elefante. El elefante o la tortuga pueden hacer cosas que no cabe esperar de la montaña o la isla.

El niño que está entusiasmado con su perrito se llevará un disgusto terrible si se le muere: se acabaron los juegos, se acabó el correr, se acabó esa mirada y los saltos de alegría cuando vuelve a casa. Al tocar el cuerpo frío del animal, notará la diferencia. Se asomará a la tragedia de la muerte, a esa amenaza tan tremenda para lo vivo. El cuerpo inmóvil que tiene delante, parece el mismo, pero ya no es el mismo. Ha dejado de estar animado: ha perdido la vida. En este primer sentido, alma es lo mismo que animación. Todo lo vivo está "animado". Es lo que se ve a simple vista.

Como vivimos en una sociedad ilustrada por los conocimientos científicos, ya no podemos quedarnos con lo que se ve a simple vista. Sabemos mucho más sobre la realidad. Esto es una ventaja, pero también un inconveniente. Desde luego, saber más, es siempre una ventaja. El inconveniente consiste en que el conocimiento de los detalles puede impedirnos la visión de conjunto. Los árboles pueden ocultarnos el bosque: el bosque sólo se ve a simple vista, sin análisis.

La materia

La mentalidad científica moderna es, en mucha parte, "constructivista" , perdón por la palabra. Es decir, entiende que explicar una cosa es lo mismo que decir cómo está hecha, cuáles son sus componentes y como se combinan. Desde luego una gran parte de la ciencia moderna, la química, la física atómica y la biología, han progresado a base de analizar los compuestos y encontrar los elementos y su estructura. Esto lleva a que muchas personas con mentalidad científica al ver la realidad, piensen siempre en su composición. Ven un mineral y recuerdan de qué está compuesto. Ven un árbol y recuerdan sus estructuras. Y lo mismo al ver un perro o una persona. Hoy sabemos que, con diferentes grados de complejidad, todo está compuesto de los mismos elementos de la tabla periódica que puso en orden, hace más de cien años, Mendeleiev (+ 1907).

Cuando una persona con mentalidad científica ve que muere un animal o una persona, piensa en las alteraciones orgánicas que se han producido y que hacen imposible la vida. Tiene razón: para explicar la muerte basta fijarse en la alteración de los componentes orgánicos. El problema es que, cuando ven un ser vivo o a una persona piensan que está vivo sólo porque está construido con estos componentes. Y lo ven como si fuera una enorme estructura bioquímica que funciona ordenadamente. Muchos dirán que, "en el fondo", es una aglomeración de materiales que funciona gracias a las propiedades físicas y químicas de sus elementos. Y aquí no tienen razón. O, por decirlo mejor, tienen sólo una parte pequeña de razón. Porque esta explicación es muy reductiva: oculta el misterio de la vid a. Es como si dijéramos que El Quijote es un conjunto ordenado de letras o una casa un conjunto ordenado de materiales de construcción. Es verdad, pero ocultamos mucha más verdad de la que decimos.

Ningún materialista aceptaría de buen humor que le cambiaran a su hijo por un cubo de agua y un saquito de polvo. Y, sin embargo, es verdad que, desde el punto de vista de los materiales, el hijo es, "en el fondo", como toda la materia viva, 80 por ciento de agua y unos pocos kilos de calcio, carbono y otros elementos químicos. Si fuera consecuente con lo que piensa, tendría que aceptar el cambio sin pestañear. Pero algo nos dice que no aceptaría. Y hace bien. Quizá defienda en teoría que es lo mismo, pero no se atreverá a vivir como si fuera lo mismo. Sólo unos pocos canallas en la historia han sido capaces de ser consecuentes hasta el final. Los demás se han sentido paralizados por sus sentimientos humanitarios, por su intuición espontánea sobre las cosas. Es que algo no cuadra. Quizá los árboles nos ocultan el bosque.

