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sábado, 24 de julio de 2010

Santiago Apóstol




Posiblemente todos conocemos o bien hemos oído hablar de familias que parecían muy unidas y que, con motivo de la muerte del padre -por ejemplo- se han enemistado e incluso han acudido a los tribunales para que decidan sobre la herencia que debían repartirse. Estas situaciones se dan a causa de unos valores a los que se aspira: tener dinero, propiedades, seguir los negocios de la familia, participar -de algún modo- en la vida del padre. Son unos VALORES QUE SE QUIEREN LOGRAR A CUALQUIER PRECIO y se hace lo que haga falta para evitar que se pierdan.

-Santiago y Juan quieren el Reino

El evangelio de hoy nos habla de un caso semejante: SANTIAGO Y JUAN HAN DESCUBIERTO EL REINO DE DIOS (del que continuamente habla Jesús) como un valor muy importante. Lo quieren alcanzar y no en un grado cualquiera: quieren ocupar en él los lugares más importantes. Creen que es la mejor manera de participar en la vida del Padre. NO ESTÁN DISPUESTOS A DEJAR PASAR LA OCASIÓN: ahora conocen a Jesús -el proclamador del Reino-, son amigos de él, y están dispuestos a colaborar con él. PERO JESÚS LO VE DISTINTO: sus seguidores no pueden alcanzar un bien, un valor, el propio Reino, a cualquier precio, Jesús considera que el bien, los valores, el Reino se obtienen cuando los hombres nos tomamos la vida diaria de modo responsable y procuramos HACER EN CADA MOMENTO LA VOLUNTAD DE DIOS. De tal modo que, si la voluntad de Dios nos llevara a obtener un bien distinto del que nosotros deseábamos, estuviéramos dispuestos a ello.

-Están dispuestos a hacer la voluntad del Padre

Santiago y Juan están dispuestos a hacer la voluntad del Padre (es lo que el evangelio llama "beber el cáliz"). Por eso JESÚS LES ANIMA A UNA FIDELIDAD TOTAL ("Mi cáliz lo beberéis", les dice) y a sacarse de encima la preocupación porque "el puesto a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo, es para aquellos para quienes lo tiene reservado mi Padre". El que se fía de Dios cumple su voluntad, deja que él tenga la iniciativa y no le pone condiciones de ningún tipo. LA VOLUNTAD DE DIOS SE LLEVA A CABO EN LA VIDA DIARIA, cuando uno cumple con sus propios deberes y ama de verdad, desinteresadamente, poniéndose al servicio de los que tiene más cerca y más lo necesitan.

El cumplimiento fiel y desinteresado de la voluntad de Dios es la única forma de lograr lo que necesitamos, para crecer al máximo como persona, para encontrar el sentido de la vida.

-Lo demuestran con su vida

La primera lectura (Hech 4, 33ss) nos ha hablado de cómo unos años después -Jesús ya había resucitado- Santiago y los demás apóstoles comprendían rectamente estas cosas: vivían OBRANDO EL BIEN Y DANDO TESTIMONIO DE JESÚS RESUCITADO entre el pueblo, con la convicción de que estaban cumpliendo la voluntad de Dios hasta el punto de poderlo afirmar en público ante los adversarios: "Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres". Su vida, si bien era dura y difícil, era una vida feliz: ya no buscaban sus propios intereses sino un sólo interés, proclamar a todos que "Dios resucitó a Jesús". Y esta tarea la realizan con fuerza y decisión porque TIENEN "EL ESPÍRITU SANTO QUE DIOS DA A LOS QUE LE OBEDECEN". Una fuerza que los sostiene hasta el fin, hasta el martirio por causa de la fe. Ahora, celebrando la fiesta del apóstol Santiago, renovaremos el memorial de la entrega y disponibilidad total de Jesús al Padre. Vivamos muy adentro esta renovación para que como Jesús, como Santiago, también nosotros seamos fieles a Dios hasta el último momento. Así el Sacramento será la garantía de hallarnos en el camino del Reino y de sus valores.

JAUME GRANE
MISA DOMINICAL

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