Actualizado 22 octubre 2011
Plan Maestro para destruir la Iglesia Católica
En el año 1973 se redactó un plan maestro para intentar destruir a la Iglesia Católica sin persecuciones cruentas, sino minando su espíritu y su doctrina desde dentro. Este plan se ha ido desarrollando paulatinamente, y realmente ha hecho sus efectos. No podrá detruir a la Iglesia porque tiene “buenos cimientos”, el Señor la sostiene, pero sí está logrando que la barca de Pedro sufra los embates de una corriente laicista, de un ateísmo militante, de un neo paganismo muy virulento. Y cuando uno lee despacio este programa diabólico, propiciado por la Masonería, se explica muchas cosas. Daremos a conocer en varios capítulos la urdimbre de este engendro.
Dice el Dr. Jerónimo Domínguez Residente en NE Cork: Alguien dejó olvidado en mi oficina médica un sobre grande, cerrado. Después de dos meses nadie lo reclamó. Lo abrí para averiguar la identidad de su dueño. ¡Lo que encontré fue una gran sorpresa! El Masterplan para destruir la Iglesia. Nadie firmaba, no se daba ninguna dirección, nada más que un plan riguroso para destruir la Iglesia de Cristo. Se dice que hay más de 1300 comunistas que se han hecho sacerdotes católicos para destruir la Iglesia de Cristo por dentro, para horadarla desde sus entrañas. Yo no sé si es cierto, pero lo que sí es cierto es que el “Masterplan” es una obra maestra de increíble audacia que, si llega a funcionar, puede resquebrajar desde sus cimientos a la Iglesia Católica.
Según este Plan la Iglesia debería haber estado “arruinada” para el año 1980. Han paso 30 años y la Iglesia sigue en pié, aunque es verdad que luchando contra viento y marea. Este Dr. se ha animado a publicarlo porque está “seguro que ayudará a abrir los ojos a muchos sacerdotes y buenos cristianos antes de que sea demasiado tarde. ¡Alerta amigo! Alguien trabajará muy contra la Iglesia. ¡Abre tus ojos! No duermas que el diablo está despierto. El “Masterplan” parece algo perfecto”.
Hay un Plan elaborado, lo segundo es cómo llevarlo a cabo paso a paso y lo tercero quién lo va a realizar. Lo iremos exponiendo.
1. Sustituir la Iglesia Católica por la llamada Iglesia Universal.
El Masterplan señala como principio que : de todas las Iglesias que se llaman cristianas, el bloque más firme, el que mantiene a todas, es la Santa Iglesia Católica, una vez que ésta se tambalee, toda la cristiandad caerá por su propio peso. Hay que quitarle el nombre de Santa, porque esto está llamando constantemente la atención sobre Dios, es algo sagrado, y esto sobra. Y para quitarlo es fácil, basta insistir en que una Iglesia Santa ofende a los hermanos protestantes, y por lo tanto, los católicos no deben insistir en eso.
Y así de fácil, cumpliendo este Plan nadie dirá: Una, Santa, etc. Otra palabra que sobra es “Católica,” porque está muy arraigada con la adoración a Dios, a Cristo, y a la veneración de la Virgen, y eso hay que derrumbarlo. Para hacerlo bastaría sustituir “Católico” por “Universal,” al fin y al cabo es lo mismo, parece que dice lo mismo, pero se quita el sabor sagrado de adoración a Dios y a Cristo que lleva el nombre católico. En el tiempo previsto quedaría en todo el mundo así la “Iglesia Universal” con todas las iglesias unidas, donde quedarían incluidos también los judíos, los musulmanes, hindús, etc. El primer mandamiento de esta “Iglesia Universal,” y el único, sería: “amar al prójimo como a ti mismo. Se daría culto así a un Dios llamado Bondad.
Pero un Dios que es tan bueno que no castiga; y como no puede castigar, todo el mundo se olvidará de El muy pronto. Porque el Dios que no infunde respeto, que no se le teme, la gente lo olvida. Pero todo esto, repito, es el fin del plan. El plan debe ser cosa sencilla, quitar cosas “poco importantes”, sembrar una “piedad falsa de compasión” para los no católicos, acercarse a los no católicos, abrir las puertas de la iglesia a los que no lo son, quitar las cosas “sin importancia” que los pueda herir.
2. El Amor, el amor al prójimo… sin amor a Dios
Por supuesto es el fin del Masterplan. Pero muchos años antes hay que empezar con cosas pequeñas, más simples. Es un plan que dura varios años, hay que tener paciencia, constancia y, sobre todo, conseguir la colaboración de los Obispos, los Sacerdotes y los buenos católicos. Siempre en el nombre del “amor”, de la “caridad”. Aunque esta palabra “caridad” también sobra, porque habla del prójimo, pero está ligada también con el amor a Dios, a Cristo, y con el amor a la Virgen y a los Santos. Así es que nada de “caridad”, sólo “amor”. Será muy fácil sustituir una palabra por otra, porque dicen lo mismo, y además, amor es más moderna, más inteligible al pueblo y puede unir más a todos.
