Hoja
parroquial de los Rectores
Domingo III de Adviento. Escritura: Isaías 61,
1-2.10-11; 1 Tesalonicenses 5, 16-24;
Juan 1, 6-8.19-28 |
EVANGELIO
Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan:
éste venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que por él todos
vinieran a la fe. No era él la luz, sino testigo de la luz.
Los judíos enviaron desde Jerusalén sacerdotes y levitas
a Juan, a que le
preguntaran: -¿Tú quién eres? El confesó sin reservas: -Yo no soy el Mesías. Le
preguntaron: Entonces, ¿qué? ¿Eres tú Elías? El dijo: _No lo soy. ¿Eres tú el
profeta? Respondió: -No. Y le dijeron: -¿Quién eres? Para que podamos dar una
respuesta a los que nos han enviado,¿qué dices de ti mismo? El contestó: -Yo
soy "la voz que grita en el desierto: Allanad el camino del Señor"
(como dijo el profeta Isaías). Entre los enviados había fariseos y le
preguntaron: -Entonces, ¿por qué bautizas, si tú no eres el Mesías, ni Elías,
ni el Profeta? Juan les respondió: -Yo bautizo con agua; en medio de vosotros
hay uno que no conocéis, el que viene detrás de mí, que existía antes que yo y
al que no soy digno de desatar la correa de la sandalia.
Esto pasaba en Betania, en la otra orilla del Jordán,
donde estaba Juan bautizando
COMENTARIO
Un día le
preguntaron a un profesor: ¿cuál es el sentido de la vida?
Y éste
sacando del bolsillo un trozo de espejo dijo a sus alumnos.
Cuando
yo era pequeño me encontré un espejo roto y me quedé con este trozo y empecé a
jugar con él. Era maravilloso, podía iluminar agujeros profundos y hendiduras
oscuras. Podía reflejar la luz en esos lugares inaccesibles y esto se convirtió
para mi en un juego fascinante.
Cuando ya
me hice hombre comprendí que no era un juego de infancia sino un símbolo de lo
que yo podía hacer con mi vida. Comprendí que yo no soy la luz ni la fuente de
la luz. Pero supe que la luz existe y ésta sólo brillará en la oscuridad si yo
la reflejo.
Soy un
trozo de espejo y aunque no poseo el espejo entero, con el trocito que tengo
puedo reflejar luz en los corazones de los hombres y cambiar algunas cosas en
sus vidas. Ese soy yo. Ese es el significado de mi vida.
Juan, el
hombre enviado por Dios, el presentador de Jesús, el vocero
del
bautismo en el Espíritu, comprendió también que él no era la luz, sino un
reflejo de la luz, él era sólo el despertador que anuncia la luz del nuevo día,
y al Señor de todos los días.
Juan, un
predicador al aire libre y callejero, metía mucho ruido y atraía a mucha gente
y bautizaba en el río Jordán y tenía sus seguidores y esto preocupaba a las
autoridades.
Así pues
el alcalde y las autoridades de Jerusalén le enviaron unos periodistas del
Heraldo de Soria para hacerle una entrevista y tomar algunas fotos a Juan
bautizando.
¿Quién
eres tú?, le preguntaron.
"Yo
no soy el Cristo. Yo no soy Elías. Yo no soy el Profeta."
Podía
haber contestado: soy el hijo de Zacarías e Isabel. Mi padre es sacerdote del templo
de Jerusalén.
Juan se
describe a si mismo en función de su trabajo, de su misión, de su ministerio.
Su identidad, su ID se lo da Cristo. Es un hombre, enviado por Dios, para
predicar el camino del Señor. Juan no quiere títulos para él, no quiere ser
confundido ni revestirse con las ropas de otro.
"Yo
soy la voz del que grita en el desierto".
Juan es una voz anónima y pasajera.
Lo que
importa es la voz.
Lo que
importa es lo que la voz grita.
Lo que
importa es que el mensaje se escuche.
Lo que
importa es que Jesús sea anunciado.
Lo que no
importa es de quién es la voz.
Y Juan
fue por uno días el altoparlante de Dios que anunciaba a "uno que está en
medio de ustedes y que no conocen".
En mis
rondas nocturnas visitando a las familias del barrio llamé a una puerta y la
abrió un joven y éste dijo es el Padre. Y su hermano dijo: "Déjale entrar
, esa voz la he oído yo predicar en las calles".
No me
conocía ni sabía mi nombre. Pero conocía la voz.
La voz
que habla y anuncia a Jesús, eso es lo importante, la voz que llega al corazón
y lo prepara para acoger la Palabra eterna de Dios.
AVISOS
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¿Se nota en casa que ya está muy
cerca la Navidad? Hay que ultimar los adornos adecuados a esta Fiesta tan importante.
Que no falte el Nacimiento
-
MIERCOLES: 20 H. Cenáculo
Contemplativo de la Divina Misericordia.
-
SABADO 20: Representación Navideña
por parte de niños de Catequesis al terminar la Misa de la tarde (20 h.). Todos
invitados.