Este Blog pretende ser un instrumento al servicio de la Parroquia, para información y formación de los visitantes
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domingo, 31 de octubre de 2010
SOLEMNIDAD DE TODOS LOS SANTOS
Ofrecemos una serie de datos bíblicos que nos pueden hacer reflexionar sobre la importancia del culto a los Santos, en este día que celebramos la fiesta de todos los que están en cielo gozando de la presencia de Dios.
Culto a los Ángeles y a los Santos
-Los ángeles y los santos deben recibir culto de la Iglesia
-Es lícito venerar a los ángeles y a los santos e invocar su intercesión
-Es beneficioso tributar culto a los santos
-La Virgen María, los ángeles y los bienaventurados del cielos deben recibir el culto de la Iglesia.
En la Sagrada Escritura, consta de la Virgen María.
.....por eso desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada,... (Lc. 1, 48).
Aclaración. La Virgen María, los ángeles y los santos tienen una excelencia especial, inferior a la dignidad de Dios, pero superior a la de los hombres. Lo mismo que a los hombres que tienen cierta excelencia, se les debe cierto honor, así a la Virgen María, a los ángeles y a los santos se les debe honor tributado por el culto sagrado.
-Es lícito venerar a los Ángeles y Santos del cielo e invocar su intercesión.
a) -A los ángeles.
También ahora me ha enviado Dios para curarte a ti y a tu nuera Sara. Yo soy Rafael, uno de los siete ángeles que están siempre presente y tienen entrada a la Gloria del Señor (Tob. 12, 16).
Cuando tú y Sara hacíais oración, era yo el que presentaba y leía ante la Gloria del Señor el memorial de vuestras peticiones. Y lo mismo hacía cuando enterrabas a los muertos (Tob. 12, 12).
b) -A los santos.
Y por mano del Ángel subió delante de Dios la humareda de los perfumes que representan a las oraciones de los santos (Apoc. 8, 4).
Aclaración. La legitimidad y provecho del culto tributado a los ángeles y a los santos se deduce de la excelencia sobrenatural de unos y otros, que radica de la contemplación de Dios de la cual ellos disfrutan.
.....porque yo os digo que sus ángeles, en los cielos ven continuamente el rostro de mi Padre... (Mt. 18, 10).
Ahora vemos en un espejo, confusamente. Entonces veremos cara a cara (1 Cor. 13, 12).
Sabemos que, cuando se manifieste, seremos semejante a Él, porque Le veremos tal cual es (1 Jn. 3, 2).
-Es saludable y beneficioso tributar culto a los Santos.
a) -Saúl tributó culto al alma de Samuel.
Comprendió Saúl que era Samuel y cayendo en tierra se postró (1 Sam. 28, 14).
b) -Los hijos de los profetas adoraron al espíritu de Elías que reposaba sobre Eliseo.
Habiéndole visto la comunidad de los profetas que estaban enfrente, dijeron: «El espíritu de Elías reposa sobre Eliseo.» Fueron a su encuentro, se postraron ante él en tierra, y le dijeron: «Hay entre tus siervos cincuenta hombres valerosos; que vayan a buscar a tu señor,...» Él dijo: «No mandéis a nadie...» (2 Reg. 2, 15-16).
c) -Dios mismo honra a los santos.
Al que me sirva, el Padre le honrará (Jn. 12, 26).
Aclaración. La alabanza se tributa a los santos no solamente por su excelencia natural, sino por la sobrenatural que la Iglesia les concede.
2. Intercesión de los Justos
-Pueden interceder ante Dios para conseguir sus ayudas para los hombres
-Los bienaventurados interceden ante Dios en favor de los que viven en este mundo
-Encomendarse a las oraciones de los justos de la tierra es lícito y beneficioso
-Dios concede muchos bienes a los hombres por los ruegos de los justos
-Los Justos pueden interceder ante Dios para conseguir en favor de los hombres las ayudas de Dios que necesitamos.
a) -Cristo.
De ahí que puedan también salvar perfectamente a los que se llegan a Dios, ya que está siempre vivo para interceder en su favor (Hbr. 7, 25).
b) -La Virgen María.
Y, como faltara vino, le dice a Jesús su Madre: «No tienen vino» Jesús le responde: «¿Qué tengo yo contigo, mujer?» Todavía no ha llegado mi hora.» Dice su madre a los sirvientes: «Haced lo que él os diga» (Jn. 2, 3-5).
c) -Moisés.
Entonces el pueblo fue a decirle a Moisés: «Hemos pecado por haber hablado contra Yahvéh y contra ti. Intercede ante Yahvéh para que aparte de nosotros las serpientes» Moisés intercedió por el pueblo (Núm. 21, 7).
d) -Job
Mi siervo Job intercederá por vosotros y, en atención a él, no os castigaré por no haber hablado con verdad de mí, como mi siervo Job (Job 42, 8).
e) -Los Justos.
.....rogad por los que os persiguen para que seáis hijos de vuestro Padre celestial... (Mt. 5, 44-45).
f) -Pablo a los Romanos.
Pero os suplico, hermanos, por nuestro Señor Jesucristo y por el amor del Espíritu Santo, que luchéis juntamente conmigo en vuestras oraciones rogando a Dios por mí, para que me vea libre de los incrédulos de Judea (Rom. 15, 30-31).
g) -Andrés y Felipe.
Había algunos griegos entre los que subían a adorar en la fiesta. Éstos se dirigieron a Felipe, el de Betsaida de Galilea, y le rogaron: «Señor, queremos ver a Jesús». Felipe fue a decírselo a Andrés: Andrés y Felipe fueron a decírselo a Jesús (Jn. 12, 20-22).
h) -Unos por otros.
.....orad los unos por los otros para que seáis curados (Sant. 5, 16).
i) -Los justos en general.
La oración ferviente del justo tiene mucho poder.
Sant. 5, 16.
Aclaración. Si la oración del justo en la tierra es eficaz, ¿Por qué no habrá de ser también eficaz y poderosa la oración de santos en el cielo?
-Los bienaventurados del cielo interceden mediante sus oraciones ante Dios, en favor de los que viven en este mundo.
Onías había dicho: «Éste es el que ama a sus hermanos, el que ora mucho por su pueblo y por la ciudad santa, Jerusalén, el profeta de Dios» (2 Mac. 15, 14).
Aclaración. Hacía años que el profeta Jeremías había muerto; sin embargo, seguía intercediendo por su pueblo mediante su oración.
-Encomendarse a las oraciones de los justos que moran en la tierra es lícito y beneficioso.
a) -Job intercedió por sus amigos y Dios prometió no castigarles.