La forma

¿Por qué la materia organizada y en funcionamiento es más que la materia suelta? Plantearse la pregunta así, honradamente, ya es un gran paso, casi una voltereta, porque nos puede llevar a ver las cosas al revés. Pero es la única manera de defender que el hijo "es más" que el cubo de agua y el saquito de polvo.

Bien mirado, es asombroso que la naturaleza resulte ser como un inmenso juego de construcción, con tanta complejidad y con tantísimas propiedades. Esto lo entienden mejor los aficionados a las arquitecturas y los mecanos. Hay muchos juegos de construcción muy buenos. Y se pueden hacer muchas cosas con piezas simples. Aunque, desde luego, no tantas cosas como las que hace la naturaleza. No se vende ningún juego con unas piezas tan polivalentes, capaces de formar tan sorprendentes estructuras.

No existe un juego que permita construir un perro ni nada parecido. Hay mecanos que permiten construir coches. Te dan las piezas y los planos para ponerlas en su sitio. Si tienes imaginación, puedes construir también cosas que no están previstas en los juegos de construcción: palacios estupendos o mecanismos curiosos. Caben variantes sin límite, infinitas. Sólo estás limitado por las posibilidades de las piezas. Pero ningún juego de arquitectura permite construir, por ejemplo, un motor de explosión. Las piezas no tienen las propiedades mecánicas y térmicas necesarias.

Si tuviéramos piezas de metales muy resistentes y con la forma adecuada, podríamos acoplarlas y hacer un motor de explosión. Pero sólo si tienen la forma adecuada. No sirve cualquier pieza. Para hacer un motor de explosión, primero necesitamos la idea del motor de explosión y luego, con poca libertad, podemos hacer las piezas. Lo curioso es que aquí vamos en sentido contrario que el análisis científico normal. No explicamos el motor por las piezas que lo componen, sino al revés: las características de las piezas se explican porque las necesitamos para el motor. Lo que manda es la idea del motor.

Sería ridículo explicar el motor de explosión diciendo que es una acumulación de piezas. Antes que nada, el motor es una idea. Podemos hacer las piezas con distintas formas y materiales, pero tenemos que respetar la idea. Se da la curiosa circunstancia de que las propiedades del motor de explosión son propiedades de la idea del motor , no de las piezas. Las piezas sueltas no tienen esas propiedades: si alguien las viera sueltas, no podría deducir las propiedades del motor. Sólo cuando están unidas según la idea del motor, tienen las propiedades del motor. El motor tiene más propiedades que las piezas.

Las personas con mentalidad exclusivamente científica están acostumbradas a explicar la vida por sus elementos. Y dicen que todo es, en el fondo, una combinación de piezas elementales con propiedades elementales. Todo lo de arriba se explica por lo de abajo; y, en el fondo, se reduce a lo de abajo. Lo verdaderamente real es lo de abajo.. Esto lo dicen científicos serios (S. W. Hawking, S. Weinberg, F. Crick) y también otros (C. Sagan, E. O. Wilson, R. Dawkins) que se dedican a la divulgación de la ciencia y a la extrapolación (a veces incontrolada) de los conocimientos. Pero es un reduccionismo , tan grande como explicar una casa sólo por sus ladrillos o El Quijote por sus letras.

Es más: pudiera ser muy bien que el mundo se explicara al revés, como el motor. Que las características de las piezas elementales se expliquen por las ideas superiores. Puede ser que haya que comprender los elementos de la materia como las piezas de algo superior , que tiene muchas más propiedades que las piezas. Si no, no se puede justificar la extraordinaria capacidad y polivalencia de este juego de construcción.

Es interesante notar que las ideas, las formas tienen propiedades (el motor de explosión). Aprovechan las propiedades de sus componentes, pero se comportan como un conjunto que tiene más propiedades que sus componentes. En la misteriosa diferencia entre lo vivo y lo muerto, sucede esto, con un nivel de complejidad fabuloso. Lo vivo, con todo el organismo en su sitio, tiene muchas más propiedades y muy superiores a lo no vivo. A esto, se le llama, a veces, emergentismo (M. Bunge): aunque la palabra sugiere una dirección de abajo arriba.

