HOJA
PARROQUIAL DE LOS RECTORES
Fiesta del Corpus Christi. Escritura: Éxodo 24, 3-8;
Hebreos 9, 11-15;
Marcos 14, 12-16.22-26 |
EVANGELIO
El primer día de los Ácimos, cuando se sacrificaba el
cordero pascual, le dijeron a Jesús sus discípulos: "¿Dónde quieres que
vayamos a prepararte la cena de Pascua?"
Él envió a dos discípulos, diciéndoles: "Id a la
ciudad, encontraréis un
hombre que lleva un cántaro de agua; seguidlo y, en la casa en que entre,
decidle al dueño: "El Maestro pregunta: ¿Dónde está la habitación en que
voy a comer la Pascua con mis discípulos?" Os enseñará una sala grande en
el piso de arriba, arreglada con divanes. Preparadnos allí la cena". Los
discípulos
se marcharon, llegaron a la ciudad, encontraron lo que les había
dicho y prepararon la cena de Pascua. Mientras comían, Jesús tomó un pan,
pronunció la bendición, lo partió y se lo dio, diciendo: "Tomad, esto es
mi cuerpo". Cogiendo una copa, pronunció la acción de gracias, se la dio,
y todos bebieron. Y les dijo: "Esta es mi sangre, sangre de la alianza,
derramada por todos. Os aseguro que no volveré a beber del fruto de la vid
hasta el día que beba el vino nuevo en el Reino de Dios. Después de cantar el
salmo, salieron para el monte de los Olivos.
COMENTARIO
Erase un muchacho que siempre llegaba tarde a casa cuando
salía de la escuela. Los consejos y reprimendas no surtían ningún efecto.
Finalmente, un día, su padre le llamó al orden y le dijo: "la próxima vez
que llegues tarde, cenarás pan y agua. ¿Está claro?" El hijo lo entendió
perfectamente.
Pocos días después el muchacho llegó a casa más tarde que
nunca. Sus padres no le dijeron nada. Cuando se sentaron a cenar vio que los
platos de sus padres estaban llenos y en el suyo había sólo un trocito de pan y
un vaso de agua. Miró al pan y luego al agua. El padre esperó un rato para que
el hijo interiorizara el castigo. Luego tomó el plato del hijo y se lo puso
delante de él. Cogió su plato y lo puso enfrente de su hijo y se pusieron a
cenar.
Años más tarde, ese mismo muchacho al recordar aquel
episodio de su vida comentaba: "Toda mi vida he sabido cómo es Dios por lo
que hizo mi padre aquella noche".
Hermosa lección en la que el padre se impone el castigo
que su hijo merece. Una lección sin palabras. Una lección sobre Dios que el
hijo nunca olvidó. Jesús, como
el padre de la historia, cada domingo coge nuestro plato vacío y nos
ofrece un plato rebosante de amor y perdón y nos dice: "Tomad y comed,
esto es mi cuerpo." Los domingos Jesucristo multiplica el pan para sus
hijos e hijas.
Primero escuchamos a Jesús para vernos a nosotros
débiles, desobedientes y necesitados de sanación. Nosotros que vivimos en un
mundo que ha arrinconado a Dios, tenemos que experimentar su presencia, su
poder y su amor. Dios satisface nuestra hambre con el pan de vida.
"Jesús hablaba a las gentes del Reino de Dios".
Primero la Palabra, la Buena Noticia, el Reino de Dios; primero darnos a
conocer que estamos llamados a formar parte de un nuevo orden de cosas. Jesús
quiere mostrarnos el mundo y nuestras vidas tal como su Padre las ve.
Y la Palabra de Dios, en este día de fiesta, nos
remite a algo tan cotidiano y necesario como es el pan y el vino. Jesús,
el mejor predicador, quiere que nos quedemos con él, que le acompañemos en el
banquete que prepara para nosotros cada domingo. Quiere poner delante de cada
uno de nosotros un plato de comida para el viaje de la vida. Y nos manda:
"Haced esto en memoria mía".
En cada Eucaristía, el sacerdote pronuncia las mismísimas
palabras que pronunció Jesús en la Última Cena. Palabras que debemos escuchar
como el gran regalo que Dios nos hace. Nos acercamos al altar a recibir
el cuerpo y la sangre de Cristo para hacernos uno con Él. ¿Somos dignos? Por
supuesto que no. Pero si esperáramos a ser dignos nunca nos acercaríamos. Pero
lo hacemos con confianza porque Él nos invita. Nosotros que comemos
sacramentalmente el Cuerpo y bebemos la Sangre de Cristo nos convertimos en el
cuerpo vivo, visible, tangible de Cristo para el mundo.
Nos convertimos en su presencia real, somos el plato
lleno con el amor y el perdón de Dios que Jesucristo quiere poner enfrente de
tantos hermanos nuestros que nunca verán otro plato. Estamos llamados a
convertirnos en lo que somos, el cuerpo de Cristo. Amén
ESTE DOMINGO
Al finalizar la Misa de 8 de la tarde
tendremos la SOLEMNE PROCESIÓN DEL CORPUS CHRISTI
Es una Procesión para participar por amor a la Eucaristía.
Una oportunidad para manifestar nuestra fe en la presencia Real de Cristo en la
Eucaristía. Itinerario: Paseo de las Moreras, Paseo de las Acacias, Parroquia. Al
final nos bendecirá el Señor. Estrenamos Palio histórico.
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