Mi siervo Job intercederá por vosotros y, en atención a él, no os castigaré por no haber hablado con verdad de mí, como mi siervo Job (Job 42, 8).
b) -Pablo pide a los romanos que pidan a Dios por él.
.....os suplico, hermanos, por nuestro Señor Jesucristo y por el amor del Espíritu Santo, que luchéis juntamente conmigo en vuestras oraciones rogando a Dios por mí, para que me vea libre de los incrédulos de Judea, y el socorro que llevo a Jerusalén sea bien recibido por los santos;... (Rom. 15, 30).
c) -Los Apóstoles se encomendaban a las oraciones de los justos.
Hermanos, orad también por nosotros (1 Tes. 5, 25).
Finalmente, hermanos, orad por nosotros para que la Palabra del Señor siga propagándose...y para que nos veamos libres de los hombres perversos y malignos;... (2 Tes. 3, 1).
d) -Santiago recomienda que los presbíteros oren sobre los aquejados por la enfermedad.
¿Está enfermo alguno de vosotros? Llame a los presbíteros de la Iglesia, que oren sobre él y le unjan con óleo en el nombre del Señor. Y la oración de la fe salvará al enfermo,... (Sant. 5, 14).
Aclaración. Si es lícito y beneficioso invocar a los santos que aún viven en este mundo, ¿cuánto más no será lícito y beneficioso invocar a los que están con Dios en la bienaventuranza eterna?
-Dios suelo conceder muchos bienes a los hombres por los ruegos de los Santos.
a) -Por Abraham.
Abraham rogó a Dios, y Dios curó a Abimélak, a su mujer y a sus concubinas;... (Gén. 20,17).
b) -Por Job
Después Yahvéh restauró la situación de Job, porque había intercedido en favor de sus amigos; y aumentó Yahvéh al doble todos los bienes de Job (Job 42, 10).
c) -Por Pablo.
Pero os suplico, hermanos, por nuestro Señor Jesucristo y por el amor del Espíritu Santo, que luchéis juntamente conmigo en vuestras oraciones rogando a Dios por mí, para que me vea libre de los incrédulos de Judea, y el socorro que llevo a Jerusalén sea bien recibido por los santos; y pueda también llegar con alegría a vosotros por la voluntad de Dios, y disfrutar de algún reposo entre vosotros (Rom. 15, 30-32).
3. Reliquias de los Santos
-Dios quiere que las veneremos
-Dios quiere que veneremos las reliquias de los Santos pues les concede poderes milagrosos.
Tomó Elías su manto, lo enrolló y golpeó las aguas, que se dividieron de un lado y de otro, y pasaron ambos a pie enjuto (2 Reg. 2, 8).
Tomó el manto Elías y golpeó las aguas diciendo: «¿Dónde está Yahvéh, el Dios de Elías?». Golpeó las aguas que se dividieron de un lado y de otro y pasó Eliseo (2 Reg. 2, 14).
Estaban unos sepultando un hombre cuando vieron una banda y, arrojando al hombre en le sepulcro de Eliseo, se fueron. Tocó el hombre los huesos de Eliseo, cobró vida y se puso en pie (2 Reg. 13, 21).
Entonces una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía doce años, y que no pudo ser curada por nadie, se acercó por detrás y tocó la orla de su manto y al punto se le paró el flujo de sangre. Jesús le dijo: «¿Quién me ha tocado?». Como todos negasen, dijo Pedro y los que con él estaban: «Maestro, las gentes te oprimen y te aprietan.» Pero Jesús dijo: «Alguien me ha tocado, porque he sentido que una fuerza ha salido de mí» (Lc. 8, 43-46).
Dios obraba por medio de Pablo milagros extraordinarios, de forma que bastaba aplicar a los enfermos los pañuelos o mandiles que había usado y se alejaban de ellos las enfermedades y salían los espíritus malos (Hch. 19, 11).
Aclaración. Si Dios quiso que las prendas de los santos hiciesen milagros, cuanto más querrá que veneremos sus cuerpos que tanto cooperaron a su gloria.
En este día tan gozoso, nos unimos a la alegría de los que ya están con Dios, y nos encomendamos a ellos para que intercedan por nosotros.
El día de LOS FIELES DIFUNTOS, seremos nosotros los que recemos por todos aquellos que ya están en la eternidad, pero todavía no gozan de la presencia de Dios. Sus almas están purificándose para entrar, ya santificados, a gozar del señor en el Reino de los Cielos.
Juan García Inza
viernes, 29 de octubre de 2010
DOMINGO 31 DEL T.O. CICLO C
Hoy quiero hospedarme en tu casa
Zaqueo era un publicano, y por tanto considerado como un pagano, un pecador público. Tales personas casi no tenían derechos religiosos. Tratar con ellos no era digno de una persona que se considerara practicante de la religión. Recordemos la parábola del Fariseo y el Publicano. Este último no se atrevía ni siquiera a pasar de la puerta del Templo.
En esta ocasión Jesucristo llega a Jericó, la gran ciudad, considerada como la más antigua del mundo. La gente se agolpa en las calles y plazas para verle y tocarle. El griterío es grande. El Señor trata de atender a todos. Pero un publicano llamado Zaqueo también quiere ver a Jesús, aunque solo sea por curiosidad. No pretende conseguir nada de El. Pensaría incluso no le haría caso por su condición de pecador público. Como es bajo de estatura y el gentío no le permite ver, se sube a una higuera para contemplar mejor el “espectáculo”. Cosa aparentemente muy normal en un pueblo como aquel, en el que no solían ocurrir cosas llamativas como aquella. Tal vez la gente se reiría de él, lo despreciaría.
Cuando Jesús pasa a la altura de aquel árbol, mira fijamente a Zaqueo y le dice: Zaqueo, baja en seguida que hoy voy a hospedarme en tu casa. Podemos imaginar la sorpresa que se llevó este personaje, y tal vez la indignación del populacho y de las autoridades religiosas. No es de extrañar que hiciera esto el Señor. El ha venido a buscar a los pecadores, a los que realmente le necesitan, y Zaqueo era uno de ellos.
Zaqueo bajó con prontitud y lo hospedó en su casa. Todos murmuraban, les pareció muy mal que Jesucristo, que era tenido como un Maestro del espíritu, entrase a casa de aquel hombre que era tenido por mala persona. Pero Zaqueo lo recibió con gran alegría, y a Cristo no le importó las críticas. Y aquel publicano lleno de gozo y arrepentimiento dijo: ¡Mira Señor! Voy a dar la mitad de mis bienes a los pobres, y si en algo defraudé a alguno, se lo devolveré cuadruplicado.