Quizá haya que dar la vuelta. Quizá sea más sensato pensar que los elementos de la materia son, en realidad, las piezas de lo vivo. Si la idea de lo vivo no estuviera de alguna forma prevista en el juego de construcción, ¿cómo se va a producir ese enorme salto hacia arriba? En los juegos de construcción, nunca se producen estos saltos de calidad. Y menos por casualidad. Si metiéramos millones de piezas de arquitectura, en una hormigonera y dieran vueltas durante miles años, se produciría de vez en cuando un trozo de pared, pero nunca un castillo y mucho menos un caballo. Por más vueltas que demos. Y si metiéramos canicas, nunca se produciría nada. No hay problema en admitir que la forma de un montón de tierra se ha producido por casualidad. Pero parece absurdo decir que la forma de los seres vivos se ha producido por casualidad. Las formas superiores tienen que estar previstas de alguna manera en el juego; tienen que ser posibles. ¿No habrá que pensar el mundo desde arriba en lugar de pensarlo desde abajo?

Fuente: Fernando H. en www.maresdelmundo.blogspot.com

sábado, 13 de noviembre de 2010

Preparamos el Mercadillo de Navidad


Estamos preparando el tradicional Mercadillo de Navidad en favor de Cáritas Diocesana. este año lo pondremos el 11 de Diciembre en la Plaza de Santo Domingo de la Capital murciana. Solicitamos la colaboración de todos para conseguir el fin que pretendemos: hacen falta muchos productos alimenticios no perecederos para el Comedor de Cáritas y de Jesús Abandonado. Lo pueden traer a la Parroquia por las tardes.

DOMINGO 33 DEL T.O.-CICLO C


Con vuestra perseverancia salvareis vuestras almas



Celebramos el último domingo del año litúrgico. El próximo domingo será la fiesta de Cristo Rey del Universo. El Señor nos habla del fin de los tiempos. “Llegará día en que no quedará piedra sobre piedra: todo será destruido…”, dice el Señor. Y cuando le preguntan sobre el día y la hora, contesta: “Cuidado que nadie os engañe. Porque muchos vendrán usurpando mi nombre, diciendo , o ; no vayáis tras ellos…”

El Señor nos advierte de los falsos profetas. Los ha habido en todos los tiempos. Son los anti-Cristo, que pretenden desviar nuestra orientación religiosa hacia otras metas distintas a las del Evangelio. El demonio se vale de personas e instituciones para intentar anular la acción de Dios en la humanidad. La historia, incluida la reciente, es testigo de ello. Los falsos redentores de la humanidad han causado estragos entre los seres humanos pensando que hacían un bien. Podemos recordar las persecuciones religiosas de nazismo, del comunismo, y de otras corrientes materialistas, que eliminaron millones de personas por el solo hecho de creer en Dios. La revolución bolchevique en Rusia causó la muerte a 109.000 sacerdotes y religiosos. En España fueron cerca de 10.000. En Alemania verdaderas riadas de personas terminaron sus vidas en los campos de exterminio. Es la dictadura del odio a Dios, y el endiosamiento de los tiranos.

Estaba previsto que sucederían estas cosas por la maldad de muchos corazones. El reino del mal es capaz de todo. Y siempre lo pagan los mismos. En nuestros días se sigue persiguiendo, y se sigue atacando con la falsedad y el odio de corazones miserables, pervertidos. “Así tendréis ocasión de dar testimonio”.

Salimos de Dios y vamos a Dios. Cada uno por su camino. Pero hay llevar mucho cuidado con la cizaña, que pretende ahogar el mal con la basura de la mentira y la maldad. ¿Qué se pretende con la asignatura “Educación para la ciudadanía”?. Algunos ingenuos piensan que se pretende hacer buenos ciudadanos. Pero lo que realmente se pretende es adoctrinar a los niños y jóvenes para moldearlos a su gusto, eliminando toda referencia a lo trascendente, e incluso a los valores del espíritu. Es tratar de hacer ciudadanos en serie. En el fondo es imponer a nivel nacional un modelo de hombre al margen, e incluso en contra, de toda religión. Esto es lo que desde hace años intentan con cierto éxito algunos nacionalismos, y ahí tenemos los resultados en el terrorismo.

