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domingo, 23 de enero de 2011

¿Por qué soy católico?

or qué soy católico?




Sabemos que no está muy de moda manifestar públicamente nuestra condición de creyentes. En algunos círculos de personas que se tienen por intelectuales progres puede ser motivo de sarcasmo el aportar a la conversación, o a la opinión pública, alguna dato, criterio o noticia que roce el tema religioso. Y sobre todo si se trata de la Iglesia Católica.





Los enemigos de la verdad han sabido jugar la partida de la opinión pública con garantías de éxito. Todo aquello que sirva para adormecer las conciencias, para auto convencerse de que llevo razón haciendo lo que me da la gana es bien recibido, aplaudido y aireado. Y pobre del que no entre por el aro. Te colocan la etiqueta de retrasado mental, medievalista, gótico perdido.

Un botón de muestra bien conocido por los medios es la Universidad de Barcelona. Los que se autoproclaman defensores de la libertad no permiten que los que quieran vayan a Misa en la misma capilla de la Facultad. ¿Eso es democracia? Más bien es odio, totalitarismo, fundamentalismo ateo, como le queramos llamar.

Es demencial que un país de mayoría católica, en algunos ambientes los católicos tengan que vivir su fe poco menos que en las catacumbas. Lo único que falta ya es que en lugar de corridas de toros saquen de nuevo a los leones como en el Coliseo romano.

Pero afortunadamente hay gente valiente, que da la cara, que se juega el puesto, la promoción, y lo que haga falta por defender a Dios y a la Iglesia Católica. No me extraña que estén tramando una contraprogramación a la JMJ, al encuentro del Papa con los jóvenes. En otros lugares pasó algo parecido que fracasó rotundamente, como en Australia que llevaron en la fechas del encuentro de los jóvenes con el Papa un ejército de prostitutas, que se quedaren en el paro.

A veces nos indignamos por cosas que no entendemos, pero esa indignación nos debe llevar a ser auténticos, de acuerdo con lo que Dios me pide.

Esto dice una joven en su Blog hablando de la indignación:

La he tenido en una situación particular de mi vida.


Durante años estuve esperando, confiando, sacrificando, haciendo todo de mi parte, y, sin embargo, nada. Llega un momento en nuestra vida que tenemos que decir "¡Qué pasa Dios, o vas a manifestarte en mi vida o mi fe en Ti es inútil !".
Muchas de nosotras tardamos tiempo en realmente indignarnos. Se empieza quejándose, luego empezamos a decirnos a nosotras mismas "Dios proveerá" o "que todo coopera para el bien de aquellos que le aman ´, y luego se entrar en esta actitud "adormecida, acomodada "cuando ya nada importa nada más... pero, ¿te has dado cuenta que ESTO NO FUNCIONA?
Hay problemas en la vida que está más allá de nuestras condiciones, sólo Dios es capaz de resolverlos, pero para poder ver el poder de Dios, tenemos que usar nuestra fe. Ahora piensa conmigo:
¿Utilizas tu fe en vez de quejarte? NO.
¿Utilizas tu fe en vez de recitar la Biblia una y otra vez, como si recordándote a ti misma todas las promesas de Dios las cosas cambiaran? NO.
¿Utilizas tu fe en vez de estar pensando "ya no me importa más lo que pase? NO.
Lee la Biblia nuevamente, esta vez, echa un vistazo a la vida de todos los hombres y mujeres de fe que en ella se cita. Ya verás que todos tienen algo en común:

ELLOS SE INDIGNARON.
Y a causa de su INDIGNACIÓN, hicieron cosas que nadie más las hicieron.
Fuente: http://mejorquezapatosnuevos.blogspot.com/2010/08/indignada.html

Juan García Inza

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