Y Jesús le dijo: Hoy ha entrado la salvación en esta casa, pues también éste es hijo de Abraham. El Hijo del hombre ha venido a buscar y salvar lo que estaba perdido.
El Señor pasa todos los días por nuestro lado, y de un modo especial cuando celebramos la Eucaristía. ¿Encuentra en nosotros el mismo interés por conocerle y escucharle?
El quiere hospedarse en nuestra casa. Casa material y espiritual. Pero, ¿damos acogida en nuestro hogar a su imagen y a su Palabra? Hoy son eliminados los signos religiosos de muchas casas, y después queremos que nos libre de todo mal. Quiere entrar en nuestra alma, pero no terminamos de bajarnos del árbol, de humillarnos y pedir perdón para ofrecer una estancia limpia.
Tal vez dejemos entrar al Señor en nuestra casa y en nuestra alma, pero no hay cambio, no hay conversión, seguimos apegados a nuestros tesoros y defectos. Y nos pasa como a tantos que se rozaron con Jesús, pero sin fe, sin ganas de compromiso y de seriedad.
El mayor pecado nuestro es el haber perdido el interés por Jesús. Nos hemos acostumbrado demasiado y ya no nos llama la atención. Sus imágenes no nos dicen nada, y su presencia en el Sagrario menos. Debemos sentirnos sinceramente pecadores y necesitados de perdón. Y como consecuencia debe surgir en nuestro corazón un propósito de enmienda auténtico. Entonces también entrará en nosotros la salvación.
Juan García Inza
sábado, 16 de octubre de 2010
EN DEFENSA DE LA VIDA
Un grupo de hermanos del Apostolado de la Divina Misericordia están llevando a cabo una gran obra en defensa de la vida. Os invito a entrar en su página. Merece la pena:
http://www.apostolesdelavida.es/
http://www.apostolesdelavida.es/
DOMINGO 29 DEL T.O. CICLO C
Orar siempre
La palabra de Dios de este domingo nos habla de oración. Se ha dicho que la oración es el poder del hombre y la debilidad de Dios. Jesucristo nos enseña con el ejemplo y la palabra a orar. El todos los dias se ponía en contacto con el Padre Dios mediante la oración: por la mañana temprano, por la noche, a cualquier hora. Dios no tiene reloj, y nos espera en cualquier momento.
La calidad de un cristiano se mide por el tiempo que le dicha a la oración. Sin oración no es posible vivir y desarrollar la fe.
Orar es hablar con Dios, y para ello es necesario que creer de verdad en Él, y estar convencidos de que nos ama y nos espera. “El Maestro está ahí y te espera”, le dicen a María la hermana de Lázaro. "Sin fe es imposible agradar a Dios ..." (Hebreos 11:6)
Nuestra Fe es probada cuando hablamos con Dios, porque, estamos dirigiéndonos a alguien a quien nuestros ojos físicos no ven. Es una locura para el que no cree, pero para el que tiene fe es una necesidad y un gozo.
A Dios no lo vemos, pero sentimos su presencia. El si que nos ve y nos espera cada día. No acudir a la oración es negar al Señor el gusto que tiene en pasar un rato con nosotros, y a nosotros privarnos de una necesidad espiritual.
Nuestra oración ha de ser SINCERA. No vamos a ella a decir palabras o repetir tópicos. Sentirnos de verdad necesitados de Dios. Y sentir la necesidad de acompañar al Señor.
Ha de ser HUMILDE. Recordemos la oración tan distinta del Fariseo y del Publicano de la Parábola.
Sentirnos PECADORES, necesitados de perdón. Vamos a la oración buscando la Divina Misericordia.
Convencidos de la GRANDEZA DE DIOS. Y ante El vernos como niños que necesitan su ayuda para todo.
Ser PERSEVERANTES en el diálogo con Dios. No es cuestión de orar cuando me viene bien o siento la necesidad. El Señor dijo: Orar siempre y no cansaros.
Siempre en el NOMBRE DE CRISTO, como hacemos en las oraciones de la Misa. El dijo: Lo que pidáis en mi nombre os lo concederá Mi Padre que está en el Cielo.
Y ACEPTANDO LA VOLUNTAD DE DIOS, como decimos en el Padrenuestro: Hágase Tu Voluntad en la tierra como en el cielo.
Y estar siempre ATENTOS, evitando la palabrería y la rutina. Para ello hay que pedir la ayuda del Señor.
A Dios le alegra la oración del cristiano, del hombre sencillo y fervoroso. Le agrada cuando le confiamos todos nuestros asuntos y creemos de todo corazón que Él puede suplir todas nuestras necesidades espirituales, físicas y materiales.
Vamos a la oración cuando sentimos nuestra debilidad y dependencia Dios. El orgulloso no ora, porque piensa que no puede esperar nada de nadie, y menos de Dios. Las almas sencillas han sido siempre las mejores orantes: Ejemplo de San Francisco de Asís, Santa Teresita del Niño Jesús, Santa Faustina… y tantos otros. Los resultados de ese encuentro: una paz que sobrepasa todo entendimiento y una gratitud inmensa hacia nuestro Padre celestial por su gran e inefable amor.
Hemos leído en la primera Lectura que Moisés oraba mientras el pueblo luchaba para defender sus derechos. Mientras Moisés tenía los brazos extendidos orando el pueblo ganaba. Si dejaba de orar por cansancio, era el enemigo el que llevaba la ventaja. Por eso le sostenían los brazos para orara sin cesar.
Hoy la Iglesia necesita especialmente almas de oración. Nos dice el Papa que deben fomentarse en toda la Iglesia los grupos de oración, para que sostengan la actividad misionera con la plegaria, y al mismo tiempo rueguen a Dios por el bien de la humanidad. No olvides que el Señor está en el Sagrario y te espera. Si no hay oración, el resto de la actividad espiritual pierde altura y profundidad.
Cuando venga el Hijo del Hombre, ¿Encontrará fe en la tierra? Di: Señor creemos, pero auméntanos la fe.
Juan García Inza
jueves, 14 de octubre de 2010
LA MISERICORDIA DIVINA EN SANTIAGO DE COMPOSTELA
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Este fin de semana he tenido la oportunidad de asistir con cien peregrinos, al Encuentro Nacional de grupos de la Divina Misericordia de España celebrado en Santiago de Compostela. Nos reunimos en el seminario Menor de Santiago cerca de mil asistentes venidos de todas las Diócesis. Coordinaba el evento el grupo de San Sebastián. Un ambiente realmente entrañable.