Pero Dios conoce lo que hay en el corazón de cada hombre. Sabe distinguir lo bueno de lo malo. Y El no pierde la guerra, aunque parezca que pierde algunas batallas.

No debemos ser catastrofistas, pero sí realistas y astutos, como las serpientes. Hay que vigilar y orar para no caer en la tentación. Y ser constantes en hacer el bien. Nuestro mayor peligro es refugiarnos en nuestra comodidad y dejar al mundo correr, como si lo que pasa en la calle, en la cultura, en la sociedad en general no fuera con nosotros. Podemos pecar de omisión. La causa de Dios es nuestra causa. Y lo que pretende la Iglesia es tratar de que vivamos el plan de Dios para el mundo, para cada uno de nosotros. No lo olvidemos: Con nuestra perseverancia salvaremos nuestras almas. Un buen propósito sería reflexionar sobre mi actitud ante los acontecimientos sociales que afectan a todos, y en especial a la familia.



Juan García Inza

sábado, 6 de noviembre de 2010

DOMINGO 32 DEL T.O.-CICLO C


Dios de vivos, no de muertos



El evangelio de este domingo nos habla de la vida eterna. Nuestro fin no es la muerte. Hemos sido creados para la eternidad. El hombre está compuesto de cuerpo material y alma espiritual. La muerte es la separación del cuerpo y el alma. El primero, que es material, se queda aquí en la tierra, se descompone, desaparece. Pero el alma, que es espiritual, no muere. Dios ha querido que permanezca para siempre porque somos criaturas especiales, hechos a imagen y semejanza de Dios. ¿En qué somos semejantes a Dios? No en el cuerpo, evidentemente, porque Dios no tiene cuerpo. Nuestra semejanza está en aquello que nos hace inteligentes y libres. Es decir, en nuestra alma espiritual.

Nuestra fe cristiana se fundamenta en Dios, revelado por Cristo, el Hijo de Dios hecho hombre. Cristo como hombre tenía también cuerpo y alma. Y por ser Dios era perfecto y, por tanto, su cuerpo no podía corromperse, no tenía la huella del pecado original. De ahí la necesidad de la Resurrección, y la transformación de su cuerpo mortal en cuerpo glorioso. La Virgen María tampoco tenía pecado original, y al cumplirse su tiempo en la tierra fue subida al cielo.

Nosotros estamos llamados a la vida eterna. Cuando morimos nuestra alma entre en esa vida del espíritu que no acaba. Los que mueren en paz con Dios pasan a disfrutar de la gloria eterna. Los que tienen que purificar sus faltas antes de gozar de Dios, tienen un tiempo para ello en ese estado que llamamos Purgatorio. Los que deliberadamente no quieren saber nada con Dios, el Señor respeta su libertad al máximo, y serán privados eternamente de la visión de Dios. ¿Cómo es posible esto? Es posible porque el reino de Dios es el Reino del Amor, y el amor es libre. No se puede amar a Dios ni a nadie a la fuerza. El Señor no quiere servidores forzados. Nos ayuda con su gracia para que sigamos acertadamente su camino, pero no fuerza en absoluto nuestra libertad.

La Gloria es el estado en el que gozan los bienaventurados de la presencia de Dios. Todos estamos llamados a ella. En el Cielo, por decirlo así, hay un sitio reservado para nosotros. Pero hay que poner los medios. Y los medios ya sabemos los que son: todos aquellos que nos ha dejado Cristo para vivir en Gracia de Dios.

En el último día las almas se unirán a nuestros cuerpos recreados en estado glorioso, para que sea el hombre entero, cuerpo y alma, el que goce de Dios. La primicia de ese momento ya la vivió Cristo y la Virgen María. La santidad es precisamente gozar de la presencia de Dios aquí en la tierra y después en el cielo.