Quizás ahora, querido amigo, no se percate de la trascendencia incalculable de este plan. Estoy seguro que según vaya conociendo los detalles se dará cuenta de que es sencillamente diabólico, que conduce a destronar a Cristo y a la destrucción de la Iglesia de Cristo, es definitiva, porque el amor al prójimo no puede existir sin la base esencial del amor a Dios, como muy bien reconoce el Masterplan.
El Masterplan dice que también sobra la palabra “piedad”, que hay que sustituirla por la palabra “comprensión”, que dice lo mismo en relación a los hombres, con los hermanos, pero que no conlleva el significado de unión con Dios, con Cristo, con la Virgen, etc. Será fácil: hay que insistir en que eso de “piedad” suena beato, a gente hipócrita, a gente sin carácter; hay que decir que “piedad” suena a vieja que no tiene nada que hacer y que va a pasar el tiempo en la Iglesia.
La esencia del Masterplan es increíblemente sencilla. Consiste en implantar el amor y adoración al hombre y quitar el amor y adoración a Dios. El Masterplan razona así: una vez que haya desaparecido el amor a Dios, los hombres no se pueden amar, sino se odiarán. Así es que la meta consiste en modificar el primer mandamiento de la Ley de Dios que dice “amar a Dios sobre todas las cosas, con todo tu corazón y con toda el alma y con toda tu mente”. El plan es muy atrayente porque se hace todo en nombre de una gran causa: “del amor al prójimo”. Y con este lema, nada menos que en nombre del “amor” se consigue fácilmente la colaboración sincera de buenos católicos, de Sacerdotes y de Obispos, para tratar de terminar con el amor a Dios, con el amor a la fuente de todo amor. En nombre del amor se trata de conseguir el odio a la esencia del amor a Dios.
3. ¡Fuera Sotanas y Hábitos!
Lo primero del Masterplan es quitar de la gente las cosas externas “sin importancia”. Los primeros años se dedicarán a que las gentes no usen las medallas, ni los escapularios… que los ¡sacerdotes y monjas dejen de usar hábitos! , etc. Todas estas cosas externas “sin importancia”, dice el Masterplan, pero son testimonio de vidas que constantemente mantienen en el ambiente de Dios, de Cristo y de la Virgen… y eso es lo primero que hay que quitar. Hace años el Masterplan planeó quitar estos hábitos porque son testigo de vidas que se dan a Dios. Cada hábito de una monja en la calle era un grito de vida entregada al amor de Dios, era el grito silencioso, pero constante, de que Dios y Cristo existen en el siglo XX-XXI, de millares de personas dispuestas a sacrificar su única vida por amor a Cristo. El Masterplan lo planeó bien y se siente orgulloso de haber usado nada menos que al Concilio Vaticano II para llevarlo a cabo. El plan era empezar a decir que los hábitos son cosas anticuadas; en segundo lugar divulgar la idea de que vestidos de seglares los sacerdotes y monjas se pueden introducir e infiltrar en ambientes que con el hábito eran una barrera que separaba a los “hermanos” protestantes de los católicos.
El Masterplan ha tenido sin duda gran éxito. Ya se ven pocas monjas y sacerdotes en las calles, ni en ninguna parte. Esta es la primera parte del plan. La parte final del plan es conseguir que no existan de verdad. El Masterplan espera que la gente se olvide de la figura del sacerdote y de la monja; al no verlos está seguro que la juventud va a ignorar su existencia y al ignorar su existencia a nadie se le va ocurrir ni pensar en la posibilidad de hacerse sacerdote o consagrarse a Dios.
Sobre el Masterplan se habló bastante hace años. Después ha caído en silencio, pero el programa sigue su desarrollo. No olvidemos “La alianza de las civilizaciones”, y toda la trama que desde la misma ONU y la UNESCO se está fomentando contra la Iglesia Católica. Y en muchos países, entre ellos España, está calando. Es verdad que la Iglesia ha sufrido a lo largo de su historia muchísimas envestidas, casi siempre muy graves, y ha salido adelante. Como ocurre ahora. Pero no está mal conocer el plan del enemigo para no dejarnos engañar. La siembre de cizaña no cesa, por eso no hay que dormirse. Como dice el Cardenal Prefecto de la Congregación el Clero, el peor enemigo de la Iglesia no está fuera, sino las almas tibias, incluidas la de los sacerdotes, que hay dentro.
Seguiremos desgranando este Plan.
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