Los distintos grupos fueron dando sus testimonios. Hablaron de las maravillas que la Misericordia Divina va haciendo en las almas. Uno de los sacerdotes mayores, autor de un libro sobre la Divina Misericordia, nos expuso el proceso que ha llevado esta realidad divina, tan antigua como el mundo. Dios siempre ha sido misericordioso con el hombre, aunque el hombre no lo haya entendido y correspondido. La mayor muestra del Amor de Dios fue la Encarnación del Hijo. “Tanto amó Dios al mundo que le entregó a su hijo”. Y el Hijo, Jesús, nos habló de ese Amor con parábolas y con hechos: El hijo pródigo, la oveja perdida, la moneda extraviada, el perdón a Zaqueo, a la mujer adúltera, a María Magdalena, a Mateo, etc. Y desde la Cruz dijo: “Padre, perdónales que no saben lo que se hacen”. Y nos dejó a su Madre, y la Iglesia y, sobre todo, su propia presencia en la Eucaristía. ¿Cabe mayor prueba de amor?
Le encomendó a Sor Faustina, una monja polaca hoy santa, que recordara al mundo entero el amor de Dios a los hombres. Ella lo escribe todo en su diario, y de él recogemos estas palabras del Señor: Escribe… habla al mundo de mi misericordia, de mi amor. Me queman las llamas de la misericordia, deseo derramarlas sobre las almas de los hombres. ¡Qué dolor me dan cuando no quieren aceptarlas. Haz lo que esté en tu poder para difundir la devoción a mi misericordia. Yo supliré lo que te falta. Dile a la humanidad doliente que se abrace a mi Corazón misericordioso y Yo la llenaré de paz. Di, hija mía, que soy el Amor y la Misericordia Mismos.
La Divina Misericordia empezó siendo una devoción, continuó siendo un culto, y ahora es ya, gracias al Magisterio de la Iglesia, en especial de Juan Pablo II, una doctrina. Mi templo parroquial es Santuario de la Divina Misericordia. Tratamos de difundir esta gozosa realidad, y nos preparamos ya para participar el próximo año en el 2º Congreso de la Divina Misericordia que se celebrará en Cracovia.
Juan García Inza
juan.garciainza@gmail.com
Este fin de semana he tenido la oportunidad de asistir con cien peregrinos, al Encuentro Nacional de grupos de la Divina Misericordia de España celebrado en Santiago de Compostela. Nos reunimos en el seminario Menor de Santiago cerca de mil asistentes venidos de todas las Diócesis. Coordinaba el evento el grupo de San Sebastián. Un ambiente realmente entrañable.
Los distintos grupos fueron dando sus testimonios. Hablaron de las maravillas que la Misericordia Divina va haciendo en las almas. Uno de los sacerdotes mayores, autor de un libro sobre la Divina Misericordia, nos expuso el proceso que ha llevado esta realidad divina, tan antigua como el mundo. Dios siempre ha sido misericordioso con el hombre, aunque el hombre no lo haya entendido y correspondido. La mayor muestra del Amor de Dios fue la Encarnación del Hijo. “Tanto amó Dios al mundo que le entregó a su hijo”. Y el Hijo, Jesús, nos habló de ese Amor con parábolas y con hechos: El hijo pródigo, la oveja perdida, la moneda extraviada, el perdón a Zaqueo, a la mujer adúltera, a María Magdalena, a Mateo, etc. Y desde la Cruz dijo: “Padre, perdónales que no saben lo que se hacen”. Y nos dejó a su Madre, y la Iglesia y, sobre todo, su propia presencia en la Eucaristía. ¿Cabe mayor prueba de amor?
Le encomendó a Sor Faustina, una monja polaca hoy santa, que recordara al mundo entero el amor de Dios a los hombres. Ella lo escribe todo en su diario, y de él recogemos estas palabras del Señor: Escribe… habla al mundo de mi misericordia, de mi amor. Me queman las llamas de la misericordia, deseo derramarlas sobre las almas de los hombres. ¡Qué dolor me dan cuando no quieren aceptarlas. Haz lo que esté en tu poder para difundir la devoción a mi misericordia. Yo supliré lo que te falta. Dile a la humanidad doliente que se abrace a mi Corazón misericordioso y Yo la llenaré de paz. Di, hija mía, que soy el Amor y la Misericordia Mismos.
La Divina Misericordia empezó siendo una devoción, continuó siendo un culto, y ahora es ya, gracias al Magisterio de la Iglesia, en especial de Juan Pablo II, una doctrina. Mi templo parroquial es Santuario de la Divina Misericordia. Tratamos de difundir esta gozosa realidad, y nos preparamos ya para participar el próximo año en el 2º Congreso de la Divina Misericordia que se celebrará en Cracovia.
Juan García Inza
juan.garciainza@gmail.com
jueves, 7 de octubre de 2010
DOMINGO 28 T.O. Ciclo C
Ser agradecidos
Una de las palabras que primeros debemos aprender es GRACIAS. Y para que la palabra no se quede en un mero cumplido, en una muestra de buena educación, debemos ser realmente agradecidos. Se es agradecido cuando uno reconoce el bien que recibe. Solemos quejarnos con frecuencia de casi todo. Pensamos que los demás son los que hacen el mal, o tienen ganas de fastidiarme. Y pocas veces decimos sinceramente gracias.
Cuando uno dice gracias la otra persona se siente mejor. Piensa que ha hecho algo bueno y bonito, que ha ayudado a otro, que ha merecido la pena el esfuerzo, porque se le ha reconocido. Prestar un servicio sin que nadie lo valore cuesta, y muchos por esta razón se sienten inútiles. Todas los días nos tropezamos con gente que trabaja para que vivamos mejor: el barrendero, el jardinero, la señora de la limpieza, el policía, la ama de casa, el padre de familia… ¿Cuántas veces hemos dicho a esas personas: gracias por lo que haces por mí? Es verdad que cobran un dinero por trabajar, pero no solo de pan vive el hombre. Nos sentimos mejor pagados cuando alguien reconoce el esfuerzo que hacemos por servir. La costumbre de la propina era, o es, un modo de agradecer un trabajo hecho a tu servicio.
Y cuando se trata de Dios el olvido es más grave. Nos falta tiempo para quejarnos contra El cuando ocurre algo que no nos agrada. Ese es el origen de la blasfemia, o del abandono de la práctica religiosa. Pero no se nos ocurre darle gracias por la vida, el pan de cada día, el trabajo, el mérito que alcanzo con el esfuerzo, la familia, los hijos, los amigos, la luz, el bienestar…
Nos puede pasar como a los leprosos: mucho pedir la salud, y cuando la han conseguido, se marchan sin decir gracias. Solo uno, que era samaritano y por tanto marginado por los judíos, vuelve a darle las gracias a Jesús. Y el Señor pregunta: ¿Dónde están los otros nueve?¿Sólo has venido tú? Levántate y vete; tu fe te ha salvado. Le salvó la fe que le impulsó a reconocer lo que el Señor había hecho por él, y le dio las gracias.