Dios es de vivos, no de muertos. Nos quiere vivos. El dijo YO SOY LA RESURRECCIÓN Y LA VIDA, EL QUE CREE EN MI AUNQUE HAYA MUERTO VIVIRÁ. Y nosotros creemos esta gran y consoladora verdad.





Juan García Inza

Centro de Orientación Juvenil

El Equipo del Centro de Orientación Juvenil que hemos creado en la Parroquia sigue trabajando para comenzar las actividades lo antes posible. Estamos programando las actividades culturales, deportivas, lúdicas, etc. Ya contamos con una información detallada de posibles actividades deportivas en centros oficiales y también de senderismo. En responsable de Cine-forum cuanta con una relación de películas interesantes. La página Web ya funciona. Seguiremos reuniéndonos para avanzar en la programación. Ofrecemos hoy el cartel que se difundirá en los Centros de Secundaria

domingo, 31 de octubre de 2010

SOLEMNIDAD DE TODOS LOS SANTOS


Ofrecemos una serie de datos bíblicos que nos pueden hacer reflexionar sobre la importancia del culto a los Santos, en este día que celebramos la fiesta de todos los que están en cielo gozando de la presencia de Dios.



Culto a los Ángeles y a los Santos

-Los ángeles y los santos deben recibir culto de la Iglesia

-Es lícito venerar a los ángeles y a los santos e invocar su intercesión

-Es beneficioso tributar culto a los santos

-La Virgen María, los ángeles y los bienaventurados del cielos deben recibir el culto de la Iglesia.

En la Sagrada Escritura, consta de la Virgen María.

.....por eso desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada,... (Lc. 1, 48).

Aclaración. La Virgen María, los ángeles y los santos tienen una excelencia especial, inferior a la dignidad de Dios, pero superior a la de los hombres. Lo mismo que a los hombres que tienen cierta excelencia, se les debe cierto honor, así a la Virgen María, a los ángeles y a los santos se les debe honor tributado por el culto sagrado.

-Es lícito venerar a los Ángeles y Santos del cielo e invocar su intercesión.

a) -A los ángeles.

También ahora me ha enviado Dios para curarte a ti y a tu nuera Sara. Yo soy Rafael, uno de los siete ángeles que están siempre presente y tienen entrada a la Gloria del Señor (Tob. 12, 16).

Cuando tú y Sara hacíais oración, era yo el que presentaba y leía ante la Gloria del Señor el memorial de vuestras peticiones. Y lo mismo hacía cuando enterrabas a los muertos (Tob. 12, 12).

b) -A los santos.

Y por mano del Ángel subió delante de Dios la humareda de los perfumes que representan a las oraciones de los santos (Apoc. 8, 4).

Aclaración. La legitimidad y provecho del culto tributado a los ángeles y a los santos se deduce de la excelencia sobrenatural de unos y otros, que radica de la contemplación de Dios de la cual ellos disfrutan.

.....porque yo os digo que sus ángeles, en los cielos ven continuamente el rostro de mi Padre... (Mt. 18, 10).

Ahora vemos en un espejo, confusamente. Entonces veremos cara a cara (1 Cor. 13, 12).

Sabemos que, cuando se manifieste, seremos semejante a Él, porque Le veremos tal cual es (1 Jn. 3, 2).

-Es saludable y beneficioso tributar culto a los Santos.

a) -Saúl tributó culto al alma de Samuel.

Comprendió Saúl que era Samuel y cayendo en tierra se postró (1 Sam. 28, 14).

b) -Los hijos de los profetas adoraron al espíritu de Elías que reposaba sobre Eliseo.

Habiéndole visto la comunidad de los profetas que estaban enfrente, dijeron: «El espíritu de Elías reposa sobre Eliseo.» Fueron a su encuentro, se postraron ante él en tierra, y le dijeron: «Hay entre tus siervos cincuenta hombres valerosos; que vayan a buscar a tu señor,...» Él dijo: «No mandéis a nadie...» (2 Reg. 2, 15-16).

c) -Dios mismo honra a los santos.

