Hoja parroquial
de los rectores
Solemnidad
de la Dedicación de la Basílica de Letrán en Roma. Escritura: Génesis 28,11-18; Apocalipsis 21, 1-5;
Juan 2, 13-22
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EVANGELIO
En aquel tiempo se acercaba la Pascua de
los judíos y Jesús subió a Jerusalén. Y encontró en el templo a los
vendedores de bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas sentados; y, haciendo
un azote de cordeles, los echó a todos del templo, ovejas y bueyes; y a los
cambistas les esparció las monedas y les volcó las mesas; y a los que
vendían palomas les dijo: -Quitad esto de aquí; no convirtáis en un mercado la
casa de mi Padre.
Sus discípulos se acordaron de lo que está
escrito:
“El celo de tu casa me devora”.
Entonces intervinieron los judíos y le
preguntaron:
¿Qué signos nos muestras para obrar así?
Jesús contestó: Destruid este templo, y en
tres días lo levantaré.
Los judíos replicaron: -Cuarenta y seis
años ha costado construir este templo, ¿y tú lo vas a levantar en tres días?
Pero él hablaba del templo de su cuerpo. Y
cuando resucitó de entre los muertos, los discípulos se acordaron de que lo
había dicho, y dieron fe a la Escritura y a la Palabra que había dicho Jesús.
HOMILÍA 1
No sé si les gusta leer todos esos anuncios y mensajes
que llenan las paredes de la ciudad. Unos nos invitan a consumir, otros a pensar y otros a pecar. Déjenme
que les diga: algunos que invitan a pensar. He leído en alguna valla
publicitaria:
“¿La carretera por la que viaja le lleva a
mi casa?” “Nos vemos el domingo en mi casa antes del partido”. Firmados por Dios.
Hay personas santas, el fin de semana
pasado las recordábamos y hay también lugares santos. Todos conocemos muchas personas buenas
y santas entre nosotros, personas que se toman la vida cristiana muy en serio y
la viven con gran alegría.
Pocas veces predicamos sobre los lugares
santos. Menos mal que la liturgia es sabia y nos presenta fiestas y enseñanzas
que a nosotros ni nos pasan por la mente.
El mundo está lleno de lugares santos,
lugares en que los hombres han intuido que hay alguien más grande que nosotros
al que hay que buscar y servir. Las ruinas gigantescas del Machu Pichu en los Andes. Teotihuacan:
“lugar de los dioses” cerca de México. La Meca de los musulmanes, el río
Ganges…
La Biblia está llena de lugares santos:
Betel, la zarza ardiendo, el Sinaí…
Dicen que no encuentran la primera piedra del
Capitolio de los Estados Unidos. Hubo una gran ceremonia cuando se puso la
primera piedra a principios del siglo 19. Con el tiempo se fue hundiendo y
ahora la buscan y no la encuentran. Siguen cavando para dar con ella y
recuperar los objetos enterrados que guardan el secreto y la finalidad de ese
edificio. Es la piedra angular, piedra histórica y símbolo de todo un país.
Nosotros
estamos aquí para edificar nuestra vida sobre la piedra angular que es Cristo.
Esta piedra, Cristo, no está escondida, pero hay que buscarla –tantos la han
perdido- y es el símbolo no de un país sino del mundo entero. Fuera de Cristo
no hay salvación. Busque la piedra angular, Cristo, entre los escombros de su
vida. Está ahí…
Celebramos hoy una fiesta rara,
desconocida para nosotros. LA DEDICACIÓN DE LA BASÍLICA DE LETRÁN.
El
9 de noviembre del año 324 los cristianos, después de las persecuciones,
dedicaron a el Salvador esta primera iglesia. Es como la parroquia del Papa y
se la considera la madre y cabeza de las iglesias de todo el mundo cristiano.
Es signo de unidad en la misma fe, símbolo de la primera piedra, Cristo Jesús,
todos conectados al único Salvador.
Mis padres, mis catequistas me
enseñaron muy pronto el camino del templo. Recién nacido me llevaron al templo
para bautizarme y hacerme una “piedra viva” junto a la “piedra angular”, Cristo
Jesús. Desde entonces siempre he sabido que, al ir al templo, iba a la casa de
Dios, al lugar santo, a la tienda del encuentro entre Dios y los hombres. Allí
aprendí a santiguarme, arrodillarme, orar, escuchar la palabra de Dios,
cantar…Y sigo acudiendo al templo con gozo.
Jesús visitaba el templo, la
sinagoga, con frecuencia. Recién nacido fue presentado en el templo. Jesús
subía cada año a la casa de oración siguiendo la tradición de sus mayores. A
los doce años se perdió en el templo “porque debía ocuparse de las cosas de su
Padre”.
El evangelio de hoy nos
recuerda que Jesús hizo un látigo y expulsó del templo a todos aquellos
traficantes que lo habían convertido en una “cueva de ladrones”.
Este enojo del Señor vale
también para hoy.
Todos los templos, incluido el
nuestro, tienen que ser lugares santos, casa de oración, ámbito del encuentro
con Dios, sitio para pedir perdón y celebrar su amor, y ser enviados a
transformar el mundo.
Venir aquí es aceptar la
invitación de Dios a ser sus invitados de honor.
ESTA SEMANA
Este miércoles, A LAS 8
DE LA TARDE, organizado por el
Apostolado de la Divina Misericordia, tendremos un encuentro de formación y
oración según el método de la LECTIO DIVINA.
Este método, muy sencillo y eficaz, fue ideado por los monjes
del cister para utilizarlo en sus encuentros de oración, en comunidad o solos.
Se parte de un pasaje evangélico, se dialoga sobre el mismo, se contempla
personalmente la escena, se saca unos propósitos de grupo y personales, y se
termina con una oración. La duración es de una hora. La tendremos siempre los
segundos miércoles de mes.