La lepra era una enfermedad terrible. Producía la muerte social inmediata, y la muerte física a corto plazo. Es muy desagradable. No se podía tratar con los leprosos, que estaban condenados a vivir fuera de la sociedad, en los cementerios o lugares solitarios. Nadie se acercaba a ellos. Jesús si se acerca. Y les dice que vayan a los sacerdotes del templo para que certifiquen su sanación y se les permita volver a vivir como ciudadanos.
La lepra es signo del pecado. El pecado grave rompe nuestra relación con Dios, y la comunión con los hermanos. Es un mal que afecta a la persona y también a la comunidad, cuerpo místico de Cristo. El señor ha venido a buscar a los pecadores para sanarlos, pero nosotros debemos desear sinceramente la salud. Hay que acercarse a Jesús que pasa para pedirle: Jesús, Maestro, ten compasión de nosotros. Y El dirá: Id a los sacerdotes. Id a los que El ha puesto como mediadores, que tienen la facultad de perdonar oficialmente y reintegrarnos plenamente a la comunidad.
No podemos decir: Yo me confieso con Dios, porque Dios te dice: Id a los sacerdotes. Confesad vuestros pecados. Pedid perdón también a la Iglesia. Para eso ha dejado el Señor a la Iglesia, para que sea mediadora entre El y nosotros. La Iglesia administra la Gracia de Dios. Y una vez perdonados hay que volver a darle gracias a Dios.
Es realmente la fe la que nos salva, porque ella la que nos hace descubrir a Cristo presente en su Iglesia. Si no utilizamos los medios que El pone a nuestro alcance, no podemos echarle la culpa de nuestro mal. Todo lo malo que hay en el mundo es debido al pecado del hombre. Pecado no perdonado porque no ha habido arrepentimiento, ni propósito de enmienda.
Cuando decimos que la fe es la que salva al mundo, que la fe mueve montañas, es porque sabemos que con fe buscamos a Dios para que El nos de la gracia necesaria para hacer el bien. Debemos repetir de nuevo con el Salmo responsorial: Cantad al señor un cántico nuevo, porque ha hecho maravillas. Y con San Pablo: Si perseveramos, reinaremos con él, viviremos con él.
Juan García Inza
miércoles, 6 de octubre de 2010
LA VIRGEN DEL ROSARIO
celebramos el día 7 la fiesta de la Virgen del Rosario. Desde siglos viene celebrándose con fervor esta fiesta. Es una buena oportunidad para rezar con devoción el santo Rosario. Si puede ser en familia, en pequeños grupos o en la Iglesia mejor. Sería muy conveniente hacer una visita a un santuario Mariano.
ENCUENTRO NACIONAL DE LA DIVINA MISERICORDIA EN SANTIAGO DE COMPOSTELA
El próximo Domingo, día 10 de Octubre, celebraremos en el Encuentro Nacional de la Divina Misericordia organizado por el grupo de San Sebastián. Tendremos un tiempo de convivencia por la mañana en el Seminario Menor de Santiago, una comida compartida, una procesión de todos los grupos hasta la Catedral de Santiago, y allí rezaremos la Coronilla y celebraremos la Eucaristía presidida por el Sr. Arzobispo de Santiago.
De Murcia vamos dos autobuses, aprovechando la ocasión para ganar el Jubileo del Año Santo Compostelano. Esperamos recibir muchas gracias de Dios por medio de Santiago. Ya contaremos los pormenores de la celebración.
lunes, 4 de octubre de 2010
FIESTA DE SANTA FAUSTINA: 5 de Octubre
Santa María Faustina
Santa María Faustina Kowalska (1905 - 1938) nació en la aldea de Glogowiec (Polonia), siendo la tercera de diez hermanos. A los 16 años salió de la casa familiar para trabajar de empleada doméstica. A los 20 años entró en la Congregación de las Hermanas de la Madre de Dios de la Misericordia donde vivió cumpliendo los deberes de cocinera, jardinera y portera hasta su fallecimiento el 5 de octubre de 1938.
Sobre la forma que cumplió sus deberes basten estas palabras del Señor Jesús a Santa Faustina, por sus atenciones a los pobres que venían a la puerta del convento: "Hija Mía, han llegado a mis oídos las bendiciones de los pobres que alejándose de la puerta Me bendicen y Me ha agradado esta misericordia tuya dentro de los límites de la obediencia y por eso he bajado del trono para gustar el fruto de tu misericordia" (Diario,1312). Es que también Jesús había ido a la puerta del convento bajo la apariencia de un joven pobre, en un día lluvioso y frío. Santa Faustina, sin reconocerlo, le dio un poco de sopa caliente y pan.
