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sábado, 29 de enero de 2011

DOMINGO 4º DEL TIEMPO ORDINARIO. Ciclo C



EVANGELIO
En aquel tiempo, al ver Jesús al gentío subió a la montaña, se sentó y se acercaron sus discípulos, y él se puso a hablar enseñándoles:
Dichosos los pobres en el espíritu, porque de ellos es el Reino de los cielos.
Dichosos los sufridos, porque ellos heredarán la tierra.
Dichosos los que lloran, porque ellos serán consolados.
Dichosos los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos quedarán saciados.
Dichosos los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.
Dichosos los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.
Dichosos los que trabajan por la paz, porque ellos se llamarán "los hijos de Dios".
Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los cielos.
Dichosos vosotros cuando os insulten, y os persigan, y os calumnien de cualquier modo por mi causa. Estad alegres y contentos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo.

COMENTARIO
Cuando se conquistó el Oeste Americano, la gente viajaba en diligencia. Lo que, tal vez, no saben muchos es que había tres clases de viajeros. Los viajeros de primera, pasara lo que pasara en esos viajes turbulentos, permanecían sentados todo el tiempo. Los viajeros de segunda, cuando surgía un problema, bajaban de la diligencia mientras se solucionaba el problema y miraban. Los viajeros de tercera tenían que salir, mancharse las manos, arreglar la rueda rota, empujar…poner la diligencia en marcha.
En este viaje hacia la casa de Dios nos decía el Señor hay que cambiar de vida y de corazón, eso sólo lo podemos hacer cada uno. En este viaje hacia una vida más digna, hacia una comunidad más unida, hacia un barrio más seguro, necesitamos la ayuda de todos. Todos tenemos que ser viajeros de tercera. Todos llamados a trabajar juntos.
Jesucristo no fue un viajero de primera en aquella diligencia en la que le tocó viajar. Sólo los que cambian de vida y de corazón pueden entender el mensaje de Jesús.
En el evangelio de hoy, Jesús, el nuevo Moisés, sube a la loma, se sienta y se pone a enseñarles, a enseñarnos. A este sermón se la llama la Carta Magna y el programa de todos los seguidores de Jesús. Es el programa de la felicidad según Jesús.
No sé si estamos programados para ser felices, pero todos queremos serlo y buscamos la felicidad como locos. ¿Se ha preguntado alguna ver qué es la felicidad? La respuesta está en el Evangelio. (P. Felix Jimenez)
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