Al que me sirva, el Padre le honrará (Jn. 12, 26).

Aclaración. La alabanza se tributa a los santos no solamente por su excelencia natural, sino por la sobrenatural que la Iglesia les concede.

2. Intercesión de los Justos

-Pueden interceder ante Dios para conseguir sus ayudas para los hombres

-Los bienaventurados interceden ante Dios en favor de los que viven en este mundo

-Encomendarse a las oraciones de los justos de la tierra es lícito y beneficioso

-Dios concede muchos bienes a los hombres por los ruegos de los justos

-Los Justos pueden interceder ante Dios para conseguir en favor de los hombres las ayudas de Dios que necesitamos.

a) -Cristo.

De ahí que puedan también salvar perfectamente a los que se llegan a Dios, ya que está siempre vivo para interceder en su favor (Hbr. 7, 25).

b) -La Virgen María.

Y, como faltara vino, le dice a Jesús su Madre: «No tienen vino» Jesús le responde: «¿Qué tengo yo contigo, mujer?» Todavía no ha llegado mi hora.» Dice su madre a los sirvientes: «Haced lo que él os diga» (Jn. 2, 3-5).

c) -Moisés.

Entonces el pueblo fue a decirle a Moisés: «Hemos pecado por haber hablado contra Yahvéh y contra ti. Intercede ante Yahvéh para que aparte de nosotros las serpientes» Moisés intercedió por el pueblo (Núm. 21, 7).

d) -Job

Mi siervo Job intercederá por vosotros y, en atención a él, no os castigaré por no haber hablado con verdad de mí, como mi siervo Job (Job 42, 8).

e) -Los Justos.

.....rogad por los que os persiguen para que seáis hijos de vuestro Padre celestial... (Mt. 5, 44-45).

f) -Pablo a los Romanos.

Pero os suplico, hermanos, por nuestro Señor Jesucristo y por el amor del Espíritu Santo, que luchéis juntamente conmigo en vuestras oraciones rogando a Dios por mí, para que me vea libre de los incrédulos de Judea (Rom. 15, 30-31).

g) -Andrés y Felipe.

Había algunos griegos entre los que subían a adorar en la fiesta. Éstos se dirigieron a Felipe, el de Betsaida de Galilea, y le rogaron: «Señor, queremos ver a Jesús». Felipe fue a decírselo a Andrés: Andrés y Felipe fueron a decírselo a Jesús (Jn. 12, 20-22).

h) -Unos por otros.

.....orad los unos por los otros para que seáis curados (Sant. 5, 16).

i) -Los justos en general.

La oración ferviente del justo tiene mucho poder.

Sant. 5, 16.

Aclaración. Si la oración del justo en la tierra es eficaz, ¿Por qué no habrá de ser también eficaz y poderosa la oración de santos en el cielo?

-Los bienaventurados del cielo interceden mediante sus oraciones ante Dios, en favor de los que viven en este mundo.

Onías había dicho: «Éste es el que ama a sus hermanos, el que ora mucho por su pueblo y por la ciudad santa, Jerusalén, el profeta de Dios» (2 Mac. 15, 14).

Aclaración. Hacía años que el profeta Jeremías había muerto; sin embargo, seguía intercediendo por su pueblo mediante su oración.

-Encomendarse a las oraciones de los justos que moran en la tierra es lícito y beneficioso.

a) -Job intercedió por sus amigos y Dios prometió no castigarles.

Mi siervo Job intercederá por vosotros y, en atención a él, no os castigaré por no haber hablado con verdad de mí, como mi siervo Job (Job 42, 8).

b) -Pablo pide a los romanos que pidan a Dios por él.

.....os suplico, hermanos, por nuestro Señor Jesucristo y por el amor del Espíritu Santo, que luchéis juntamente conmigo en vuestras oraciones rogando a Dios por mí, para que me vea libre de los incrédulos de Judea, y el socorro que llevo a Jerusalén sea bien recibido por los santos;... (Rom. 15, 30).

c) -Los Apóstoles se encomendaban a las oraciones de los justos.