Jesús, en Ti confío
"Prometo que el alma que venere esta imagen no perecerá" (Diario,48)
"A través de esta imagen concederé muchas gracias a las almas" (Diario,742)
"Los dos rayos significan la Sangre y el Agua. El rayo pálido simboliza el Agua que justifica a las almas. El rayo rojo simboliza la Sangre que es la vida de las almas... Ambos rayos brotaron de las entrañas más profundas de Mi misericordia cuando Mi Corazón agonizante fue abierto en la cruz por la lanza. Estos rayos protegen a las almas de la indignación de Mi Padre. Bienaventurado quien viva a la sombra de ellos, porque no le alcanzará la justa mano de Dios" (Diario,299)
"De todas Mis llagas, como de arroyos, fluye la misericordia para las almas, pero la herida de Mi Corazón es la Fuente de la Misericordia sin límites, de esta fuente brotan todas las gracias para las almas" (Diario,1190)
Virgen María, Madre de Misericordia, Santuario de Ostra Brama (Vilna)
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"Deseo que los sacerdotes proclamen esta gran misericordia que tengo a las almas pecadoras. Que el pecador no tenga miedo de acercarse a Mí" (Diario,50)
"Diles a Mis sacerdotes que los pecadores más empedernidos se ablandarán bajo sus palabras cuando ellos hablen de Mi misericordia insondable, de la compasión que tengo por ellos en Mi Corazón" (Diario,1521)
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Coronilla a la Divina Misericordia
El Señor Jesús dictó esta oración a Santa Faustina: "Padre Eterno, Te ofrezco el Cuerpo y la Sangre, el Alma y la Divinidad de Tu Amadísimo Hijo, nuestro Señor Jesucristo, por nuestros pecados y los del mundo entero. Por su dolorosa Pasión, ten misericordia de nosotros" (Diario,475)
"Esta oración es para aplacar Mi ira, la rezarás durante nueve días con un rosario común, de modo siguiente: primero rezarás una vez el Padre nuestro y el Ave María y el Credo, después, en las cuentas correspondientes al Padre nuestro, dirás las siguientes palabras: Padre Eterno, Te ofrezco el Cuerpo y la Sangre, el Alma y la Divinidad de Tu Amadísimo Hijo, nuestro Señor Jesucristo, como propiciación de nuestros pecados y los del mundo entero; en las cuentas del Ave María, dirás las siguientes palabras: Por su dolorosa Pasión, ten misericordia de nosotros y del mundo entero. Para terminar, dirás tres veces estas palabras: Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, ten piedad de nosotros y del mundo entero" (Diario,476)
"Reza incesantemente esta coronilla que te he enseñado. Quienquiera que la rece recibirá gran misericordia a la hora de la muerte" (Diario,687)
"A las almas que recen esta coronilla, Mi misericordia las envolverá en vida y especialmente a la hora de la muerte" (Diario,754)
"Oh, qué gracias más grandes concederé a las almas que recen esta coronilla; las entrañas de Mi misericordia se enternecen por quienes rezan esta coronilla" (Diario,848)
"Escribe: cuando recen esta coronilla junto a los moribundos, Me pondré entre el Padre y el alma agonizante no como el Juez justo sino como el Salvador misericordioso" (Diario,1541)
Santa María Faustina
Santa María Faustina Kowalska (1905 - 1938) nació en la aldea de Glogowiec (Polonia), siendo la tercera de diez hermanos. A los 16 años salió de la casa familiar para trabajar de empleada doméstica. A los 20 años entró en la Congregación de las Hermanas de la Madre de Dios de la Misericordia donde vivió cumpliendo los deberes de cocinera, jardinera y portera hasta su fallecimiento el 5 de octubre de 1938.
Sobre la forma que cumplió sus deberes basten estas palabras del Señor Jesús a Santa Faustina, por sus atenciones a los pobres que venían a la puerta del convento: "Hija Mía, han llegado a mis oídos las bendiciones de los pobres que alejándose de la puerta Me bendicen y Me ha agradado esta misericordia tuya dentro de los límites de la obediencia y por eso he bajado del trono para gustar el fruto de tu misericordia" (Diario,1312). Es que también Jesús había ido a la puerta del convento bajo la apariencia de un joven pobre, en un día lluvioso y frío. Santa Faustina, sin reconocerlo, le dio un poco de sopa caliente y pan.
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Segundo Domingo de Pascua o de la Divina Misericordia
Decreto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos
El Señor piadoso y clemente (Sal 111,4), por el gran amor con que nos amó (Ef 2,4) nos dio con inefable bondad a su Hijo unigénito como redentor, para que mediante su muerte y resurrección quedara abierto a la Humanidad el camino a la vida eterna y, acogiendo su misericordia en medio de su templo, sus hijos de adopción elevaran su alabanza hasta los confines de la tierra.
En nuestros tiempos, muchos son los fieles cristianos de todo el mundo que desean exaltar esa misericordia divina en el culto sagrado y de manera especial en la celebración del misterio pascual, en el que resplandece de manera sublime la bondad de Dios para con todos los hombres.
Acogiendo pues tales deseos, el Sumo Pontífice Juan Pablo II se ha dignado disponer que en el Misal Romano, tras el título del Segundo Domingo de Pascua, se añada la denominación "o de la Divina Misericordia", prescribiendo igualmente que por lo que respecta a la celebración litúrgica de dicho Domingo se empleen siempre los textos que para dicho día disponen el Misal Romano y la Liturgia de las horas del Rito Romano.
La Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos hace pública esta decisión del Sumo Pontífice para que surta efecto.
Queda abrogada cualquier disposición contraria a la presente.
En la Sede de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, a 5 de mayo de 2000.
Card. Jorge A. Medina Estévez
Prefecto
Francesco Pío Tamburrino
Arzobispo secretario
sábado, 2 de octubre de 2010
OCTUBRE:MES DEL ROSARIO
Octubre: Mes del Rosario
La Iglesia ha dedicado un mes, el de Octubre, para honrar a María con el rezo del Santo Rosario
Autor: Tere Fernández | Fuente: Catholic.net
Origen e historia de esta devoción:
En la antigüedad, los romanos y los griegos solían coronar con rosas a las estatuas que representaban a sus dioses, como símbolo del ofrecimiento de sus corazones. La palabra “rosario” significa "corona de rosas".
Siguiendo esta tradición, las mujeres cristianas que eran llevadas al martirio por los romanos, marchaban por el Coliseo vestidas con sus ropas más vistosas y con sus cabezas adornadas de coronas de rosas, como símbolo de alegría y de la entrega de sus corazones al ir al encuentro de Dios. Por la noche, los cristianos recogían sus coronas y por cada rosa, recitaban una oración o un salmo por el eterno descanso del alma de las mártires.
La Iglesia recomendó entonces rezar el rosario, el cual consistía en recitar los 150 salmos de David, pues era considerada una oración sumamente agradable a Dios y fuente de innumerables gracias para aquellos que la rezaran. Sin embargo, esta recomendación sólo la seguían las personas cultas y letradas pero no la mayoría de los cristianos. Por esto, la Iglesia sugirió que aquellos que no supieran leer, suplantaran los 150 salmos por 150 Avemarías, divididas en quince decenas. A este “rosario corto” se le llamó “el salterio de la Virgen”.
Cuenta la Historia que un día, a finales del siglo XII, Santo Domingo de Guzmán quien sufría mucho al ver que la gravedad de los pecados de la gente estaba impidiendo la conversión de los albigenses, decidió ir al bosque a rezar. Estuvo en oración tres días y tres noches haciendo penitencia y flagelándose hasta perder el sentido. En este momento, se le apareció la Virgen con tres ángeles y le dijo que la mejor arma para convertir a las almas duras no era la flagelación, sino el rezo de su salterio.
Santo Domingo se dirigió en ese mismo momento a la catedral de Toulouse, sonaron las campanas y la gente se reunió para escucharlo. Cuando iba a empezar a hablar, se soltó una tormenta con rayos y viento muy fuerte que hizo que la gente se asustara. Todos los presentes pudieron ver que la imagen de la Virgen que estaba en la catedral alzaba tres veces los brazos hacia el Cielo. Santo Domingo empezó a rezar el salterio de la Virgen y la tormenta se terminó.
En otra ocasión, Santo Domingo tenía que dar un sermón en la Iglesia de Notre Dame en París con motivo de la fiesta de San Juan y, antes de hacerlo, rezó el Rosario. La Virgen se le apareció y le dijo que su sermón estaba bien, pero que mejor lo cambiara y le entregó un libro con imágenes, en el cual le explicaba lo mucho que gustaba a Dios el rosario de Avemarías porque le recordaba ciento cincuenta veces el momento en que la humanidad, representada por María, había aceptado a su Hijo como Salvador.
Santo Domingo cambió su homilía y habló de la devoción del Rosario y la gente comenzó a rezarlo con devoción, a vivir cristianamente y a dejar atrás sus malos hábitos.
Santo Domingo murió en 1221, después de una vida en la que se dedicó a predicar y hacer popular la devoción del Rosario entre las gentes de todas las clases sociales para el sufragio de las almas del Purgatorio, para el triunfo sobre el mal y prosperidad de la Santa Madre de la Iglesia.
El rezo del Rosario mantuvo su fervor por cien años después de la muerte de Santo Domingo y empezó a ser olvidado.
En 1349, hubo en Europa una terrible epidemia de peste a la que se le llamó ¨la muerte negra” en la que murieron muchísimas personas.
Fue entonces cuando el fraile Alan de la Roche, superior de los dominicos en la misma provincia de Francia donde había comenzado la devoción al Rosario, tuvo una aparición, en la cual Jesús, la Virgen y Santo Domingo le pidieron que reviviera la antigua costumbre del rezo del Santo Rosario. El Padre Alan comenzó esta labor de propagación junto con todos los frailes dominicos en 1460. Ellos le dieron la forma que tiene actualmente, con la aprobación eclesiástica. A partir de entonces, esta devoción se extendió en toda la Iglesia.
¿Cuándo se instituyó formalmente esta fiesta?
El 7 de octubre de 1571 se llevó a cabo la batalla naval de Lepanto en la cual los cristianos vencieron a los turcos. Los cristianos sabían que si perdían esta batalla su religión podía peligrar y por esta razón confiaron en la ayuda de Dios, a través de la intercesión de la Santísima Virgen. El Papa San Pío V pidió a los cristianos rezar el rosario por la flota. En Roma estaba el Papa despachando asuntos cuando de pronto se levantó y anunció que sabía que la flota cristiana había sido victoriosa. Ordenó el toque de campanas y una procesión. Días más tarde llegaron los mensajeros con la noticia oficial del triunfo cristiano. Posteriormente, instituyó la fiesta de Nuestra Señora de las Victorias el 7 de octubre.
Un año más tarde, Gregorio XIII cambió el nombre de la fiesta por el de Nuestra Señora del Rosario y determinó que se celebrase el primer domingo de Octubre (día en que se había ganado la batalla). Actualmente se celebra la fiesta del Rosario el 7 de Octubre y algunos dominicos siguen celebrándola el primer domingo del mes.
La fuerza del Rosario
A lo largo de la historia se ha visto como el rezo del Santo Rosario pone al demonio fuera de la ruta del hombre y de la Iglesia. Llena de bendiciones a quienes lo rezan con devoción. Nuestra Madre del Cielo ha seguido promoviéndolo, principalmente en sus apariciones a los pastorcillos de Fátima.
El Rosario es una verdadera fuente de gracias. María es medianera de las gracias de Dios. Dios ha querido que muchas gracias nos lleguen por su conducto, ya que fue por ella que nos llegó la salvación.
Todo cristiano puede rezar el Rosario. Es una oración muy completa, ya que requiere del empleo simultáneo de tres potencias de la persona: física, vocal y espiritual. Las cuentas favorecen la concentración de la mente.
Rezar el Rosario es como llevar diez flores a María en cada misterio. Es una manera de repetirle muchas veces lo mucho que la queremos. El amor y la piedad no se cansan nunca de repetir con frecuencia las mismas palabras, porque siempre contienen algo nuevo. Si lo rezamos todos los días, la Virgen nos llenará de gracias y nos ayudará a llegar al Cielo. María intercede por nosotros sus hijos y no nos deja de premiar con su ayuda. Al rezarlo, recordamos con la mente y el corazón los misterios de la vida de Jesús y los misterios de la conducta admirable de María: los gozosos, los dolorosos, los luminosos y los gloriosos. Nos metemos en las escenas evangélicas: Belén, Nazaret, Jerusalén, el huerto de los Olivos, el Calvario, María al pie de la cruz, Cristo resucitado, el Cielo, todo esto pasa por nuestra mente mientras nuestros labios oran.
Las Letanías
El Rosario no es una oración litúrgica, sino sólo un ejercicio piadoso. Las Letanías forman una parte oficial de la liturgia en cuanto que las invocaciones reciben permiso de la Santa Sede. Se cree que su origen fue, probablemente, antes del siglo XII.
La forma actual en la que las rezamos se adoptó en el santuario mariano de Loreto, en Italia y por eso se llama Letanía lauretana. En 1587, el Papa Sixto V la aprobó para que la rezaran todos los cristianos. Todos los cristianos hemos recurrido a la Virgen en momentos de alegría llamándola “Causa de nuestra alegría”, en momentos de dolor diciéndole “Consoladora de los afligidos”, etc.
Podemos rezar las Letanías con devoción, con amor filial, con gozo de tener una Madre con tantos títulos y perfecciones, recibidos de Dios por su Maternidad divina y por su absoluta fidelidad. Al rezarlas, tendremos la dicha de alabar a María, de invocar su protección y de ser ayudados siempre ya que la Virgen no nos deja desamparados.
Cómo rezar el Rosario
Como se trata de una oración, lo primero que hay que hacer es saludar, persignarnos y ponernos en presencia de Dios y de la Santísima Virgen.
Luego, se enuncian los misterios del día que se van a rezar y comenzamos a meditar en el primero de estos cinco misterios. Durante la oración de cada misterio, trataremos de acompañar a Jesús y a María en aquellos momentos importantes de sus vidas. Aprovechamos de pedirles ayuda para imitar las virtudes y cualidades que ellos tuvieron en esos momentos. Al meditarlos frecuentemente, estas guías pasan a formar parte de nuestra conciencia, de nuestra vida. Podemos ofrecer cada misterio del rosario por una intención en particular y se puede leer una parte del Evangelio que nos hable acerca del misterio que estamos rezando.