Hermanos, orad también por nosotros (1 Tes. 5, 25).

Finalmente, hermanos, orad por nosotros para que la Palabra del Señor siga propagándose...y para que nos veamos libres de los hombres perversos y malignos;... (2 Tes. 3, 1).

d) -Santiago recomienda que los presbíteros oren sobre los aquejados por la enfermedad.

¿Está enfermo alguno de vosotros? Llame a los presbíteros de la Iglesia, que oren sobre él y le unjan con óleo en el nombre del Señor. Y la oración de la fe salvará al enfermo,... (Sant. 5, 14).

Aclaración. Si es lícito y beneficioso invocar a los santos que aún viven en este mundo, ¿cuánto más no será lícito y beneficioso invocar a los que están con Dios en la bienaventuranza eterna?

-Dios suelo conceder muchos bienes a los hombres por los ruegos de los Santos.

a) -Por Abraham.

Abraham rogó a Dios, y Dios curó a Abimélak, a su mujer y a sus concubinas;... (Gén. 20,17).

b) -Por Job

Después Yahvéh restauró la situación de Job, porque había intercedido en favor de sus amigos; y aumentó Yahvéh al doble todos los bienes de Job (Job 42, 10).

c) -Por Pablo.

Pero os suplico, hermanos, por nuestro Señor Jesucristo y por el amor del Espíritu Santo, que luchéis juntamente conmigo en vuestras oraciones rogando a Dios por mí, para que me vea libre de los incrédulos de Judea, y el socorro que llevo a Jerusalén sea bien recibido por los santos; y pueda también llegar con alegría a vosotros por la voluntad de Dios, y disfrutar de algún reposo entre vosotros (Rom. 15, 30-32).

3. Reliquias de los Santos

-Dios quiere que las veneremos

-Dios quiere que veneremos las reliquias de los Santos pues les concede poderes milagrosos.

Tomó Elías su manto, lo enrolló y golpeó las aguas, que se dividieron de un lado y de otro, y pasaron ambos a pie enjuto (2 Reg. 2, 8).

Tomó el manto Elías y golpeó las aguas diciendo: «¿Dónde está Yahvéh, el Dios de Elías?». Golpeó las aguas que se dividieron de un lado y de otro y pasó Eliseo (2 Reg. 2, 14).

Estaban unos sepultando un hombre cuando vieron una banda y, arrojando al hombre en le sepulcro de Eliseo, se fueron. Tocó el hombre los huesos de Eliseo, cobró vida y se puso en pie (2 Reg. 13, 21).

Entonces una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía doce años, y que no pudo ser curada por nadie, se acercó por detrás y tocó la orla de su manto y al punto se le paró el flujo de sangre. Jesús le dijo: «¿Quién me ha tocado?». Como todos negasen, dijo Pedro y los que con él estaban: «Maestro, las gentes te oprimen y te aprietan.» Pero Jesús dijo: «Alguien me ha tocado, porque he sentido que una fuerza ha salido de mí» (Lc. 8, 43-46).

Dios obraba por medio de Pablo milagros extraordinarios, de forma que bastaba aplicar a los enfermos los pañuelos o mandiles que había usado y se alejaban de ellos las enfermedades y salían los espíritus malos (Hch. 19, 11).

Aclaración. Si Dios quiso que las prendas de los santos hiciesen milagros, cuanto más querrá que veneremos sus cuerpos que tanto cooperaron a su gloria.



En este día tan gozoso, nos unimos a la alegría de los que ya están con Dios, y nos encomendamos a ellos para que intercedan por nosotros.

El día de LOS FIELES DIFUNTOS, seremos nosotros los que recemos por todos aquellos que ya están en la eternidad, pero todavía no gozan de la presencia de Dios. Sus almas están purificándose para entrar, ya santificados, a gozar del señor en el Reino de los Cielos.



Juan García Inza