Cada misterio consta de un Padrenuestro seguido de diez Avemarías y un Gloria. Usamos nuestro rosario pasando una cuenta en cada Avemaría. Así seguimos hasta terminar con los cinco misterios.
Al terminar de rezar los cinco misterios, se reza la Salve y se termina con las Letanías.
Los Misterios
Los veinte misterios que se rezan nos recuerdan la vida de Jesús y, dependiendo del día, se rezan de la siguiente forma:
LUNES Y SÁBADO
MISTERIOS GOZOSOS VIRTUD (sugerida)
1. La Anunciación del ángel a la Virgen. La obediencia.
2. La Visita de la Virgen a su prima Isabel. Amor al prójimo.
3. El Nacimiento del Hijo de Dios. Desprendimiento
4. La Presentación del niño Jesús en el templo. Pureza de intención.
5. El Niño Jesús perdido y hallado en el templo Sabiduría en cosas de Dios.
MARTES Y VIERNES
MISTERIOS DOLOROSOS VIRTUD (sugerida)
1. La Oración de Jesús en el huerto. Verdadero arrepentimiento de los pecados.
2. La flagelación de nuestro Señor Jesucristo. Espíritu de sacrificio
3. La coronación de espinas. Desapego a lo material
4. Jesucristo es cargado con la Cruz. Paciencia por mi cruz.
5. La crucifixión de nuestro Señor Jesucristo. Generosidad
MIERCOLES Y DOMINGOS.
MISTERIOS GLORIOSOS VIRTUD (sugerida)
1. La Resurrección de Jesucristo. Fe, Esperanza y Caridad
2. La Ascensión del Señor a los Cielos. Deseo de ir al Cielo
3. La venida del Espíritu Santo. Deseo de vivir en Gracia
4. La Asunción de la Virgen a los Cielos. Amor a María
5. La Coronación de la Virgen en los Cielos. Perseverancia
JUEVES.
MISTERIOS LUMINOSOS
1. El Bautismo de Jesús en el Jordán 2 Co 5, 21; . Mt 3, 17.
2. Las bodas de Caná; Jn 2, 1-12.
3. El anuncio del Reino de Dios Mc 1, 15; Mc 2. 3-13; Lc 47-48.
4. La Transfiguración; Lc 9, 35.
5. La Institución de la Eucaristía, expresión sacramental del misterio pascual. Jn13, 1.
http://www.youtube.com/watch?v=HS0puGRKuzc&feature=fvsr
Domingo 27 del Tiempo Ordinario. Ciclo C
Auméntanos la fe
La Palabra de Dios de este Domingo nos habla de la virtud de la fe. Los discípulos le pidieron al señor que les aumentara la fe, y el Señor les dijo: Si tuvierais fe como un granito de mostaza, diríais a esa morera: -Arráncate de raíz y plántate en el mar.- Y os obedecería.
Nuestra fe ha de estar en constante revisión. La fe es una virtud teologal que recibimos en el Bautismo. Es como aquella luz que se encendió en Cristo, Luz del mundo, representado en el cirio pascual. Entonces se nos dijo: Recibe la luz de Cristo. A vosotros padres y padrinos se os confía acrecentar esta luz. Que vuestro hijo, iluminado por Cristo, camine siempre como hijo de la luz.
La fe ha debido ir alimentándose a lo largo de los años con la gracia de Dios que hemos recibido, con la doctrina que hemos aprendido, con el testimonio de tantos que han dado la vida por Dios. Pero no siempre hemos puesto los medios para ello. Y si los hemos puesto tal vez no los hemos aprovechado bien por falta de interés y profundidad. Pecamos mucho de superficialidad. Nos quedamos de la fe y de la religión con lo menos importante: EL ROPAJE SOCIAL.
+Muchos cristianos usan la religión sin fe. Son los practicantes no creyentes.
+Otros cristianos creen, pero no practica. Son los llamados ateos prácticos. Viven como si Dios no existiera
+Otros han perdido la fe, y se han dejado la práctica cristiana. Son los alejados.
+Algunos han apostatado expresamente de la fe que recibieron. Han renegado de Dios o de la religión.
+Hay otros cristianos que tienen fe, practican la fe, pero sin repercusión ninguna en la vida. Son los tibios. Los de fe tradicional y sin compromiso. Fácilmente caen en la superstición, en la práctica por temor. Han vaciado la relación con Dios de lo fundamental: el amor.
La fe es la respuesta a Dios que se revela. La fe es la adhesión personal y libre a un Dios que se pone a mi disposición porque me ama.
La fe es una gracia. Para que sea algo vivo, necesita fructificar en obras y estar unida a la esperanza y a la caridad.
Pero al mismo tiempo es un acto humano, no contrario a la libertad y a la inteligencia del hombre.. La fe es un acto voluntario y libre. La inteligencia y la voluntad cooperan con la gracia a la fe. El motivo de la fe no radica en la inteligibilidad humana de las verdades que aceptamos, sino en la autoridad de Dios que se revela, que no puede engañarse ni engañarnos.
Hay motivos suficientes para creer: los milagros de Cristo y de los santos, las profecías, la propagación y la santidad de la Iglesia, su fecundidad y estabilidad, el testimonio de los mártires, como los que van a beatificar este mismo mes.
La certeza de la fe está por encima de la comprensión más o menos clara de las verdades reveladas, ya que esta se funda en la Palabra misma de Dios. Hay que creer para tratar de comprender e intentar comprender mejor lo que se cree, con la ayuda de los dones del Espíritu Santo.
No hay oposición entre fe y ciencia verdadera. La fuente de la verdad es la misma: Dios. La ciencia se aparta de la fe cuando prescinde de las normas éticas y morales.
La fe es necesaria para caminar por la vida de acuerdo con la Voluntad de Dios, y aspirar a la salvación eterna. Los que no tienen fe, porque nadie les ha hablado de ella, serán juzgados del bien o mal natural que hayan podido hacer.
Hay que cuidar y alimentar la fe. La fe, como una planta, si no se cuida bien se debilita y puede llegar a perderse. Y la fe no ha de ser solamente cuidad, sino testimoniada con valentía, y difundida. NUESTRA FE NO SE FUNDA EN LAS PERSONAS, QUE SOMOS PECADORES, SINO EN DIOS, QUE NUNCA NOS FALLA.
En el Libro de Habacuc, que hemos leído al principio, dice el Señor: El justo vivirá por su fe. Y San Pablo dice en la Carta a Timoteo: Guarda este precioso depósito con la ayuda del Espíritu Santo que habita en nosotros.
Rezamos de nuevo con el Salmo: Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor. "No endurezcáis vuestro corazón" (Salmo 94)
Juan García Inza
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